Última semana en Sídney.
Era jueves y justo en una semana mi madre y yo volveríamos a Madrid. No estaba preparada. En un principio mi plan era volver a casa lo antes posible debido a tantos conflictos que sucedieron. Pero ahora no. Simplemente no quiero volver. No quiero despedirme de mi verdadero hogar, de mi familia, de mis amigos de la infancia... de Luke.
Estas últimas semanas estaban siendo perfectas. No volvimos a saber nada más de Ashley, Luke y yo estábamos de maravilla. Básicamente me pasaba los días enteros en casa de los chicos, sea de Luke, Mike o Ashton. Creo que he subido de peso por la de comida basura que he comido este verano. Pero se puede decir que estaba feliz. Como nunca lo había estado. Y las cosas empezaban a funcionar. A pesar de que mi madre y yo seguíamos discutiendo no era lo mismo, las discusiones ya no eran tan frecuentes.
El único problema que le encontraba es que mi abuelo seguía bebiendo a pesar de las veces que ha estado en el hospital debido a eso. Temo por lo que le vaya a pasar en un futuro muy cercano.
Mi prima Mary cortó con su novio porque Megan le contó lo que pasó conmigo y decidió vigilarle. Como lo suponía le era infiel. Me alegro de que mi prima se haya dado cuenta. Mejor tarde que nunca.
- ¿En qué estás pensando amor? - me dijo Luke haciendo que saliera de mis pensamientos.
- En nada y en todo a la vez. En que no me quiero ir, en todo lo que ha sucedido hasta ahora...
- Tú solo disfruta de este momento que es único. Ya tendrás tiempo de pensar. Ahora desconecta. Solo tú y yo, y nada más.
- Y nadie más.
Luke y yo estábamos solos en la playa, tumbados encima de una manta, mientras yo tenía mi cabeza apoyada sobre su pecho y él tocaba con tranquilidad mi pelo. Acabamos allí porque queríamos estar él y yo solos, y no teníamos nada que hacer.
Levanté mi cabeza y me quedé mirándole la cara.
- ¿Por qué tienes una cara tan adorable? - le dije mientras le apretujaba las mejillas haciendo que pusiese boca de pez.
- No sé, aprendí de la mejor.
- Te quiero.
- Te quiero.
Habíamos quedado en no decir "yo más" o "yo también". Era muy cliché, no nos gustaba, no sonaba verdadero. Y la verdad es que yo lo quería, y mucho. Con todo mi ser.
Empecé a darle besitos por toda la cara para acabar en sus labios, dulces y sabrosos labios en los cuales me perdería sin querer regresar a la realidad.
- ¿Sabes que sería perfecto para este momento? - susurré - Tener a Paramore de fondo.
- El momento de por sí es perfecto, todo lo demás sobra.
Nuestros labios se volvieron a juntar dando paso a nuestras lenguas. Mariposas recorrían nuestros estómagos como si fuese el primer beso. El calor se iba apoderando de nuestras mejillas bajando por el resto del cuerpo. El tiempo se detuvo para él y yo. Me empezó a quitar la sudadera con calma, despacio, para después quitarle yo la suya.
- ____, espera... No me he traído ninguna protección. Eso si querías seguir claro.
- No te preocupes, meterla no es la única forma de dar placer.
- Tienes razón.
Después de ese maravilloso momento para ambos nos pusimos la ropa y nos quedamos dormidos encima de la manta. Por las horas que eran no pasaba ningún transporte público por lo que esperamos a que amaneciese.