Las horas pasaron y ya eran las 11 de la noche. Me dispuse a ir a mi habitación a ver en el portátil algunos episodios de la serie Misfits hasta que caí en un profundo sueño. Eran las 2:15 am pasadas cuando recibí un mensaje de Mike diciendo que ya estaba en frente de mi casa. Me peiné un poco y bajé las escaleras despacito, abrí la puerta y me encontré con un sonriente Michael.
- Hola Mike. – le dije mientras se levantaba y nos dimos dos besos.
- Hey ____, que mona estás.
- Dado que me acabo de despertar y parezco un mapache drogado ya que ni me desmaquillé pues es un gran cumplido, pero gracias.
- -Ambos nos sentamos en el banco- Bueno, ¿y qué tal todo, te aburres mucho en casa?
- Pues ayer fui con mis primos a hacer un picnic y hoy me visitó una amiga mía de España, así que es mejor de lo que esperaba.
- Oye es trampa, te dejan salir con tus primos y con nosotros no. – dijo Michael haciendo pucheros.
- ¿Por qué son mis primos? Tranquilo, me quedan 9 o 10 días y puedo salir de aquí sin permiso.
De repente Mike sacó de su bolsillo un paquete de cigarros y se sacó uno, encendiéndolo. Le quité el paquete y le cogí uno.
- Eeee, ¿tú desde cuándo fumas?
- Desde que te dejaste el paquete de cigarros en casa de mi padre gilipollas.
- Hostia, es verdad, ya decía yo que me faltaban aquel día. ¿Por qué empezaste?
- Porque esta mierda relaja.
Se hizo un pequeño silencio mientras ambos estábamos fumando.
- Y, bueno... ¿te has enterado de lo de Luke?
- Eem... sí... - bajé mi mirada al suelo mientras tiraba la colilla.
- Solo espero que no le haga tanto daño como se lo hizo hace unas semanas.
- Que sean felices... - me moví incómoda del banco intentando buscar la forma de sentarme y de no ponerme muy nerviosa. No me tomé bien esta noticia.
Michael se acercó a mí y puso su brazo encima de mi hombro, moviéndolo de arriba abajo. Tiró él también la colilla y ambos nos quedamos mirando. Poco a poco se acercó más a mí mientras yo seguía manteniendo la mirada, y sin darme cuenta me besó. De esos besos que dejas todos tus sentimientos en ellos, de esos que dices "Ya no aguanto más sin tenerte". Y se notaba, mucho, y yo le seguí, seguí aquel beso. Me gustaba, sabía tan bien. Pero pronto me separé de él. Me sentía culpable y no sabía por qué.
- Yo... lo siento... no, no quería... - dijo Michael alejándose de mí.
- No, no lo sientas... ¿Qué fue eso?
- Eeem... - se rascó la nuca – me gustas. No sabía cómo decírtelo.
- Michael... yo...
- Si no sientes lo mismo no pasa nada, yo me alejaré y no te diré nada más.
- Es que me has tomado por sorpresa... no, no sé qué decir la verdad.
- ¿Me darás una oportunidad entonces?
- No te puedo decir ahora mismo nada, tengo que pensar las cosas, no quiero hacerte daño Michael...