Capítulo 25.

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ARIANNA

Tras esperar cuarenta y cinco minutos por la llegada de Niall —la que jamás llegó—, decido rendirme e irme de ese lugar y emprender el camino de vuelta a Mullingar.

No puedo creer lo que me ha hecho, ¡me ha dejado plantada! Y es justo él el que decidió quedar, no yo. Me siento humillada y sinceramente, estoy muy cabreada con Niall y conmigo misma. Con el rubio porque ni siquiera se dignó a presentarse; ni un mensaje, ni una llamada. Nada. Y con mi persona porque he sido una ingenua y estúpida al creer que la rivalidad entre él y yo podría desaparecer y quedar eliminada por siempre.

Pero no ha sido así.

No sé ni por qué esperé tanto a que viniera.

Un nudo en la garganta se me va creando poco a poco, hasta tal punto que siento unas inmensas ganas de romper en pleno llanto en medio de la habitada calle, pero no puedo permitirme caer tan bajo. Llorar por un chico -concretamente por Niall-, lo considero una tontería. Él no debería haberme causado daño alguno al no asistir a la cita, porque, ¿qué esperaba? ¿Que me trajera un ramo de flores o algo por el estilo? No, está claro que no. Entonces, ¿por qué me duele?

Todos los chicos con los que he salido me han herido de sobremanera, o al menos la gran mayoría: me han engañado, se han aprovechado de mí, me han tratado como una auténtica basura, pero jamás me dejaron plantada. Debe de ser algo nuevo para mí y por eso lo padezco de este modo.

Camino a paso rápido hacia mi coche y abro la puerta, adentrándome en él en un diligente movimiento. Arranco el motor y conduzco de nuevo a Mullingar con el corazón encogido en mi interior.

Niego con la cabeza: no permitiré que me damnifique. Ni él ni nadie.

(...)

Tras una hora de viaje, regreso a mi hogar al fin.

Abro la puerta de la entrada apresuradamente y cuelgo mi bolso en la percha. Hallo a mi madre durmiendo en el sofá con la boca abierta, su baba cayendo de ésta. No me extraña, son las nueve de la noche y a esta hora mi antecesora suele estar durmiendo, pero en su cama. Intento aguantar la risa y subo las escaleras silenciosamente, dirigiéndome hacia mi dormitorio. Cuando estoy en él, me tumbo en mi cama boca arriba, soltando un suspiro de cansancio. Cierro mis ojos haciendo un gran esfuerzo por no pensar en Niall, pero todo resulta en vano: el rubio no tarda en inundar cada parte de mi mente, colándose entre mis pensamientos sin permiso alguno.

De repente, mi móvil vibra sobre la mesita de noche. Me levanto pesadamente para ver quién es el dueño de la llamada, y no me sorprende en absoluto al ver el número de Niall aparecer en la pantalla.

A decir verdad, no me apetece nada hablar con él y escuchar excusas que no me interesan, porque sé que todo lo que saldrá de sus labios no serán palabras sinceras. Por esta misma razón, lo ignoro y no le contesto, ni lo voy a hacer por lo menos dentro de un tiempo.

Me vuelve a vibrar el móvil, pero esta vez es a causa de un mensaje de Leslie. Lo desbloqueo y miro el texto que me ha enviado.

"Tía, el tal Harry ha conseguido mi número de teléfono y yo no se lo he dado, ¿se lo diste tú? Porque si es así te reviento >:("

Mis labios forman una pequeña "o", expresando sorpresa. Yo desde luego no he sido la artífice de que Harry tenga cualquier tipo de contacto con Leslie, puesto que sé que a ella no le hace ninguna gracia. No sé cómo ha podido conseguirlo.

"No tengo ni idea, yo no fui. ¿Te ha escrito algo?" Le contesto.

"Sí, ese es el problema. Quiere quedar mañana por el centro"

Blue » Niall Horan {Deep colours #1} |NO EDITADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora