Blue » Niall Horan {Deep colours #1} |NO EDITADA|

Capítulo 4.

ARIANNA

Niall posa su mano derecha sobre mi cintura, provocando que unas chispas cargadas de electricidad recorran todo mi cuerpo. Con su izquierda, da pequeños círculos en torno a mi mejilla. Intento escabullirme de su fuerte agarre pero resulta en vano. Se acerca más a mí y nuestras frentes chocan, siento su caliente aliento acariciar mi rostro y puedo descubrir que éste mismo huele a fresas. 
Junta nuestras caderas y mi corazón acelera considerablemente. Me están empezando a sudar las manos y mi respiración se vuelve irregular. No comprendo por qué me provoca esto Niall, que alguien me lo explique por favor.

—Ya no dices nada, ¿verdad? —susurra en mi oído, acto que hace que mi piel se erice.

Trago saliva y miro hacia otro lado, evitando la intensa mirada azul de Niall. Intento controlarme ya que si dirijo mi vista hacia él, dudo que aguante de pie. Coge un mechón rubio de mi cabello y lo enrolla en su dedo índice. Su respiración choca contra mi cuello y puedo percibir que observa mi escote.

—¿Quieres que te sea sincero? —murmura de nuevo.

Nuestras miradas se encuentran, parece que irradian intensidad y atracción, y al mismo tiempo, energía. Agarra mi pequeña mano y la entrelaza junto a la suya.

—Me extraña que seas virgen.

Mi boca se abre de par en par, asombrada. ¿He oído bien? ¿Pero cómo...lo sabe? ¿Acaso tengo un cartel puesto en mi cara indicando eso? Y además, demasiado directo. Ya veo que Niall no se corta ni cuando estamos en un momento de tensión.

—¿Q-qué? —pregunto sin todavía creérmelo.

—Oh vamos Ari, sé que eres virgen.

—¿Y quién te dice a ti que lo sea? —comento molesta.

Lo aparto de enfrente mía de un empujón y frunzo el ceño, cruzándome de brazos. Él solo suelta una gran carcajada, levantando los brazos como si no fuera culpable de mi enojo. Haber, tengo que admitir que sí, soy virgen, pero él no lo tiene que saber y desde luego no estoy dispuesta a admitir que lleva la razón. 
No a él.

—Lo sé porque cada vez que me acerco a ti y te toco, te pones muy nerviosa. Si no lo fueras, no serías así. Además, eres muy inocente. Ni te imaginas las cosas sucias que estoy pensando hacerte ahora mismo. —muerde su labio inferior y recorre todo mi pequeño cuerpo con su mirada. Acto seguido me envía una sonrisa seductora.

Yo ruedo los ojos y camino hacia la salida del callejón, decidida, pero un fuerte brazo me impide continuar. Intento zafarme de su agarre pero me resulta imposible, así que decido esperar a que hable.

—¿A dónde crees que vas?

—A mi casa. —respondo de forma obvia.

—No, tú vendrás conmigo.

—No pienso ir a ningún sitio contigo.

—He dicho que irás a mi casa.

Dicho eso, agarra mi mano pero me deshago de ésta. Niall bufa y acto seguido amarra mis piernas y me sube sobre su hombro. Yo pataleo y doy fuertes golpes en su espalda, intentando que me suelte y así pueda irme a mi hogar tranquilamente, pero resulta inútil. Nos lleva hacia el principio del callejón. Las calles se iluminan y Niall me guía hasta llegar a su coche, el que es diferente al de esta mañana. Por lo que consigo observar, es un lamborghini grisáceo. Al parecer tiene demasiados vehículos, ¿acaso se los cambia cada día?

Me sienta en el asiento y me ata el cinturón de seguridad ignorando mis palabras malsonantes y mis protestas. Más tarde, él se acomoda en el suyo y enciende el motor, el que suelta un gran "rugido". Arranca y acelera a una gran velocidad.