Catorce.

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El aire se esfumo de mis pulmones en un parpadeo.

Pronto sentí como si necesitara una máscara de oxigeno, y aunque aquella noticia me hubiera traído de nuevo a la realidad, me estaba volviendo a marear, viendo todo oscuro.

"Como..." Tome aire. "Estas seguro?..." Cerré los ojos sentándome en aquella camilla dura y fría, pensando en lo tanto que extrañaba la calidez de mi bestia... sentirme querido y resguardarme en sus brazos.

"Frank...

"Gerard." Exclame precipitado abriendo los ojos enseguida mirando fijamente a Reinold quien trataba de mantenerse sereno para mí. Suspire forzadamente viendo mi alrededor; estaba en una bata blanca, con una intravenosa conectada a mi brazo, traspasándome suero. "Cuanto tiempo?..."

"Unas horas. Me ha costado hidratarte. Tu embarazo es riesgoso Frank, lo sabes." Mi pecho dolía, no quería seguir en ese lugar.

"Debe ser un error Reinold... debe de..." Mis lágrimas no podían evitar salirse.

Unos segundos después, el viejo y yo nos miramos alarmados al oír ruidos externos de la habitación aproximarse peligrosamente, sabiendo de antemano quien era el intruso.

"No dejes que entre!" Jadeo alterado tratando de quitarme la aguja de mi brazo.

"Vas a lastimarte... no hagas eso....

"Cierra con seguro la maldita puerta!!" Grite. Pero era demasiado tarde, esta ya se hallaba de par en par, a punto de derrumbarse por la fuerza que se había usado para abrirse.

"Frank!" Su sola voz imponente me hizo temblar

"Sal!, vete de aquí!... Oh Dios..." Me sentí a enloquecer... en un minuto me había perdido a mí mismo, arrancándome la intravenosa y empezando a caminar a duras penas por la habitación, buscando rigurosamente mi ropa, mientras, tras mío, las voces no se callaban, aumentando su volumen.

"Frank que te sucede?... Frankie...

"Cállate!!" Revolví el escritorio que había frente a la camilla, sin éxito de hallar mi ropa. "Donde esta mi ropa!?"

"Que es lo que le sucede Reinold?!" Oí a la bestia preguntar.

"Frank, tienes que tranquilizarte esto podría ser malo para..." Pero el viejo solo estaba tras mío tratando de cuidarme... de cuidarlo...

"Basta!!, Reinold, basta!!, eso no es verdad, no lo es!!!"

"Frank...

"No Gerard... no me toques!!, es culpa tuya!!!" El pelinegro trataba de acercarse a mí, emitiendo una mueca de dolor al ver mi reacción hacia su persona.

"Que te pasa Frankie?... cariño...

"No!!!.... Esto es mentira, esto es mentira, esto lo es..." Solo quería desvanecerme. Vi a Reinold ir hacia una mesa continua a la camilla, regresando con una jeringuilla en la mano.

"Sostenlo Gerard. Hay que sedarlo."

"Tú no vas a tocarme!" Amenace, mas fue en vano ya que de una, había sido tomado por la bestia mientras trataba inútilmente de zafarme de su agarre, con el viejo inyectándome algo que me hizo parar de gimotear y desvanecerme de nuevo.

Parpadee intentado poder aclarar el débil panorama que tenia frente mío, mas volví a cerrar los ojos dejándome guiar por el aroma que mi nariz percibía, un agradable olor impregnado en las sabanas que el solía usar... mi bestia.

"Sé que estas despierto." Entonces me estremecí.

Sé que había empezado a temblar cuando sentí una de sus manso acariciar mi cabeza que se hallaba pegada ala almohada, tapando mi rostro.

Mi Bestia -Frerard-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora