De repente escuché como alguien llamaba a la puerta y después abrió. Era Megan.
- La abuela está hablando con tu madre tranquilamente, ella te ayudará a que te quiten el castigo...
- Pues no, mi madre es muy cabezona, que ya tengo una edad joder... - decía entre sollozos.
Iba hablando con mi prima mientras de mis ojos caían lágrimas a borbotones.
Eran las dos de la tarde, mi madre llamó a la puerta. Megan y yo nos encontrábamos tumbadas en la cama escuchando The Beatles.
- A comer — dijo mi madre seria.
Nos levantamos de la cama, yo primero fui a lavarme la cara, ya que la tenía como un zombie por haber llorado. Y entonces nos sentamos en la mesa a comer, incluido mi primo George que pasaba el día en casa de mi abuela. Había puré con albóndigas, claro, en mi caso sin albóndigas, al menos que me las trituren en la batidora y no.
- Mañana dan de alta a vuestro abuelo — dijo mi abuela para después meterse una albóndiga en la boca.
- ¿Vamos a recogerlo? — dijo Megan.
- Sí, a las 12 tenemos que estar allí.
Mi abuelo tenía muchos problemas con la salud y esta vez lo habían ingresado hace 2 semanas por los riñones. Bebía mucho a pesar de tomar medicamentos.
- He estado reflexionando y tienes suerte, estás castigada una semana sin ver a Luke. — dijo mi madre secamente — a ver si te hace recapacitar un poco.
Me callé. Si decía una palabra reventaba y le soltaba todo, y eso era lo que menos necesitaba en este momento. Terminé rápido de comer, cogí mi plato, lo llevé a la cocina y me fui a mi cuarto con el portátil. Le envié un mensaje a Luke para que se conecte a Skype, necesitaba hablar con él. Estuve esperando 10 minutos hasta que por fin recibí una petición de video llamada por parte de él.
- ¡Lukey, hola!
- ¡Hola _____! Estoy con Michael.
- ¡Hola Mike!
- Hola preciosa — dijo Michael saludando con la mano.
Estuve contándoles todo y se quedaron sorprendidos. No quería estar una semana sin verles.
- Te ha prohibido quedar con Luke, pero no conmigo. — se escuchó a Mike por detrás.
- ¡Qué listo eres! ¡Te quiero tío! — solté alegre.
- Lo sé, las nenas me adoran.
Empezamos los tres a reír. Vaya, la risa de Luke era perfecta. Me gustaba como se reía. Y Michael, es super mono. Estuvimos hablando los tres, creo que toda la tarde, de gilipolleces, cantando, contándonos nuestras vidas...
Ya eran las 8 de la tarde y mi madre me dijo que iríamos a cenar a casa de mi tío Lucas; estaríamos toda la familia. Me vestí con una camiseta negra de tirantes básica, una chaqueta fina de camuflaje, unos shorts con tachuelas y unas botas altas planas. Me puse unos pendientes de cruces y me hice una coleta alta despeinada. ¿Maquillaje? Ojos muy negros y brillo labial transparente.
Entramos en el coche y fuimos hasta la casa de Megan. George estaba jugando un juego de Ben 10 en el móvil, mi prima hablaba con su novio por el teléfono y yo estaba escuchando música, como lo suelo hacer las 24 horas del día. En mi lista de reproducción se encontraba Suicidal season de Bring me the horizon. Simplemente me motivaba y me hacía olvidar de todo por un momento.