Blue » Niall Horan {Deep colours #1} |NO EDITADA|

Capítulo 7.

ARIANNA

Mis pesados párpados se abren poco a poco. Hoy no he pasado una buena noche precisamente, pensamientos oscuros invadían mi mente y me provocaba un intenso agobio. Una pesadilla, como la primera noche que llegué a Mullingar. ¿Es eso posible? ¿Y sabéis qué? En ella aparecía Niall, de nuevo. 

Cambiando de tema, mi madre no se olvidó de la noche en la que no pasé en casa por culpa de un rubio, así que me castigó tres días sin salir. Por Dios, ¡tengo veinte años! Supuestamente a partir de los dieciocho no tenemos por qué obedecer a las exigencias de nuestros padres, pero como yo vivo con ella, podría decirse que estoy obligada.

Una melodía procedente de la mesita de noche interrumpe mis pensamientos. Me levanto de la cama pesadamente y cojo mi móvil: Jess. Lo descuelgo y me lo acerco a la oreja, para poder escucharla.

—¿Diga? —contesto con voz adormilada.

—¡Ari! ¿Dónde estabas? ¡¡Llevas un día sin cogerme el teléfono!! He estado super preocupada, ¡no te vi desde la discoteca! ¿Qué ocurrió? ¡Necesito explicaciones! —grita, por lo que parece bastante enojada.

—Buenos días a ti también. —respondo bostezando y dirigiéndome al aseo.

 —¡Dímelo todo! Ah, por cierto, tengo tu coche en mi cochera, ¿te acuerdas de él? Ya sabes, un vehículo de cuatro ruedas viejo, oxidado...ese.

—Sí, lo recuerdo. ¿Qué hora es? —pregunto.

—Son las nueve de la mañana.

—¿Y por qué me despiertas a estas horas?

—Porque estaba muy preocupada ¿sabes? A eso se le llama ser una mejor amiga.

Ruedo los ojos. Algunas veces es demasiado exagerada, aunque claro, desaparecer de una discoteca después de una tremenda pelea y correr de la mano de un psicópata, tiene bastantes motivos. 

—¿Dónde te llevó ese loco? ¿Te hizo daño? Oh, si lo hizo se puede preparar para su peor pesadilla. —amenaza.

—Sí claro, es muy peligroso meterse con Jessica Skeen. —digo irónica, sujetando el móvil entre mi hombro y mi oreja y lavándome las manos.

—¡Exacto! —ríe entre dientes—. Bueno, no vas a lograr que olvide el motivo por el que he llamado. Si quieres quedamos y me lo cuentas todo. 

—No, no puedo, mi madre me castigó. —comento secándome las manos en una toalla.

—¿Por?

 —Bueno...es que esa noche no dormí en casa. —contesto con voz vulnerable. Sé lo que viene ahora.

—¿Qué? Oh Dios, no será...oh Dios Ari, ¿qué hiciste? Ya sabes...¿te obligó...él?

—¿Qué? ¡No! Es una larga historia, ya te contaré. Ven a mi casa y lo discutimos todo ¿sí?

—Vale, en dos horas estoy allí. Un beso.

—Chao. —me despido y cuelgo.

Mi mirada se posa sobre mi rostro reflejado en el espejo, frente al lavabo. Giro mi cabeza hacia un lado, dejándome mostrar la marca que que dejó Niall sobre mi delicado cuello. Mi madre no tiene por qué saber nada de esto, así que me dirijo hacia mi habitacíon y me cubro el chupetón con un pañuelo color blanco. Acto seguido, bajo las escaleras corriendo y voy a la cocina a por algo de comer. Cojo una manzana y diviso una nota junto a la mesa. La leo.