Capítulo 9

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Acabo de llegar y antes de siquiera cerrar mi locker con el candado, ya me están llamando a una urgencia. Un paciente infartándose. Suena simple, claro, pero no es nada fácil correr junto a un hombre cuyo peso rebasa los 96 kilos. El asunto me ocupa durante dos horas, en lo que le entrego los resultados del electrocardiograma y el paciente es dado de alta. Por fin puedo ocuparme de mis propios enfermos.

Subo al tercer piso, pensando en lo que le voy a decir a Sasuke y a mi otro paciente. No sería la primera vez que me entretengo, y eso es algo que inquieta (irrita, más bien) particularmente a las personas. Creen que nuestra unica responsabilidad son ellos. No, señor: en un hospital todos trabajan para todos.

Cuando llego al cuarto, toco dos veces la puerta. Nadie me indica el paso. Sasuke es el único que puede hacerlo, porque el otro paciente duerme todo el día por los medicamentos.

—Soy yo —espero la respuesta del otro lado. Una sensación extraña y desagradable me recorre la espalda. Giro la perilla y miró adentro. Me quedo estática.

La camilla de Sasuke no está, ni tampoco su equipo médico.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

—Por favor, Tsunade-sama—insisto por quinta ocasión.

—¿Para qué?— frunce el ceño, empiezo a molestarla.

Buena pregunta. Me gustaría poder decirle que es sólo para asegurarme de que hice bien mi trabajo y que él está bien, que sigue su proceso de recuperación. Me gustaría poder darle cualquier excusa, pero no puedo. No sé porqué razón estoy tan aferrada enterarme acerca de a dónde lo llevaron. Porque no pudo haberse ido por su cuenta.

—Necesito saberlo... —alcanzo a decir en un murmullo, rogando a todos los dioses que sea lo suficientemente fuerte para eclipsar el sonido de mi corazón golpeteando. Necesito saber dónde está Sasuke.

—¿Y qué harás cuando te lo diga? —ella entrelaza las manos bajo su mentón, mirándome con cautela.

—Yo... Bueno, supongo que si tengo tiempo iré a visitarlo —atino a responder. De repente se me ocurre un argumento —Vamos. Tsunade-sama, Sasuke es una persona bastante inestable. Ya sabe usted que era adicto a las drogas. Probablemente estaba sólo en el mundo; jamás me habló de su familia, ni de amigos. Decía que se ganaba la vida sólo y que nunca había necesitado de nadie. Imagine como se debe estar sintiéndose en este momento... -hago una pausa, para que pueda comprender lo que le digo -. Creo que ver a una cara conocida le hará bien, le hará saber que tiene a alguien con quien contar en caso de que se ofrezca, ¿me doy a entender? —Espero que esto sea suficiente para convencerla, y de paso convencerme a mí misma de que esa es la razón por la que estoy haciendo ésto. Veo por su expresión que está considerando mis palabras.

—Está bien, Sakura. Te diré a dónde lo llevaron: Fundación Taka. —se reclina hacia atrás en la silla de cuero de su oficina y empieza a juguetear con un lápiz.

Fundación Taka. Jamás he oído de ese sitio.

—Muy bien, y... ¿como puedo llegar? —creo que la mujer no entiende, aún, que lo que necesito son domicilios. Coordenadas, si es preciso.

—Eso te toca averígualo a tí —dice con una sonrisa suspicaz.

Deja el lápiz sobre una carpeta, toma su bolso y su abrigo y se levanta del asiento, señal obvia de que quiere irse  a casa y es demasiado educada como para correrme. Me apresuro a imitarla,  a mí también se me ha hecho tarde.

—Gracias por todo, Tsunade-sama.

—Buenas noches, Sakura.

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Son las siete de la mañana y en lugar de estar durmiendo, estoy frente a la pantalla de mi laptop, buscando en la red alguna información sobre el grupo que me dijo Tsunade. Los resultados, como era de esperar, aparecen rápidamente. Selecciono una página al azar.

"Fundación Taka. S.A. de C.V. es una organización liderada por Orochimaru Kyugae que se encarga de recoger a personas en situaciones críticas para llevarlas al interior de sus instalaciones, en donde reciben el apoyo necesario para integrarse de nuevo a la sociedad."

Personas en situaciones críticas.

Bah, a mí me suena más bien a un centro de rehabilitación cualquiera. No obstante, al ver mas fotos, lo relaciono más con un hotel de lujo. En el sitio mencionan que los internos tienen una serie de actividades recreativas que abarcan desde deportes, como voleibol y tenis, hasta clubes de bingo y lotería. Tienen una biblioteca y una sala de música. También hay una zona especializada en atenciones médicas, equipada especialmente para esos casos de pacientes que presentan abstinencia alcohólica o de droga.

Suena bien, me digo. Durante unos minutos pensé que Sasuke podría estar en una especie de cárcel. Uno de esos lugares de tristes paredes grises y personal interno con carácter de ogro. No muy diferente al hospital. Apuesto a que el pobre ha de estar más que harto del encierro y de los protocolos de los hospitales, así que me supone una especie de alivio saber que allí donde está, tiene un sinfín de maneras de divertirse.

Sin embargo, tener esa certeza no es suficiente para calmar esa inquietud que se instaló en mi interior. Sé que lo que planeo hacer es probablemente una tontería y una pérdida de tiempo (que, para variar, no tengo), pero ignoro a la voz que me dice "Vas a arrepentirte" con tono sentenciador, y anoto el domicilio del centro.

Porque voy a ir. Quizás mañana o pasado, o en una semana. Pero es seguro que estaré allí.

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