- ¿Cómo que ya no está aquí? ¿Qué le pasó, la han trasladado a otra sala o cómo? – le dije a la doctora mientras me ponía cada vez más nerviosa.
- -La doctora miraba hacia abajo- Temo decirles que... Katy murió esta mañana.
- ¿QUÉ? Dígame que esto es una broma, por favor... por favor, no hace gracia doctora. – me estaba estirando de los pelos.
- Ojalá pudiera decir que es una broma, sus padres están con ella en otra sala para trasladar su cadáver en unos días al tanatorio.
- Pero... ¿por qué se ha muerto? ¿Es que no estaba progresando?
- Estaba demasiado grave y no conseguía comer nada, no pudimos hacer nada más, lo siento muchísimo, mi más sincero pésame.
Me había quedado de piedra. Me senté en una de las sillas que había en el pasillo y por mi cabeza pasaron todos los momentos que pasé con ella, que recordaba, hasta el último día que vinimos a visitarla. Lágrimas corrían por mis mejillas a borbotones, se habían llevado la vida de una de las mejores chicas que he conocido. No se lo merecía joder. Helen estaba mirando triste mientras mi padre estaba consolándome. Todo mi maquillaje estaba corrido dejando mi cara negra y mis ojos hinchados que empezaban a escocerme. La doctora nos llevó a la sala donde se encontraba Katy en una camilla tapada por una manta blanca, pálida como los muertos. A su lado estaban sus padres velando por ella entre lágrimas y sollozos. Me acerqué a ellos y les di un abrazo, después me dirigí hacia la camilla.
- ¿Puedo... apartar la manta un poco? – dije resistiéndome a que se me caigan los mocos.
- Claro... - dijo su madre ofreciéndome un pañuelo.
- Gracias.
Katy estaba pálida, más delgada que cuando la vi la última vez, estaba... irreconocible, se componía de huesos y piel, no le daba más de 30 kilos. La mandíbula y las costillas era lo que más se le notaban. No podía seguir viéndola de esa manera, me partía el alma. Le di un último beso en la frente y la tapé. Me estaba echando las culpas mentalmente por decir que me iba a ver a Katy cuando me iba a casa de Luke. Tenía que haberla visto, tenía que haberme despedido de ella, tenía que hacerlo. Fui una egoísta. Comencé a llorar de nuevo, dejándome caer en el suelo al lado de la camilla.
- ¿Cuándo va a ser enterrada? – dije arrepintiéndome, era lo último que debía decir en aquellos momentos.
- El martes... pasado mañana.
- Si necesitáis ayuda o algo, podéis llamarnos, esta semana estaré en casa de mi padre.
Nos despedimos de ellos, dirigiéndonos a casa. Cuando llegamos Gabrielle estaba haciendo limpieza en la cocina, la saludé y me fui hacia el baño para limpiarme la cara. Tenía mucho sueño debido a que el maquillaje me entró en los ojos. Me tumbé en la cama y a los pocos minutos ya estaba dormida.
Mi padre me despertó a la hora de cenar, no tenía mucha hambre y había hamburguesas caseras. De todos modos comí una y me puse a ver una película en el portátil, Inocencia interrumpida. Era una película de Angelina Jolie y también salía Jared Leto, por lo que no dudé en verla. Mi padre me dijo que conectase el portátil a la televisión y así veíamos todos la película.
De repente recibí una llamada de Michael. Me salí del salón. Fue lo típico de preguntarme como estaba y le conté lo que había pasado. Lo sentía mucho y me dio el pésame. Quedamos en ir a desayunar juntos mañana.