Epilogo

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  Año 2017
—Hasta que la muerte nos separe—Susurró Mario en mi oído mientras bailábamos en nuestra fiesta de bodas. —Nada podrá separarme de ti, ni la muerte es tan fuerte como el amor que siento por ti.
Sonreí y lo besé levemente.
En la fiesta había muchas caras conocidas. Los hermanos de Mario, su padre, su mamá, mi mamá, Dylan, Sebastián, Daniela, los chicos y sus respectivas parejas, amigos de ambas familias, muchos niños.
Mi mamá y la madre de Mario no dejaban de llorar abrazadas y de decirme que querían muchos nietos, eso era un poco rápido para pensarlo.
—Ya déjenla—Dijo Mario apartándome de ellas. —Van a hacer que se arrepienta de haberse casado conmigo—Bromeó y me acercó a él de nuevo llevándome a la pista.
Entonces alguien enseguida de nosotros tosió aclarándose la garganta.
— ¿Me concedes unos minutos con tu esposa? estarás con ella el resto de tu vida, sólo te pido unos minutos. No seas tan egoísta.
Mario sonrió.
—Claro, cinco minutos, Sebastián—Y luego se alejó de nosotros. Sebas puso sus manos sobre mi cintura y seguimos bailando la balada. Recosté mi cabeza en su hombro.
—Me siento como un padre sentimental—Dijo Sebastián. —No puedo creer que ahora seas la señora Bautista—Rió. — ¿Sabes que todavía puedo romperle la cara si te hace algo, verdad?
Yo reí y asentí.
—Es extraño hablar contigo y que no digas esa frase.
—Ya lo sé. Espero verte después, espero que esto no cambie nada. Recuerda que aunque te vayas a México siempre habrá un lugar para ti en New York y... en mi corazón. Te quiero mucho, pequeña.
—Sebas, no sigas que voy a llorar y arruinaré el maquillaje.
—Está bien. Tranquila—Me dedicó una sonrisa reconfortante.  

Año 2039.

— ¿Mamá? ¿Mamá estás ahí? —Escuché la voz de Emily, una chica curvilínea de melena castaña y ondulada que caía hasta sus caderas, blanca como la leche. Veintiún años.
—Aquí estoy—Alcé la voz para que pudiera encontrarme. Estaba sentada en la biblioteca de nuestra casa leyendo uno de varios libros junto a la ventana. Me gustaba observar cómo llovía por las tardes en Londres, Inglaterra.
—No vas a creer lo que encontré—Dijo sonriente, ella era tan bella, es más bella de lo que yo creo haber sido. Tenía la sonrisa y ojos de su padre y también el carisma. Ella podría iluminar cualquier lugar con su presencia; su voz era suave y muy madura, cualquier cosa que pudiera decir atraía miradas debido a su hermosa y melodiosa voz.
— ¿Qué encontraste?
—Bueno—Bajó la mirada. —Estaba buscando entre las cosas de mi papá y... no vayas a decirle que lo encontré ahí—Frunció el ceño. —Es una hoja medio doblada dentro de unos documentos; creí que eran más papeles de... su trabajo, pero no.
— ¡Ya dame eso, Emily! —Se lo quité de sus manos. Cuando lo vi fue como regresar en el tiempo en una especie de flashes, recordé cada segundo de aquella nota.

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Estaba nerviosa por saber la reacción de Mario ante la noticia, llevábamos sólo unos meses siendo marido y mujer y realmente no sabría decir si esto es lo que Mario esperaba, claro.
Me senté en la cama y escribí una nota, cuando terminé de garabatearla la puerta de la habitación se golpeó. Giré mi mirada nerviosa y ahí estaba Mario, parecía agotado, dejó su celular a un lado y me miró divertido.
— ¿Qué? parece que acabaras de ver a un fantasma—Dijo Mario sonriendo. No contesté. — ¿Qué tienes ahí?
Llevé mis manos hasta mi espalda escondiendo la maldita nota que se suponía que Mario tenía que ver cuando no estuviera yo.
—Nada—Negué con la cabeza.
—Sabes, podrás ser buena en muchas cosas pero las mentiras no son lo tuyo. Deberías dedicarte a otra cosa.
Corrió hacia mí de pronto pero yo me subí a la cama. Estaba parada sobre la cama y Mario mirándome con los brazos cruzados.
—Rápida, pero no tanto como yo.
Subió a la cama pero para ese entonces yo ya me encontraba debajo de ella. Luego reí y guardé la nota en el bolsillo de mi pantalón. Eché una ojeada a la puerta abierta y corrí hasta las escaleras, las bajé perfectamente pero cuando mi pie iba a tocar el último escalón, Mario me levantó en sus brazos y yo grité sorprendida.
—Bájame, Alberto.
—Claro que no, señora Bautista—Rió divertido. —No hasta que me des eso que acabas de guardar en tu pantalón.
—No, Mario, bájame. No es de caballeros estar hurgando en donde no te importa.
—Pero...—Como pudo y luchando contra mí, metió su mano en mi bolsillo, tomó la nota y me bajó. Salió corriendo como un rayo y yo tras él, pero era demasiado rápido. Se encerró en el baño para poderla leer. Los nervios comenzaron a invadir mi cuerpo.
Al minuto que la puerta se cerró, se abrió de nuevo. Mario me miraba con los ojos desorbitados y yo estaba muy asustada.
— ¿Qué quiere decir esto?
—Mario yo...
— ¿Estás embarazada? —Dijo sonriendo. — ¿Voy a ser papá? —Sus ojos comenzaron a cristalizarse y entonces corrió de nuevo hacia mí y me levantó de nuevo.
— ¿No estás enojado?
— ¿Cómo podría estar enojado, mi amor? ¡Me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo! Te amo tanto.

(....)

Regresé al presente. Emily me miraba preocupada y entonces llevé una mano a mi mejilla, me di cuenta que había estado llorando.
—Mamá, lo siento tanto, no creí que esto fuera a ponerte mal.
—Son lágrimas de felicidad, mi amor—Dije sonriendo. Guardé la nota dentro del libro que leía.

"Vas a ser papá".

Año 2044
—Es suficiente, no voy a salir así—Dije desde el otro lado de la habitación. Odiaba esta ropa, odiaba este maquillaje, odiaba todo de mí. Ya no era más lo que solía ser, ya no era esa chica de la que Mario se había enamorado. No podría dejarlo entrar al cuarto y verme así... tan mayor.
— _____, ábreme la puerta, por favor, no puede ser tan malo.
—No, Mario. Vete de aquí, vete.
—Cariño—Dijo con una voz suave. —Abre esa puerta y terminemos con esto de una vez, amor, estoy rogándote, de verdad ¿qué es lo que quieres que haga?

Suspiré y abrí la puerta. Mario sonrió al verme.
—Es tan malo que te burlas de mí—Bajé la mirada. —Mírame, ya no soy nada, Mario. No soy la de antes.
—Claro que no eres la de antes—Dijo y fue como una patada al hígado. —Yo tampoco lo soy, mírame—Sonrió. —Eres aún mejor que antes—Caminó hasta estar lo suficientemente cerca como para rodearme con sus brazos.
—Aún no he conocido a una mujer más hermosa que tú—Susurró a mi oído. —A alguien que sea tan terca y tan enojona, a alguien que pueda hacerla reír incluso mientras está llorando. A esa mujer sarcástica y arrogante que cuando se lo propone es la más dulce y encantadora, ¿Y sabes qué? nunca voy a conocerla, porque te tengo a ti y tú eres lo único que mis ojos pueden ver. He estado contigo durante una gran parte de mi vida, ¿qué te hace pensar que yo te dejaría? ¿Recuerdas lo que te dije en la noche de bodas?
Entre lágrimas asentí, pero era imposible responder con palabras.
—Te dije que ni la muerte era más fuerte que mi amor por ti. Mírame, ____ —Levantó mi rostro con un dedo en mi mentón. —Mírame a los ojos mientras te lo digo: te amo y nunca dejaré de hacerlo, moriré y seguiré amándote, porque esto es tan fuerte que no lo puedo controlar y desde hace años decidí dejar de intentar controlarlo.
—Ahora—Besó mi mano. —Quiero que salgas conmigo para mostrarle al mundo la razón por la cual soy el hombre más afortunado. Sin ti, eso sería imposible.

Año 2070
Esa noche dormí feliz porque nuestros nietos nos visitaron e hicieron reír a Mario como ya nadie podía hacerlo. Emily venía a vernos todos los días y se aseguraba de que estuviéramos bien, claro, como si no pudiéramos cuidarnos nosotros mismos. Me acosté en los brazos de Mario, él besó mi frente y susurró mi nombre.
— ______...
— ¿Sí?
— ¿Sabes que te amo, verdad?
—Si, amor. Lo sé.
—Recuerda que nunca dejaré de hacerlo—Y sonrió en la obscuridad.

Me siento como una estúpida al no haberle dado tanta importancia como era posible a esas palabras, sólo cerré los ojos con una sonrisa en mi rostro. Cuando desperté, Mario seguía sonriendo... él... él jamás despertó.
—Yo tampoco dejaré de hacerlo—Contesté besando su mano y luego... la dejé caer.

FIN
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"Cuando dos almas son como una, permanecen juntas en la Rueda. Nací en este mundo para amarte, y te amaré en la próxima vida, y en la siguiente de esa" –Cassandra Clare.

Con esto me despido de ustedes, estoy muy agradecida por el cariño y el apoyo que me dieron este tiempo, gracias por todo  :'D 

Aqui les dejo mis redes para que no me pierdan la pista ;)

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UN DULCE AMOR: "EL PRECIO DE LA FAMA" - MARIO BAUTISTA & TU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora