Capitulo 29.- Una Cita Desastrosa

1.5K 120 19
                                    

Maratón Especial 2k 🎉  El final.

(....) 

Me preguntaba si Mario era realmente consciente de cada movimiento que hacía o cada palabra que salía de su boca. Es decir, él no estaba ebrio pero tampoco totalmente sobrio.

Aunque, yo no era nadie para juzgarlo, yo también había tomado, pero sólo un poco. Yo si me había puesto a pensar que si Mario no podía salir por su propio pie, entonces yo tendría que manejar.
...
Al paso de los minutos un chico se sentó a mi lado con una copa llena sobre sus manos. Ya lo había visto antes, de hecho, él estaba con Mario hace rato.
—Mario es tan desconsiderado, ¿Qué ha de pensar como para cambiarte por sus amigos?
—Lo mismo me pregunto yo—Sonreí irónica. — ¿Tú eres?
—Chad, amigo de Mario—Sonrió. Lo tenía tan cerca que podía oler su aliento a alcohol, lo cual me mareaba más de lo que ya me encontraba.
—Oh, nunca he oído hablar de ti.
—En cambio, yo sí de ti.

Sentí unas manos sobre mi cintura, giré mi rostro para averiguar algo que ya sabía. Mario estaba sonriente tras de mí.
—Hola, Chad. Veo que ya se presentaron.
—Sí, no fue necesario tu ayuda después de todo—Dijo algo grosero. Mario ignoró el comentario.
—Genial, ya nos vamos—Me miró, yo asentí.

Me soltó para despedirse de Chad, entonces fue ahí cuando me di cuenta qué tan ebrio estaba, apenas podía mantenerse de pie.
Chad se acercó a mí para despedirse, yo no solía despedirme de beso en la mejilla a las personas que recién conocía, era más como un ligero apretón de manos, pero Chad se acercó para besar mi mejilla y yo no me pude apartar.
Todo salió mal. Ése chico me besó en los labios, pero no fue como un simple beso robado, se acercó como si fuéramos a darnos un increíble beso apasionado y cuando intenté separarme él había mordido mi labio superior hasta hacer que yo sangrara un poco.
Lo empujé rápidamente y él sólo soltó una carcajada. Mario estaba frente a nosotros, inmóvil.

Lo miré a los ojos llena de preocupación. Las venas de su cuello sobresaltaban demasiado, su mandíbula se contraía y sus puños, oh, los tenía apretados... tanto que el color de sus uñas había terminado de ser rosa a blanco.

—Tu chica besa bien—Dijo Chad. Mario intentó golpearlo pero gracias a todo el alcohol dentro de su organismo, lo único que hizo fue el ridículo, se tambaleó y cayó al piso. Todos los que decían ser sus "amigos" se estaban burlando de él, todo el mundo en específico.
Chad, el caminó hacia la multitud hasta desaparecer por completo.
Traté de ayudar a Mario a levantarse, lo cual fue muy difícil porque no podía levantar todo su peso contra mi cuerpo. Estaba sudando de esfuerzo.

Salimos del club con ayuda de uno de los guardias de seguridad, quien nos escoltó hasta el auto e inclusive me ayudó a sostener a Mario.
— ¿Segura que todo está bien? —Dijo hacia mí. —Si gustas, podemos llevarlos hasta su casa.
—No, muchas gracias. Yo manejaré.
—Mucho cuidado, señorita. Las calles a éstas horas de la noche no son muy seguras.
—Si lo dice por Mario, está ebrio, se dormirá en menos de lo que canta un gallo—Intenté bromear, pero luego me alejé poco a poco dándome cuenta que nada de esto era gracioso.
Encendí el coche y comenzó a avanzar.

Mario no me miró en todo el camino, se dedicó a observar las calles. Con trabajo podía escuchar su respiración. Él estaba molesto, muy molesto.

Detuve el coche, pero antes de que yo saliera de él, Mario ya lo había hecho. Salió caminando, o mejor dicho, corriendo. Abrió la puerta sin necesidad de una llave, no. Sólo tuvo que patearla bruscamente y ésta se abrió.
Entré totalmente alarmada, tenía miedo de lo que pudiera hacer su furia. Entonces lo miré, estábamos cara a cara.
—Mario, tranquilízate.
—No me pidas que me tranquilice—Arrastró las palabras, sus puños seguían cerrados.
—Ya pasó todo.
— ¿¡Cómo te atreves a mencionar que ya pasó!? ¡Te besó frente a mis ojos! ¡Y TÚ NO HICISTE NADA!
—Mario, por favor, cálmate.
— ¿¡QUIERES SABER CÓMO ME SIENTO REALMENTE!? ¡ESTOY FURIOSO! ¡ASÍ ME SIENTO! —Gritó y a la vez tomó su celular y lo lanzó contra el espejo de mi cuarto. El espejo se hizo añicos, cada cristal cayó al piso en tamaños diminutos, mientras que el celular... bueno, ya no había rastros de que algún día hubiese sido un celular.
— ¡ESTÁS EBRIO, MALDITA SEA! —Grité yo también, intentando captar su atención.
— ¿Y qué? Estoy lo suficientemente cuerdo como para saber todo lo que sucede, y esto no fue nada lindo. ¡TODO EL MUNDO, TODOS LOS QUE CREÍ QUE ESTABAN CONMIGO SIMPLEMENTE SE BURLARON DE MÍ! ¡INCLUSO TÚ!
— ¿Cómo puedes acusarme de algo así? —Mi corazón se rompía justo igual que el espejo. Mario estaba diciendo cosas que en cierta parte no eran verdad. Aunque, no lloraba por nada de eso, si no por miedo. Mario estaba destruyendo cosas, totalmente furioso y eso era algo que yo nunca había vivido.
—Mírate, ahora cada vez que tenga que ver tus labios me lo recordará esa herida que te hizo el maldito imbécil de Chad. ¡TE DI TODO Y ASÍ ME PAGAS!
—El único imbécil aquí eres tú, si nunca te hubieras ido con tus amigos sabiendo que ibas al club CONMIGO, te aseguro que nada de esto hubiera pasado. Ni tampoco estuvieras cayéndote de ebrio.
—Oh mejor cállate, tienes suerte de estar conmigo.
— ¿¡Qué has dicho, Mario!? Deja de actuar como si fueras un maldito premio. Así como estoy contigo, podría estar con la persona más pobre que exista.
—Y sin embargo estás conmigo. Te burlaste de mí frente a mis ojos, justo igual a todos aquellos que creí que eran mis amigos, ¿Por qué confiar en ti?
— ¿Disculpa? — Dije con la voz entrecortada, estas lágrimas no podrían durar más tiempo ocultas. —Te recuerdo que estás acusando a la persona que te sacó a rastras del club y toda esa multitud que se burlaba de ti. Y si mal no recuerdo, he estado contigo en tus peores noches, alguna vez estuviste vomitando en el baño de mi casa y de mi madre. ¡Te he cuidado enfermo y cuando te veía patético y olías asqueroso!
Rompí en llanto. Las facciones de Mario cambiaron, ahora sólo quería que me callara.
—No... no quise decir eso, _____, amor.
— ¡No! No te atrevas a tocarme—Tomé un abrigo y caminé fuera de la habitación. Mario salió tras de mí.
— ¿A dónde vas?
— ¡A donde sea que no estés tú! Quiero estar sola, ni se te ocurra seguirme o te prometo que...—Las lágrimas no me dejaron terminar la frase, sólo salí de casa y corrí hacia cualquier parte. Eran las dos de la mañana, las calles estaban desiertas, silenciosas, demasiado extraño para estar en la ciudad que nunca duerme.

-------------------------------------------------

Gracias por todo, espero que hayan disfrutado cada capitulo y les hayan gustado. No olviden votar y comentar para que la siga lo antes posible :D 

¿Que creen que va a pasar con la relación? no olviden comentarlo, los estaré leyendo 

instagram; _Fannymc

UN DULCE AMOR: "EL PRECIO DE LA FAMA" - MARIO BAUTISTA & TU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora