Capitulo. El Final.

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Tu versión.

Llegué a casa, la cual estaba completamente silenciosa y deshabitada. No me importaba en esos momentos si Mario estaba aquí o no, todo el peso que sentía sobre mí era mucho más que cualquier otro pensamiento que pudiera captar mi atención. Quería subir las escaleras y huir hasta la primera habitación, encerrarme y llorar. Sin embargo, apenas crucé la puerta principal sentí mis piernas temblorosas y no pude reaccionar, simplemente caí de rodillas y cubrí mi rostro con mis manos. Escuché pasos bajar de las escaleras, miré sus zapatos, era Mario.
— ¿_____?, ¿Qué tienes? —Entonces alcé mi mirada durante unos segundos, no sé qué tan devastadora pudo haber sido para ver el rostro de Mario cambiar el cuestión de segundos. Corrió hacia donde estaba yo y sin preguntar me acunó en sus brazos y apartó el cabello de mi rostro.
No dijo una sola palabra más.


Abrí los ojos. Estaba en mí ahora, nuestra habitación, recostada usando la misma ropa que traía cuando entré a casa y me desplomé. También estaba todo tendido en su lugar, la luz de la luna todavía era un reflejo que entraba por la ventana. Me puse de pie rápidamente y entonces Mario entró a la habitación con una especie de bandeja con panes tostados con mantequilla y un vaso con jugo de naranja. Lo dejó en un estante enseguida de la cama y se sentó junto a mí.
— ¿Te sientes mejor? —Dijo con una voz ronca.
— ¿Qué me sucedió? —Mario observó toda la habitación como si buscara algo antes de contestar, luego regresó su poderosa mirada hacia mí.
—Lloraste hasta quedarte dormida—Suspiró. —Si no quieres decirme lo aceptaré pero, ¿sabes que puedes confiar en mí, verdad?
Entonces supe que si no era ahora no le diría nunca. No le contaría toda la historia desde que me levanté de la cama, le dije exactamente lo que me tenía mal.
—Tengo un hermano—Dije tan rápido que apenas pude saber lo que decía. —Es mi hermano mayor y el día de hoy me he enterado.
— ¿Tu madre te lo dijo?
—No. Él me lo dijo.
— ¿Él? ¿Tu hermano? ¿Cómo estás segura de que no es una mentira?
—Después mi mamá me lo dijo, Mario, siento que he vivido en un engaño. Tengo un vago recuerdo de mi padre, mi mamá siempre me dijo que nos abandonó cuando era pequeña y luego llegó Robert, su nuevo marido y mi padrastro. Siempre le dije "papá" y lo he apreciado desde siempre, es un buen hombre, pero, ¿ahora tengo un hermano? un hermano real, no un medio-hermano, ¿sabes qué es lo que siento? ¡Si Dylan nunca me hubiera dicho mi madre hubiera muerto sin decirme la verdad! —Ésta vez sentía rabia, impotencia. Todo a la vez.
—Oye, no seas tan dura—Tocó mi mano con la suya. —No juzgues a tu mamá, ella te adora. Quizá solo quería protegerte.
— ¿De qué? eso es absurdo.
—De esto, de que te sintieras así. Ella es una gran mujer, ____, y esa es la razón por la cual tú eres una gran mujer, también. Sabes, ser hijo único debe ser aburrido, ahora que sabes que tienes un hermano deberías de estar contenta, un hermano es... wow.
—No, Mario. Es un desconocido, tú dices eso porque creciste con tus dos hermanos, yo... lo he visto un par de veces, ¿cómo se si es un loco maniático o un traficante de órganos?
Mario rió.
—Sólo tú piensas esas cosas en momentos como estos. Será mejor que comas algo porque he invitado a Sebastián a cenar. Él traerá el plato fuerte, así que come.
— ¿Sebastián? ¿Tú lo invitaste? —Reí. —Vaya eso es extraño, espera, ¡No he ido a trabajar!
—Ya déjalo ir—Sonrió. —A estas horas tu deberías estar saliendo de trabajar—Besó mi mejilla y luego salió de la habitación.


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Aprendí a comprender a mi madre semanas después del suceso, ella vino a visitarme a New York y le alegró mucho la idea de que Mario comprara la casa en la que solíamos vivir ella y yo. Mi madre lloró pidiéndole disculpas a Jack el cual la perdonó al instante diciéndole que no le importaba si ella se había equivocado, toda su vida había deseado tener una madre y ahora que la tenía frente a él no la dejaría ir tan fácil.
Su regreso fue porque nuestro, ugh, padre, había fallecido. En realidad a mi no me afectaba tanto porque nunca lo conocí, y si lo hice, no recuerdo su rostro, ni su voz y mucho menos su cariño. Jack encontró su nueva familia en New York y también aprendí a quererlo con el paso de los días. Descubrí que su caballerosidad era simplemente real, al principio creía que era actuada pero me equivoqué.
Mario regresó a México con Zurita y luego volvió y se fue de nuevo y así sucesivamente.

A pesar de las miles de veces que Mario platicaba con mi madre como si fueran los mejores amigos del mundo, ésta vez él estaba más nervioso que nunca. Era adorable verlo así, no quería que soltara su mano y la mía pedía a gritos que Mario la soltara para que la sangre circulara nuevamente.
Nadie tenía ni idea, a excepción de Mario y yo. Estábamos en un restaurante el cual Mario había pagado, era uno de esos bastante elegantes en los que tenías que vestir de etiqueta. La mesa era circular y grande. Estaban sentados: mi madre, Jack, Sebastián, Daniela, Zurita, Mario y yo. Sigo preguntándome qué hace Juanpa en todos los eventos importantes de mi vida.
Todos comían sus comidas mientras Mario susurraba a mi oído.
— ¿Crees que ya sea el momento?
—Es el momento perfecto si quieres que al menos Sebastián se ahogue con la comida.
Mario rió por bajo.
—Entonces ya es el momento.
—Eres un gran estúpido—Susurré.
—No sueltes mi mano  ______. Éste momento es un momento difícil en mi vida y si me sueltas puede que salga corriendo de miedo.
Mario se puso de pie sin soltar mi mano y captó la atención de todos en la mesa y también de unos cuantos que comían en otras mesas. Suspiró, pero era un suspiro como de tener retenido algo durante mucho tiempo y ahora finalmente tomas el coraje de decirlo.
—Señora—Miró a mi mamá y ella estaba confundida pero mostraba una sonrisa a pesar de todo. —Usted sabe cuánto la aprecio y la respeto. Quiero decirle que amo a su hija de una forma que es incontrolable, cuando pienso que es imposible quererla tanto, cada día que pasa la amo más. Hemos pasado por muchos obstáculos y también hemos logrado salir adelante juntos, han sido tantas cosas que pienso que ahora somos invencibles.

Mi madre comenzó a llorar y Jack le pasó una de las servilletas de la mesa con la que ella se limpió las lágrimas cada vez que salían.
—Usted se podrá preguntar si a pesar de mis palabras lo que digo es verdad, entonces, yo le contesto que la he soportado hasta en los días que está de mal humor y lanza cualquier cosa que tenga a su alcance como una bola de basketball—Todos en la mesa comenzaron a reír.
—Entonces la adora—Dijo Sebastián en voz baja pero suficientemente alta como para que todos oyéramos y riéramos de nuevo.
—Le he pedido que se case conmigo—Dijo Mario. —Y ella aceptó, pero, todo esto no es válido si no tenemos su permiso.
Mi mamá miró el anillo que estaba perfectamente acomodado en uno de mis dedos. Zafiro azul.
—Eres un buen muchacho—Dijo mi mamá entre lágrimas. —Yo sé que ella está en muy buenas manos contigo, sé que no la lastimarías, pero, sólo te pido una cosa, una condición.
—Lo que sea—Dijo Mario, entonces las lágrimas de mi mamá se convirtieron en llanto.
—No la alejes de mí, no la apartes—Dijo con dificultad. —Ella es todo lo que tengo.  Entonces la abracé.
—Nunca haría eso, señora—Dijo Mario regresando a su asiento. —No la apartaría de usted nunca en la vida, lo prometo.

Mi mamá se levantó de su asiento y besó a Mario en la mejilla dejándole su colorete marcado en las mejillas ya sonrojadas de Mario, puse mi mano alrededor de su mejilla y lo acerqué a mí riendo. Estos momentos son los momentos perfectos que nunca podrías capturar en una fotografía, pero sí en tu corazón.

Fin
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Muchísimas gracias por el apoyo que me dieron todo este tiempo, como saben esta es la última novela que les comparto así que de todo corazón gracias❤️

(Les tengo algo preparado para concluir, así que no vayan a quitar esta historia de su lista 😉 )

Estaré siguiendo a varias personitas aquí antes de que esto termine, así que comenten muchísimo y voten para que lean lo ultimo que les tengo.

UN DULCE AMOR: "EL PRECIO DE LA FAMA" - MARIO BAUTISTA & TU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora