Ocho.

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."Idiota, mis zapatos!!" Un leve empujón me hizo retroceder, cosa que no me importo en lo más mínimo, pues aun seguía en el shock de ver a mi hermana mayor por primera vez en dos semanas.

"Que haces aquí?" Pregunte hecho un manojo de nervios. Felicity se limpio los zapatos con una servilleta para luego mirarme burlona.

"Soy heredera del cartel de los Iero. Siempre vengo a estas reuniones, Frankie... por  Dios, pero que bestias son los Way, mírate la cara, aun se nota los moretones!" Su mano toco mi rostro, siendo enseguida rechazado por la mía, en inercia. Ella frunció el ceño para luego sonreír. "Que pasa?... estas enojado?..."Permanecí en silencio." Oh vamos, Frank. No eras más que un pequeño estorbo, debíamos hacer lo necesario para pagar la deuda de papa."Respondió en arrogancia. Abrí los ojos bruscamente.

"De que estás hablando?" Mi mirada estaba baja, analizando cada palabra que salía de la boca de mi hermana. "Yo soy solo un pequeño trueque mientras papa paga la deuda, no?..." Temblé. "Un seguro. Sí, eso soy, no?" Mire fijamente a Felicity quien no dejaba de sonreír negando.

"Eres y siempre serás el mayor estúpido del mundo, Frank. Por eso papa me ha escogido a mí en vez de a ti para ser el sucesor del cartel. Por eso no se remordió la conciencia de entregar a su único hijo varón como una paga para saldar una deuda. Entiéndelo y acostúmbrate a vivir con los Way, Frank. Nunca regresaras a casa." Mi gesto se endureció en un segundo gruñendo hecho furia.

"Eres solo una puta mentirosa!!" Exclame.

"Lo soy?" Rio histérica. "Puede ser, pero esto es verdad, si no me crees, a penas y papa salga de esa puerta, le puedes preguntar tu mismo" Dijo señalando el lugar donde los jefes se hallaban reunidos. Me estremecí enseguida.

"Envidiosa!!, arpía. Eso eres, solo mientes, maldita víbora!!"

"Vamos, sigue diciéndome esa mierda hasta que te la creas... Dios Frank. Como si pudiera yo tenerte envidia de algo." Permanecí serio un momento para luego reír desquiciado.

"Pues claro, como no lo pensé antes. Lo que pasa es que tienes envidia de que yo posea un útero y aparte este me sirva, ya que el tuyo es inservible. Ah, pero eso papa no lo sabe... que pasaría si se enterara!?" Sonreí en sorna. La cara de Felicity se distorsiono enseguida mirándome con odio, empujándome con fuerza sin que pudiera detenerla, para luego ver como alzaba una mano en acción de golpearme.

Cerré los ojos esperando el golpe, mas no me defendería, no señor. Mi madre me había educado bien y a pesar de ser una golfa, no le pondría un dedo encima a mi hermana.

Mas los segundos pasaron y el golpe no llego. Abrí los ojos quedando incrédulo al instante, viendo como frente mío, un gran cuerpo me cubría. Su aroma me hizo saberlo enseguida. Gerard.

"Creí que había quedado claro de que ahora nos pertenecía." Hablo el pelinegro.

"Gerard."Gruño mi hermana. Di un paso hacia ellos notando como la bestia tenía en sus manos la muñeca de Felicity, en un agarre brusco, dejando su piel blanca alrededor. "Suéltame, esto no te concierne!!"

"Te equivocas." Afirmo Gerard soltándole desinteresado para luego rodear, sutilmente mi cintura y atraerme hacia su costado.  Por supuesto, iba a negarme, después de lo basura que había sido la bestia conmigo no se la iba a perdonar fácil, mas al ver la cara de ofendida y furia de mi hermana, yo mismo me acurruque mas al pelinegro. "Frank ahora es mío. Me pertenece, por lo consiguiente, tus manos mundanas no tienen permitido tocarle." Y si, ese cabron desgraciado había logrado estrujar mi corazón de nuevo con unas simples palabras, pasando a segundo plano a aquella bazofia que se hallaba aun frente a nuestros ojos.  Mis dedos cosquillearon, con mi cuerpo estremecido en demasía.

Mi Bestia -Frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora