Capítulo 14

945 101 8
                                    


-Por favor, suba. Es peligroso que ande una mujer sola y de noche por estos rumbos. -apremia quien se dice llamar Itachi. Noto en seguida su hablar sofisticado y trato de igualarme. Que no crea que por aparentar ser rico y poderoso voy a caer.

-Agradezco su preocupación, pero no está bien andar subiendo a coches de extraños, confiando solamente en su buena fe. Gracias.

Echo a andar rápido, tratando de alejarme, pero me sigue y me arrebasa. Me detengo y vuelvo mis pasos al lado contrario cuando se estaciona en la esquina. Ahora tengo unos segundos para empezar a correr. Acelero más al reparar en que él también corre hacia mí, y se acerca a una velocidad aterradora.

-¡No me conoce, pero a mi hermano sí! ¡Sasuke Uchiha es mi hermano menor! -grita.

Me detengo en seco.

- Puede estar mintiendo. - quiero reír de mi absurda afirmación, pero ese hombre no me inspira nada de confianza. Por más hermano de Sasuke que diga ser.

-Por favor. Necesito que me acompañe. Prometo no quitarle mucho tiempo, le aseguro que acabaré de hablar todo lo que tengo antes de que lleguemos a donde usted trabaja.

Me he dejado alcanzar, lo cual es un error, porque su mirada, casi suplicante, me hace de veras querer ceder. Y ahí está esa sensación de metida de pata inminente, pero la hago a un lado. Minutos después, me veo en el asiento copiloto, apretando el bolso con todas mis fuerzas.

-Estoy esperando a que hable. -suelto, harta del silencio y de su actitud tan aparentemente relajada. Quizás para él es casual subir a mujeres jóvenes a su auto convenciéndolas con mentiras.

-Perdone. Es que no sé por donde es preciso empezar.

Y eso me hace saber que va para largo.

-Bueno, puede empezar por explicarme cómo fue que supo quién era yo, y en dónde estaba hace unos momentos. -su semblante parece alterado ahora. No sé que es lo que se trae, pero desde luego no puede ser algo bueno. Y lo peor es que tiene que ver con Sasuke.

-Estuve intentando sin éxito ponerme en contacto con mi hermano, y en el proceso observé que usted iba a visitarlo cada semana. -empieza -. Parecían llevarse muy bien, creí que era una vieja amiga de la que nunca nos contó Sasuke. -a medida que habla, voltea en leves ocasiones para verme, como esperando algún comentario -.Entonces decidí seguirla, averiguar un poco sobre usted. Y déjeme agradecerle su existencia, no sabe cómo me facilita las cosas. De verdad.

¿Facilitar? ¿Qué se supone que le facilito a éste tipo?

-No agradezca. Solo dígame de una vez quién es usted y qué es lo que quiere de mí. -comienzo a impacientarme.

-Como ya sabe, mi nombre es Itachi Uchiha, soy el actual dueño de Laboratorios Uchiha. Y se preguntará porqué, si se supone que soy rico, no saco a mi hermano del lugar en donde lo mantienen cautivo. Bien, pues la razón es que, simplemente, él me odia...-

-¿Porqué lo odia? -me apresuro a preguntar antes de que continúe su discurso.

-Antes que nada le advierto que si una palabra sale de este automóvil, tengo pleno conocimiento de los lugares que frecuenta, sus contactos, y sus horarios. Por lo tanto puedo desaparecerla, y hacer que todo parezca una desafortunada coincidencia. ¿De acuerdo?

-¡No, no estoy de acuerdo! Y ya no pienso escuchar nada, ni colaborar en nada de lo que usted planea.

-¡Si tan solo dejase de preguntar cosas y escuchara lo que le quiero decir! -me sobresalto ante el brusco giro que da con el volante. Me callo instantáneamente; no debo alterarlo así si está manejando -. Necesito que saque a Sasuke a como de lugar de esa clínica y me ayude a esconderlo. Hay gente peligrosa, que lo está buscando por todos lados, y si lo encuentran, lo matarán. Y eso no es lo peor de todo, lo que me preocupa es que, para encontrarlo, no les está importando acabar con vidas de gente inocente.

Me mantengo callada, digiriendo lo que acabo se oír. Vidas de gente inocente. Esto es grave.

-¿Pero qué hizo Sasuke para que lo persigan? -me atrevo a cuestionar, con pena, después del regaño anterior. Necesito saberlo todo -. ¿Quienes son esas personas? ¿Para qué lo hacen? Hable, señor Uchiha. Si no, no puedo ayudarlo como usted me pide...

-Por el momento no puedo revelarle mucho, sólo que Sasuke, tal como yo, hemos cometido errores fatales que nos han traído hasta este punto en el que nos encontramos. Gran parte de la culpa la tengo yo, es más, me hago responsable de toda ésta situación. De que mi hermano sea perseguido por una de las bandas criminales más poderosas de todo Japón, actualmente, y de todo lo que desencadenó este hecho.

Confundida. Consternada. Me estoy muriendo de miedo. De pronto reparo en el sabor metálico de la sangre en mi boca: me he mordido los costados de la lengua. Volteo y ya no sé quién es éste sujeto, ni qué estoy haciendo en este auto, ni a dónde voy. Ni siquiera logro recordar quién soy. Entonces todo el discurso de éste hombre se vuelve a repetir dentro de mi cabeza, una y otra vez, todo a la vez. Hasta que vuelvo a tierra. Y me doy cuenta de que lo que decida, ayudar a Itachi o no, es lo mismo que saltar de un helicóptero....

Sólo que no sé si llevo paracaídas.

Una imagen familiar aparece en mi cabeza, cierro los ojos para verla mejor. Como sospeché, es el chico adicto. Pálido, ojeroso, flacucho y apagado. ¿Estará de la misma forma si yo me hago cargo completamente de él?

Contemplo seriamente la idea de ceder a lo que Itachi propone. El confort, la seguridad, esa relativa estabilidad que tanto me había costado lograr se iría directamente a la mierda. Y eso si bien me iba, porque, claro ¿qué me asegura que puedo confiar en Itachi Uchiha?, ¿quién puede corroborarme que no es más que un farsante, violador, asesino, maleante? Exacto. Nadie que conozca. Ni siquiera ese título que dice tener, de dueño de Laboratorios Uchiha, puede servirme de prueba de que es una buena persona, y de que no me está tendiendo una emboscada. Mi razón grita, suplica, que me niegue. Pero siento una infame necesidad de apoyar en algo a Sasuke Uchiha, en lo que sea, en lo que pueda.

Mal, Sakura. Muy mal. Te vas a arrepentir.

Lo sé, sé que estoy a punto de cometer un error, sé que necesito tiempo para pensar. Pero, vaya, soy Sakura Haruno, la persona más impulsiva e irreflexiva que existe.

-¿Que tengo que hacer? -voltea y sonríe de tal forma que parece rejuvenecer diez años. No me había dado cuenta de que ya estábamos justo en la entrada del hospital.

-Por el momento, nada. Has accedido y eso de verdad es más que suficiente. Solo te pediré que concretemos una nueva reunión, para informarte de todos los detalles. Esto fue solo na introducción muy general, debes conocer a fondo todo este embrollo. ¿Que te parece?

-Muy bien. ¿Cuándo nos veríamos?

-¿Tienes tiempo mañana?

-No más que el que tuve hoy, y ya ves que no es mucho...

-¿Y el sábado?

-Si, creo que tengo tiempo. Es mi día libre.

-Perfecto. Como ya sabes, tengo todos tus correos, así que asegúrate de estarlos checando constantemente; por alguno de ellos te mandaré la dirección del lugar.

-De acuerdo. Debo irme -digo abriendo la puerta con rapidez. Él me detiene tomándome del brazo.

-Sé que he hablado mucho durante este rato y probablemente ya te he hastiado, pero quiero decirte que, de verdad, Sakura, no sabes lo agradecido y aliviado que estoy de haberte encontrado.

Me quedo petrificada unos instantes por la sinceridad y la devoción que reflejan sus palabras. Después sólo atino a sonreír. Después me apeo del auto de una vez, ya voy tarde, y necesito aclarar mi cabeza.

MORFINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora