El comedor se vio sumido en un silencio absoluto.
Los puños del que ahora sabia, se llamaba Robert, habían cesado.
Mi respiración era como la de un perro, intentando como pude mantenerme despierto.
"Es un Iero." Gruño el rubio. Su cuerpo seguía encima de mí mirándome como a una presa, a punto de ser devorado.
"Claro que lo es imbécil. Donald lo trajo para que page la deuda de Cheech." Respondió Ray quien de inmediato se acerco a ayudarme.
"No te acerques Raymond!, los Iero son todos unos hijos de puta despreciables!! Me desharé de este y aceptare mi culpa frente al jefe"
"No te dije que le sueltes?" Hablo Gerard una vez más. Mis ojos repasaban a todos los lugares que podían acceder a mirar, mas no estaba a mi visión. Eso solo me desesperaba más.
"Lo siento Gee. Matare a este pendejo con mis manos." Solté un grito desgarrador al sentir como Robert volvía a encestarme una buena en las costillas. Me retorcí enseguida con el nudo creciendo en mi garganta y las lagrimas ahogándome, cerrando los ojos al ver como un puño, que sabia seria el ultimo se acercaba a mí con saña. Pero nunca llego. El peso de casi cien kilos me libero de un momento a otro, permitiéndome hacerme un ovillo por inercia, mientras mi boca se empeñaba en hacer ruidos como los de un ganso para poder siquiera tomar algo de aire.
"Te advertí que le sueltes!!" Gerard. Oh Gerard. Su voz nunca me había parecido tan perfecta. Abrí mis ojos a duras penas. Ahora era Robert quien estaba en el suelo, con el pelinegro encima suyo, apretando su cuello con la fuerza de tal manera ejercida que hasta sus nudillos se emblanquecieron al instante.
"Cálmate Gerard" Ray intentaba tranquilizar a la bestia a algunos metros de distancia, dirigiéndome una mirada en busca de ayuda. Sus ojos me señalaron la escena insistiendo mi presencia.
Que podía hacer yo por el rubio?... mire al moreno afligido mientras él seguía insistiéndome mi intervención.
"Ge..erard..." Mas que un llamado, fue un gemido tan aguado que jure que pasaría desapercibido, mas note que no fue así cuando el mencionado miro a verme como un imán, con los ojos ensombrecidos. "Suel..ta..le..." Toci por la fuerza realizada al intentar hablar, escupiendo en mi propia boca y barbilla, sangre mezclada de saliva.
El pelinegro gruño como un animal soltando bruco al rubio para ir en mi busca fugaz. Sus manos me tomaron delicadamente, ocasionando sin querer más quejidos de mi parte, acompañados de un llanto lastimero.
"Escúchenme bien par de imbéciles!!" Su grito fue tan sonoro que hizo vibrar su pecho. Yo solo le veía desde donde mi cabeza ya hacia pobremente acomodada. "Frank Iero es mío. Ahora me pertenece y no permitiré que nadie le vuelva a tocar un solo pelo de nuevo. Si Robert no está muerto es gracias a que Frank le ha mostrado clemencia. No lo olviden!!"
Los pasos de Gerard parecieron ir en cámara lenta, cuando en realidad eran apresurados.
De reojo vi como algunos bajaban la mirada al momento en el que el pelinegro pasaba a su lado, otros mostraban respeto, siendo valientes para mirar y recordar mi rostro y luego estaba Lindsay. Pareció que nuestros ojos se conectaron durante una eternidad; su boca hinchada de tanto morderla, sus ojos rojos y llorosos con sus manos abrazándose a sí misma y una expresión que mostraba coraje, odio. Mi única "amiga", ya no era mi amiga.
Me desvanecí lo que pareció ser solo un segundo, despertando tortuoso para retorcerme en lo que a dura pena note era la habitación del pelinegro.
"AHHHHH!!" Grite con la máxima capacidad que mis cuerdas vocales permitieron. En una esquina de la habitación, Gerard me veía con desespero. Sentía la misma mierda quebrarse en mi interior, y creí haber muerto cuando algo se enterró en mi costado haciéndome visitar el infierno. "No.... Bas...ta...." Me queje a más no poder, sin parar en ningún momento de gritar. Minutos después sabia había quedado afónico, mas aun con la voz ronca, el dolor insistía en hacerse notar. "Due...le!!!"

ESTÁS LEYENDO
Mi Bestia -Frerard-
Fanfiction[Mpreg] Frank Iero es dado a Donald Way por Cheech, su padre, para pagar una deuda de la que el no tiene idea. Donald tiene dos hijos, Gerard y Michael. Frank conocía a MIchael desde un tiempo atrás, así que no duda al momento de elegir a Gerard c...