Capítulo 43

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Su voz era entrecortada y su respiración comenzó a acelerarse.

—Tranquilízate amor, preguntémosle a Andy ven, tranquila —besó su frente.

Entraron a la habitación de Andy y ella estaba profundamente dormida producto de los medicamentos que estaba tomando por lo de sus alergias.

—Andrea levántate —su hermana la estaba moviendo algo brusco para que despertara. 

—Mmm, ¿Qué pasa? —talla sus ojos.

—León no está, ¿Dónde está? ¿sabes?

—Yo lo dejé en su cuarto y estaba dormido, no sé Silvia —Se levantó rápidamente y los tres comenzaron a buscar en toda la casa, imaginándose lo peor.

El timbre sonó.

—Mi corazón —dijo aliviada.

Le quitó a León de sus brazos y lo abrazó fuertemente, Jorge se acercó a ellos y los abrazó también.

—Papá, ¿por qué te lo llevas sin avisar? —dijo Andy.

—Hija, estabas muy dormida y me asome a la recamara de León y estaba despierto así que lo cargué y me lo llevé, sólo fue un momento, sólo fuimos a comprar algo para cenar y por eso no le hablé a tu hermana, aparte soy su abuelo y lo sé cuidar.

—Me asusté mucho, papá a la otra avísame aun así lo saques al parque ¿sí?

—Claro que sí mi vida, perdón por asustarlos.

—No te preocupes papá, pero ven vamos a cenar de lo que trajiste —Ella se alejó con su bebé y su hermana.

—¿Cómo estas hijo?, ¿Qué te paso en el labio? —pregunta preocupado.

—Me...me lo hice con una puerta —él lo miro y entrecerró sus ojos —es que ahí las puertas son transparentes y no sé cuándo están abiertas —titubeo un poco.

—Hijo, mira, si tienes problemas con alguien o pasa algo, sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad?

—Si señor gracias, pero le juro que no pasa nada grave o nada que no se pueda resolver —ambos sonrieron.

Se acomodaron en la mesa y empezaron a cenar los tacos y tortas que su padre había llevado, él les pidió una vez más disculpas por llevarse al pequeño sin su permiso, prometiendo que ya no lo haría de nuevo a menos que les avisara. Al poco tiempo terminaron y su padre se despidió de sus hijas, del bebé y de Jorge, y se fue hasta su casa. Andy subió a su habitación a arreglarse pues saldría con Arturo, mientras Silvia y Jorge se quedaron en la sala.

—¿Cómo se sienten?

—Bien, si me asusté mucho pero ahora me siento perfecta de tener a mi bebé aquí conmigo —lo llena de besos.

—Así es amor que bueno que están bien.

—Ya me vas a decir por qué tienes el labio así —le acaricia su mejilla.

—Sí amor, cuando fui al décimo piso, a la bodega por unos papeles, sentí la presencia de alguien mientras buscaba los documentos y había un tipo ahí que me golpeó, y me dijo unas cuantas cosas que me desconcertaron —carga a León, pues le estiraba sus bracitos.

—¿Qué cosas amor?

—Que si creía que era todo y que me había metido en cosas que no me importaban, no sé pero pienso que ese tipo fue el que me atropello.

—Ay mi amor —tono preocupado.

—Después se acercó a mí y me iba a encajar una navaja, luego entró Gustavo y le rozó la navaja, y huyó del lugar —ella lo miro seria —no tienes de que preocuparte, mañana pediré que instalen cámaras en esa área y que haya más vigilantes y procurar no irnos muy tarde, porque ahora fui yo, a la próxima podría ser cualquiera y no hay que exponernos, mi amor.

No es correcto, pero te amo♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora