Capitulo 16. - ¡No seas estúpido!

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—No estás ayudándome.

—Si lo miras desde otro ángulo, si te estoy ayudando... a hacer el bien.

—Eres el que menos debería molestarse en hacerlo.

—Quiero lo mejor para ti, pero bueno, termina de contarme.

—Ya no hay nada que contar, le juré que la dejaría en paz, ahora sí es definitivo.

Zurita se puso de pie y me lanzó la cáscara de naranja a la cara.

—Entonces, no entiendo qué te sucede, sólo sigue haciendo lo que hacías hasta antes de que ella apareciera.

—El problema—Suspiré. —Es que no hacía nada interesante.

— ¿Y qué planeas hacer ahora, entonces?

—No lo sé, tengo que pensarlo... pero lo que haga, tú serás mi cómplice.

Zurita se sentó en menos de medio segundo y me miró a los ojos.

— ¿Qué hay de Sebastián Villalobos? ¿Qué me dices de él?

—Está gozando vilmente nuestra ruptura. Creo que le falta poco para ganar ésta batalla.

— ¿Batalla?

—Estoy dispuesto a recuperarla. No sé por qué, pero odio con toda mi alma el tan sólo pensar que estén juntos.

—Eso que pides no es algo sencillo, tomará tiempo, no soy un genio mágico o algo parecido—Frunció el ceño. —Haré lo que tenga en mis manos.

Mientras hablaba no dejaba de mirarme fijamente a los ojos, lo cual me intimidaba viniendo de Zurita, así que tuve que hacer algo al respecto.

— ¿Qué?

—Estoy pensando—Me seguía mirando. —He llegado a una conclusión.

—Dímela.

—Si ésta vez vuelves a hacer una estupidez, juro que será la última que te ayudaré y yo mismo me encargaré de partirte la cara.

—Sí, madre.

—Mejor llámame padre, suena más masculino.

Tú versión.

Había pasado alrededor de toda la tarde al lado de Sebas. Me llevó de compras, pero no esa clase de compras que cualquier mujer disfrutaría, no si se trata de recorrer tiendas de deportes y estantes musicales. Estaba exhausta de caminar tanto y no ver nada de mi gusto, pero la cara de Sebas era épica cada vez que me decía "¡Mira eso!" y corría dentro de la tienda.

—Creo que no te estás divirtiendo mucho.

—Acompáñame a la sección de maquillaje y te demostraré lo mucho que me divierto.

—Aguafiestas—Golpeó levemente mi hombro y luego me abrazó. —Creo que no soy muy bueno en esto de las salidas.

—Eso ha sido lo más coherente que has dicho hasta hoy—Sonreí. —Cómprame un helado y estará todo olvidado.

Sebastián me acompañó a una banca que estaba dentro del centro comercial, y luego se puso de cuclillas hacia mí.

—Iré por tu helado, por favor quédate aquí.

— ¿Qué te hace pensar que me iré?

—Tú siempre te vas—Se acomodó de pie nuevamente, acarició mi mejilla y se fue trotando a cualquier lugar donde vendieran helados dentro del centro comercial.

Mario versión.

Caminábamos por las afueras del centro comercial más grande de New York, yo al lado de Juanpa y él con su celular, como si estuviera buscando algo.

—Cada vez es más estúpido todo esto—Gruñí. — ¿Cómo crees que podrías rastrear el teléfono de Sebastián? y espera un momento... ¿Cómo es que lo tienes?

—Esa información es confidencial. Y no es estúpido si te pones a pensar que nos quedan cuatro días aquí. Cuatro días en los que tienes que conquistarla.

—Cuando te hablaba de recuperarla no me refería a éste lapso de...—Me interrumpió.

— ¿Vas a esperar a que esté en el altar con Sebastián para decir: Yo me opongo, o qué?

—Juanpa estás exagerando las...—Interrumpió nuevamente.

—Cállate, yo sé que ésta aplicación de rastreo para iPhone funciona, debe funcionar.

Así que literalmente entramos al centro comercial, había muchísima gente como para pensar que los encontraríamos en algún lado. Nosotros íbamos solos caminando naturalmente, olvidamos por completo que nuestra presencia llamaba demasiado la atención. Conforme caminábamos más adentro de las tiendas, Zurita tomó dos bufandas, un par de lentes, un sombrero para mí y una peluca de cabello chino, al estilo Corbin Bleu, para él.

—Claro, esto es tan natural que no llamaremos la atención—Dije con sarcasmo. —Eres un genio.

—Siempre lo he sido.

Seguimos caminando hasta que Zurita puso una mano frente a mí para que me detuviera, luego me señaló hacia una banca. Era ella, era _____. Estaba sola, sentada con sus piernas cruzadas y mirando hacia su celular. Estuve a nada de correr hacia ella pero Zurita me detuvo de la bufanda, lo cual me ahorcó.

— ¡No seas estúpido! —Susurró a mi oído. —Número uno: la gente normal nunca corre dentro del centro comercial, número dos: estamos rastreando el teléfono de Sebastián, él debe andar cerca de aquí.

Cuando terminó de decir eso, observamos como Villalobos corría hacia ella con dos helados, uno en cada mano.

—Y decías que la gente normal no corre dentro del centro comercial—Me quejé.

—Él no es normal—Contestó Zurita.

—Ojala se tropiece y se llene la cara de helado.

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Hola espero les este gustando y bueno no olviden votar y comentar para que la siga en verdad me motivan muchisimo :D

En cuanto este cap llegue a los 60+ votos subo uno nuevo, sin mas nos leemos luego ;)

Igual si aún no me siguen aquí, corran es gratis 👌🏻

UN DULCE AMOR: "EL PRECIO DE LA FAMA" - MARIO BAUTISTA & TU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora