Trece.

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Aquella reunión había sido un éxito para mi bestia.

No escatimo en gastos, presentándome esa noche a la mayoría de los conocidos amistosos alrededor del cartel Way. En gran porcentaje, obviamente, esos jefes conocían mi nombre y sobre todo mi apellido. Mi padre no fue invitado y ni hablar de mi hermana.

El mismo Donald me dio la bienvenida a la familia más tarde dejando muy en claro que ahora yo era parte de ellos, por lo tanto, como un hijo más. Y todos sabemos el concepto que la palabra "hijo" pesa sobre el viejo Way.

Incluso Michael, si, el rubio oxigenado Michael me presento a algunos amigos suyos, herederos de otros carteles, dejando en claro que era su nuevo "hermano". Sentí escalofríos de aquello, pues obviamente los resentimientos hacia su persona siguen presentes en mí. Ray pareció notarlo primero ya que fue él quien me salvo de un tiempo más con Mikey y sus amigos. Claro estaba el hecho de que uno de esos andaba encima del rubio como una garrapata y eso al moreno solo le dejo hecho furia, no evitando que más tarde, los descubriera escabulléndose mientras nadie más los miraba, con Ray con una cara de pocos amigos y Michael siguiéndole con cara de perro mojado y arrepentido que solo me recordaba a Gerard cuando este me hacia las mismas.

Ya muy de madrugada, los invitados ya se habían desvanecido, o al menos eso quise creer yo pues, mientras platicaba con unos conocidos de Donald, el pelinegro me miraba fijamente queriendo comerme como un lobo a su presa. Una hora después confirme que simplemente era su deseo carnal del lado animal que hizo que apenas entráramos a su habitación, este me acorralara tras la puerta apenas cerrada, tomándome como la vil bestia que era.

Y mentiría si dijera que aquello no me gustara, porque Oh Dios, vaya que me encantaba. Posiblemente estaba de más sentirme cómodo con eso, pero si podía mantenerme aferrado a la mínima esperanza de ser el único quien dominara a ese animal, pues iba a hacerlo.



Abrí los ojos recibiendo con una leve sonrisa otro día en el territorio Way.

Llevaba formalmente siendo prometido de Gerard un mes. Un mes que para que mentir, había sido majestuoso.

"Buenos días..." Suspire como cada mañana sintiéndome un rey, entre los brazos del pelinegro quienes me abrazaban sin soltarme ni un minuto desde la noche anterior, con su nariz y boca pegadas a mi cuello, para al final, delinear mi ya amado tatuaje de escorpión que tanto le obsesionaba.

"Buen día Gee" Respondí con la voz ronca. Me voltee hacia el escuchando una queja a lo bajo por ello, sonriendo mientras le veía mirarme penetrante. "Es hora de ir a trabajar." Replique cuando su boca me invadió el cuello de nuevo besando este y dejando leves mordiscos. Gruño cuando le separe de mí mirándole entre molesto y divertido. Gerard suspiro asintiendo para luego ponerse de pie y como yo, caminar hasta el baño, donde una ducha nos esperaba.

Ya más tarde me hallaba en la cocina del lugar preparando lo que sería un lindo almuerzo para la ocasión de ese día.

"Entonces aplícale la salsa encima, muy leve, para que no se humedezca." Siguió explicándome Mariah. Yo asentí continuando.

Era sumamente curioso que sacara a relucir mis dotes culinarios solo por el hecho de querer cocinar para mi bestia.

Ya. Lo sé. Me había vuelto bien nena y no me daba pena admitirlo.

Cosas tan triviales como el café de las madrugadas para cuando el asunto se alargara en el "trabajo", o escoger el traje de cada día, así como levantarle y apurarle cuando se hiciera tarde, hacerle el desayuno y ser yo quien le haga darse cuenta que llego la hora del almuerzo; pasar por el cada tarde, a las seis en punto, para que no se demore mas en sus asuntos y así volver temprano a casa. Y de hecho, para todo ello tuve que robarle el trabajo a Ray, pues ahora era yo quien veía todo lo relacionado con su agenda, además de hacerme cargo de supervisión en el área de empaquetamiento que estaba bajo su oficina, donde claro ahora todo el mundo me tomaba en cuenta, sin contar el hecho de que algunos temblaban en mi presencia.

Mi Bestia -Frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora