Capitulo 43. Confío en ti.

1.4K 109 17
                                    

—Quisiera creerlo—Mario negó con la cabeza mientras intentaba librarse de las lágrimas que salían sin control....
—Pero lo sientes—Respondí. —No puedes creerme pero sientes lo que digo.
—Y desearía no hacerlo, quisiera no creerte, quisiera no amarte de esta forma—Dijo con desprecio. —Pero, en cambio, si tuviera que dar mi propia vida por la tuya, la daría. ¡Soy tan imbécil!
—Y entonces yo daría la mía—Me acerqué a pequeños pasos esperando que él no retrocediera, y no lo hizo. Se quedó tenso con sus puños cerrados mientras me observaba. —E iría a buscarte sea donde sea que estés.

Me acerqué un poco más a Mario, temerosa, como si se tratara de un animal sin domesticar, uno de esos animales peligrosos que pueden atacar en cualquier momento. Temía que él me alejara, que evitara que nuestras pieles hicieran contacto, pero no fue así.
Tomé su mano delicadamente y él no dejaba de observar cada uno de mis movimientos.
—Sin embargo, yo también me he equivocado—Dijo tan despacio que casi pareció haber sido un susurro. —Y tú me has perdonado.
Sonrió levemente.
—Yo—Comenzó Mario de nuevo. —No estropearía todo esto solo por tu falta de información, niña tonta.

Entonces el color empezaba a regresar en sus mejillas, él estaba sonriendo de verdad. Ahora incluso hacía una pequeña broma, eso hizo que yo recuperara el aliento y quería tomarlo sólo para mí y no dejarlo escapar nunca más de mis brazos.
Mario se apartó de mí y caminó de regreso a aquella mesita donde había dejado el anillo. Lo tomó y caminó de nuevo hacia donde estaba yo, tomó mi mano y antes de que pudiera poner el anillo dentro de mi dedo comenzó a hablar de nuevo.
—Necesito que confíes en mí.
—Confío en ti.
—No—Mario negó con la cabeza. —Necesito que confíes ciegamente. Quiero que me creas si te digo que te tires de un acantilado porque yo sé que al otro lado está una montaña de colchones inflables. Ése tipo de confianza necesito.
—Bien—No pude evitar reír. —Si lo vemos del modo en el que las montañas de colchones inflables no existen...
— ¿Tu confianza existe? ¿Crees en mí cuando te digo que nunca haría algo que te lastimara? —Asentí.
— ¿Segura?
—Sí—Contesté. Sentía una desesperación por todo mi cuerpo, quería que Mario terminara con todo esto, pusiera el anillo en su lugar y llegáramos al siguiente paso de la reconciliación. Era la mejor parte de una pelea, pero esto era más que eso. Más que una simple reconciliación, pues de esto dependía nuestro futuro juntos, no era como cerrar los ojos y simplemente desaparecer.
—Te amo. Te amo de la manera en la que nadie nunca ha amado jamás. De una manera que me destruye.
—Tú me destruyes—Contesté con mis labios contra su boca, estábamos besándonos de una manera difícil de explicar, era algo que nunca antes había sucedido, nunca había sentido tanta necesidad por un beso. —Y... me vuelves a armar—Dije jadeando.
Salté a los brazos de Mario, él me sostuvo sin problema alguno y caminó tontamente hasta la habitación, chocamos con paredes, destruimos un jarrón de barro que estaba en la sala de estar y todo eso para llegar hasta mi habitación. Mario estaba sobre mí, podía sentir su respiración, su pulso, su calor.
—Eres eso que quisiera alejar de mí—Mario tenía dificultad para respirar, sin embargo se detuvo para mirarme a los ojos. —Pero sé que si lo hago... no podría vivir.
Depositó pequeños besos en mi cuello y entonces hablé.
—Mario...
— ¿Sí?
—La puerta... la puerta que has derribado...
— ¡Olvida la maldita puerta!

(...)

No podía concentrarme en la escuela pensando en todo el desastre que había en la casa antes de llegar aquí.
Cuando me levanté (a las cinco de la mañana), y el tiempo que tardé en alistarme y comer algo, Mario seguía en su quinto sueño enredado en las sábanas de mi cama. No estaba tan lejos de parecer un ángel.
Entonces toda aquella imagen y aura angelical se esfumó cuando llegué al living. Una puerta derribada pero seguíamos con televisión y todas las cosas importantes, al parecer a nadie le importó. También había trozos de barro por todos lados, un cuadro que había comprado en una tienda de segunda mano también estaba en el piso completamente arruinado. Sonreí de tan sólo ver el rostro de Mario cuando viera todo eso. Le dejé una nota y antes de irme acomodé la puerta de la casa de una forma en la que nadie notara que en realidad estaba derribada.
Entonces recordé sus besos, sus caricias, su...
— ¿Qué no escuchas, idiota? ¡La profesora acaba de nombrarte!—Dijo una de las más amables personas que pude haber conocido jamás. La aborrecí por despertarme de mis sueños despierta y contesté.
— ¡Presente, presente!
—Dormida de nuevo, por lo que veo—Dijo la profesora molesta sin quitar su vista de la lista de asistencia. A pesar de estar en la universidad todo el mundo se comportaba como si estuviéramos en el jardín de niños. Claro, si le quitas la parte adorable de llenar el cabello con pegamento líquido a las personas que te caían mal, si eso aún fuera normal, la chica de al lado ya tendría su cabello lleno de éste.

Mario versión.
El sonido de mi celular me hizo despertar de golpe. Lo primero que noté es que la cama estaba vacía. Tomé el celular y contesté.
— ¿Sí? —Adormilado, como si pudiera ser más embarazoso.
—Escucha, galán. Estoy afuera de la casa de _____, no sé si estés aquí o la muy malvada te ha mandado dormir a un hotel pero...
—No, estoy aquí.
—Genial, entonces sal a recibirme—Y terminó la llamada. Me levanté aún sin saber qué era lo que estaba pasando. Los recuerdos de anoche se venían como flashes a mi mente. Sonreí de tan sólo recordar.
Encontré una nota al lado de la cama:
"Como sabrás, tengo que ganarme la vida de algún modo y sigo yendo a la universidad, no quise despertarte. Vuelvo en la tarde, espero que me prepares algo de comer y que limpies todo el desastre que hiciste anoche. Te amo. –(tn)"
Sonreí aún más.
No entendía de qué desastre estaba hablando hasta que tuve que caminar por el living, recogí mis pantalones y me los puse. Entonces observé la puerta inclinada, trozos de un jarrón por todas partes, la caja del anillo rodando por el piso y un cuadro que ayer recuerdo perfectamente estaba en su lugar ahora yacía en el piso junto a la cajita del anillo.
Escuché como tocaron la puerta una sola vez, iba a gritar que no la tocara pero la puerta se vino abajo, realmente cayó y Juanpa estaba del otro lado con la mano aún en alto porque claro estaba que iba a darle otro pequeño golpe a la puerta.
—Mierda—Dijo en respuesta. —Sabía que tenía algún super poder oculto, pero nunca me pasó por la mente eso de la súper fuerza.
—Supongo que estás realmente sorprendido—Reí. —Tumbaste una puerta con tan sólo tocarla, tendrás que pagar.

--------------------------------------

Hola.... tal vez esperaban que terminaran o que sufrieran mas o no jaja pero estamos muy cerca de saber que pasara con estos dos, falta muy poco para el final

Espero les haya gustado el capitulo, en lo personal es uno de mis capitulos favoritos ¿Ustedes tienen alguno? No olviden dejar su comentario y votar para que la siga lo antes posible :D

Realmente estoy impactada con los seguidores que e alcanzado hasta ahora aqui, Muchas gracias en verdad por todo su apoyo y por seguirme en cada historia :3

UN DULCE AMOR: "EL PRECIO DE LA FAMA" - MARIO BAUTISTA & TU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora