Es una mañana espléndida. Lo sé por el color ámbar de las cortinas cuando les da de lleno el Sol. Todavía no estoy completamente dispuesta a dejar la comodidad de las sábanas, sin embargo, me levanto porque tengo hambre y parece que Pakkún también, ya que no deja de rascar la puerta.
Me aseo un poco y voy a preparar el desayuno, seguida por mi perro que no cesa de ladrar. Quince minutos después, el olor de la mantequilla derretida sobre hot-cakes inunda el pequeño espacio de la casa. Sí, amanecí con ganas de engordar.
Saco la mermelada y el chocolate líquido, y unto todo de una manera tan esmerada, que me dan ganas hasta de fotografiar el plato terminado. Estoy a punto de darle el primer mordisco, cuando una voz hace que jadee del susto.
-Vaya, Frente, esos panqueques están tentándome a romper la dieta. - es Ino Yamanaka, limando sus perfectas uñas desde el sofá de mi sala. -Lástima que no te los vayas a comer, porque tenemos que irnos ya.- Se levanta y camina hacia mí, cual depredador acechando a su presa. Oh, no.
-¿Pero qué demon...? ¡Oye, al menos déjame desayunar! -le grito cuando, sin previo aviso, me levanta de la mesa de un jalón. Salimos casi corriendo de casa, apenas dándome tiempo para tomar mi bolso y asegurar el cerrojo de la puerta.
El sofisticado BMW rojo de Ino, aparcado en la acera paralela, brilla y reluce como si fuese nuevo. En la parte trasera tiene una pequeña calcomanía con el símbolo de su familia, porque siempre ha estado orgullosa de pertenecer a una de las dinastías más acaudaladas de Konoha y, probablemente, del país: los Yamanaka.
-¿Se puede saber qué te da derecho a destruir la comodidad de mi hogar, un sábado, a las nueve de la mañana?- le pregunto un tanto molesta, una vez que estamos dentro del auto. Ella se detiene en seco, literalmente, y me mira como si estuviera frente al ser más retrasado del mundo.
-No me vas a decir que lo olvidaste...- ¿Olvidar qué? Menos mal que no lo dije en voz alta, porque estoy segura de que Ino me hubiera matado -. Oh, por Dios, Sakura. Agradece tener una amiga como yo. Has estado a punto de mandar todos mis esfuerzos a la mierda. ¿En verdad no recuerdas que hoy tienes una cita con NARUTO UZUMAKI?
No - Me - Jodan.
¡¿Es hoy?!
-Maldición. Sí, lo olvidé ¿contenta? -Ino parece a punto de abalanzarse sobre mí y asesinarme.
-¡Demonios, Sakura! Sabía que tenía que venir. Ya conozco esa frentezota tuya. -Y arranca sin miramientos.
Durante el camino me la paso mirando por la ventana, fantaseando sobre esos gloriosos hot-cakes abandonados en la mesa, ya fríos y emplastados. Ya ni siquiera vale la pena preguntar a dónde me lleva, porque si conozco a Ino, sólo hay un lugar posible: el centro comercial.
Ni cuenta me doy cuando ya estamos dentro, respirando la extraña pero no desagradable mezcla entre el olor a comida frita y perfume.
-¿Podrías acelerar un poco? Vas a llegar tarde a tu cita -Dice apretando el paso.
Contrario a la gran mayoría de las mujeres, Ino no se anda con rodeos a la hora de ir de compras. No se tarda una eternidad para elegir entre un artículo u otro. Parece que en su cabeza está grabado el plano de la plaza comercial, así que ya sabe dónde va a encontrar cada prenda o accesorio que busque. Por eso, no me sorprendo cuando vamos directamente a una tienda de zapatos. Reprimo el impulso de llevar una mano a mi billetera.
Esto va a salir caro.
-Necesitas urgentemente algo más femenino que esas zapatillas viejas, Sakura, entiende. ¿Qué tal esas sandalias de plataforma? esas de allí? ¡Oh! ¡Mira esas botas! ¿No te gustan?- Mi rubia amiga parece ser la chica de la cita, no yo.
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MORFINA
FanfictionLa mayoría de las personas piensa que las drogas son malas, que son un vórtice de autodestrucción que desemboca, en el peor de los casos, en la muerte del que trata con ellas. Sin embargo, Sasuke Uchiha no comparte ese pensamiento. Para él, las drog...