POV Omnisciente
La fiesta transcurrió con normalidad luego de eso. Nicolás se fue a acostar a la cama de Edgar a las tres de la mañana, de hecho, fue el primero en "caer". Realmente había sido un día lleno de sentimientos, dejándolo completamente agotado.
Claro que Jaime siempre andaba vigilando de que nadie vaya a molestar a Nicolás mientras este dormía. De hecho, hasta obligó a sus amigos a bajar un poco la música para que este no se despertara. Y lo que más les sorprendió a sus amigos fue que Jaime no se volvió a drogar desde que Nicolás se fue a acostar. Y eso que tuvo demasiadas oportunidades para hacerlo, pero simplemente rechazó todas.
Una hora y media después de que Nicolás se haya ido a acostar, Jaime pudo notar que un hombre que no conocía iba a abrir la puerta de la habitación donde su moreno dormía. De inmediato se acercó a este y lo detuvo.
-No puedes entrar.-Dijo Jaime con un tono serio, mirándolo fijamente.
-Por qué no?.-Preguntó el desconocido con el ceño fruncido.
-Acaso tengo que tener una razón? Simplemente no puedes entrar.-Dijo el enojón sin responderle nada concreto.
El extraño lo miró unos segundos más para luego irse de ahí, haciendo que Jaime se relajara un poco.
Jaime miró la puerta de la habitación y segundos después entró sin hacer ruido. Cuando hizo esto, cerró la puerta con cuidado para luego mirar a Nicolás dormir pacíficamente.
Se acercó a la cama donde dormía su ex-profesor y se sentó al lado de Nicolás mientras lo observaba.
-Nicolás, yo siempre he estado enamorado de ti.-Murmuró el ex-estudiante Navarro, terminando de decir lo de antes.
Jaime lo observó y acarició ligeramente la mejilla de este. De verdad que lo había extrañado.
-Te amo.-Susurró el drogadicto. Aquellas dos palabras siempre se las había querido decir a Nicolás, no importaba que se hubiera ido, el enojón lo seguía amando de la misma manera.
Estuvo varios minutos observando a Nicolás, intentando ver si este había cambiado físicamente y también mientras lo miraba, pensaba en lo cambiado que estaba este psicológicamente.
Cuando se iba a levantar, escuchó como su moreno le decía algo.
-Quédate.-Había murmurado Nicolás entre sueños, haciendo que el enojón lo observara otra vez.
No sabía si Nicolás había escuchado lo que había dicho o no, pero realmente no le importaba. Si Nicolás le pedía que se quedara, él lo iba a hacer.
Jaime con bastante cuidado se acostó al lado de Nicolás, sin querer que este despertara por alguna estupidez suya. Vio como el moreno se movía y quedaban frente a frente, estaban casi tocándose en realidad. Segundos después Jaime sintió como el moreno lo abrazaba, haciendo que sonriera realmente por primera vez en meses. Luego de eso, le devolvió el abrazo y finalmente se durmió.
Edgar fue a su habitación minutos después y vio aquella escena, haciendo que sonriera y le hiciera señas a Manuel para que vaya. Cuando el shippeador número uno llegó y vio esta escena, casi dio un pequeño grito por la felicidad. Luego este también le hizo señas a Gustavo, haciendo que este también vaya.
Al final todo el grupo de amigos se quedó mirando aquella escena por varios minutos. Hasta varios les tomaron fotos para tenerlo como recuerdo.
-Bien, vamos, tenemos que dejar que descansen.-Dijo Edgar todavía con aquella sonrisa, cerrando la puerta. De inmediato oyó como unos se quejaban ya que querían seguir viendo.-Si se despiertan no podremos verlos así, además ya sacaron fotos, pueden ver eso.
-Donde voy a dormir?.-Preguntó Manuel de repente, cuando solo quedaban ellos dos.
-Después de estar tantos meses juntos sigues preguntando eso?.-Preguntó el ruloso tomando la mano de su novio.-Vas a dormir conmigo amor, claro que tendrá que ser en el sillón ya que me quitaron mi pieza.
-Cualquier parte me parece bien si estoy contigo.-Dijo Manu con las mejillas sonrojadas.
Edgar lo observó unos segundos y tomó la cara de este con delicadeza para luego besarse en un compas lento con él. Gustavo quien estaba por ahí también se puso a shippearlos y les tomó fotos.
-Sé que algún día me haré famoso por estas fotografías.-Dijo Gustavo para si mismo, mientras miraba las fotos con una ligera sonrisa en su cara.
Al día siguiente
Cuando Nicolás despertó, de inmediato sintió a alguien abrazándolo. Bueno, también notó que abrazaba a ese alguien, así que casi de inmediato abrió sus ojos y vio a Jaime durmiendo. La cara de este último estaba bastante cerca de la suya, haciendo que se colocara algo nervioso pero igualmente no se separó.
Observó a Jaime bastante tiempo. Estaba intentando encontrar alguna diferencia o hasta alguna imperfección por la droga o algo así, pero no había cambiado físicamente. Pero era otra historia psicológicamente, lo sabía con solo haber conversado unos minutos con él.
Aún así Nicolás creía que Jaime seguía siendo el mismo por dentro, solo necesitaba sacarlo de ahí.
-Sabes qué da un poco de miedo que me veas dormir?.-Preguntó Jaime todavía con los ojos cerrados y con la voz grave por haber despertado recién.
-Sabes qué da un poco de miedo despertar con alguien al lado?.-Preguntó Nicolás con una ligera sonrisa, todavía observando cada detalle de Jaime.
-Bueno en mi defensa tú me lo pediste entre tus sueños.-Dijo el enojón abriendo sus ojos y mirando directamente a Nicolás.
-Lo dices en serio?.-Preguntó el moreno con las mejillas sonrojadas. Jaime miró estas y siendo sincero consigo mismo, tenía ganas de acariciarlas y besarlas, pero claro que no podía.
-Sí, fue cuando vine a ver si estabas bien...
En ese momento Jaime se calló, ya que se dio cuenta que había hablado demasiado sobre eso. De inmediato, sintiéndose "descubierto", se separó de Nicolás y se levantó de la cama para arreglarse un poco. Cuando iba a salir de la habitación, escuchó a Nicolás hablar.
-Aunque le demuestres a todos que has cambiado, no me puedes engañar a mí, Jaime. Sé que sigues siendo el mismo de antes.-Dijo el pequeño moreno, quien se había sentado en la cama y lo miraba fijamente.
Jaime lo miró por varios segundos para luego salir de la habitación sin decir ni una palabra más.
No hace falta decir que Nicolás tenía razón.
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I Want You
FanfictionNicolás Gaulle es un profesor de Lenguaje en un colegio en que lo acaban de aceptar. Tiene veinticuatro años y no tiene polola. Bueno, pololo tampoco. Nicolás es abiertamente homosexual pero igualmente lo esconde un poco para que sus alumnos no se m...