Extraescolares

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Preparé a Karla para sus actividades extraescolares, hice su mochila para que fuese a entrenar a basketball y metí su pequeña guitarra en su funda. Había estado sin ir durante las semanas que tenía el brazo mal, pero ahora que ya estaba mejor ya podía ir y ella necesitaba quemar toda esa energía contenida durante tantas semanas. 

La llevé hasta el pabellón de basket y me senté en las gradas algo alejada del resto de madres pero tampoco mucho. Ellas no solían hablar conmigo todo el rato ya que la diferencia de edad entre nosotras era notoria y porque yo utilizaba el rato de entrenamiento de mi hija para arreglar algunas cosas del trabajo. Pero de vez en cuando sí que intercambiaba algo de conversación con ellas. 

- Esa niña es muy ruda con todos los niños... jajajaja - Escuché comentar a una madre.

- Sí hija sí... Es realmente muy bruta... A veces pienso que si no será un niño con el pelo larguísimo. - Paré de teclear en mi móvil para prestar atención. Al parecer no se habían dado cuenta que hoy me había quedado a ver el entrenamiento..

- Jajajajaja... la verdad que... teniendo como ejemplo a su madre... que ya todas sabemos por los gustos y preferencias que se decanta... No me extraña para nada que la niña sea tan machita... - Sentenció otra mujer.

- Oigan... considero que todo eso que ustedes están comentando no las incumbe para nada no?? Y considero que si mi pequeña quiere ser ruda, bruta y algo masculina, está en su derecho... quien marca las cosas políticamente correctas para las niñas. - Y al escuchar esas palabras me estremecí y me giré hacia el grupo de mujeres para ver levantarse a Camila y marcharse del grupo donde estaba sentada...

PERO QUÉ?!?!?!?! 

Salí corriendo tras ella hasta que la alcancé en la puerta del pabellón, tomándola del brazo y dandole la vuelta hacía mi.

- Camila?! - Ví como ella me miró perpleja y con cara de pánico.

- Lau.. Lauren.. esto... qué haces aquí?!

- Como que qué hago aquí?! La pregunta es, qué haces tú aquí?? Y qué le estabas diciendo a esas mujeres sobre mi hija?!?! - Camila al escucharme decir la última palabra se dio la vuelta y para seguir caminando y se marchó por la puerta.

Salí corriendo tras ella que ahora ya no caminaba sino más bien corría hacia su coche y la atrapé entre mis brazos levantándola mientras ella movía sus piernas. 

- Estate quieta Cabello! Estate quieta ahí!! - Le decía mientras la levantaba en alto por detrás con mis manos alrededor de su cintura.

- Suéltame! Lauren!! Suéltame... 

- Te suelto, pero no puedes huir... Me oyes... 

- Sí! -Y la solté en el suelo con cuidado en lo que ella se arreglaba la ropa y se giraba hacia mi. - Qué quieres?! 

- Qué quiero? Qué quieres tú?! Qué haces en el entrenamiento de Basketball de mi hija?! 

- Mmmmm... nada, solo, coincidencias... - En la cara de Camila se veía preocupación

- Venga Camila por dios... coincidencias?! Qué me estas contando...?? Oye, o me respondes con la verdad o llamo a la policía. - El rostro de Camila se descompuso mientras sacaba mi móvil del bolsillo.

- Oye no, espera... Espera Lauren. - Me dijo mientras me tomaba del brazo con cuidado. - Es solo que... solo... no puedo lauren... - Y se dio la vuelta camino a su coche mientras parecía que estaba llorando.

- Camila, camila espera... Ven... Noo.. no voy a hacer nada... solo espera. - Notaba que se me iba a salir el corazón del pecho.. No entendía nada. - La volví a tomar esta vez dándole la vuelta con cuidado por el hombro.

Ella se dio la vuelta con la cabeza agachada y llorando, y yo no sé porque la cogí y la acerqué a mi abrazándola.

- Ssshh Camila, ya está.. - Le decía mientras le acariciaba el pelo con cuidado. - Está todo bien Camila... Tranquila.. Sshhh... - Y ella paró de hipar para levantar la mirada hacia mí con algunas lágrimas aún en sus ojos.

- Lauren...Yo.. yoo.. yo siempre he estado aquí... 

Volvió a romper a llorar, y sin darme cuenta yo también estaba llorando con ella. Estaba tan abrazada a mi y yo no entendía nada que lloraba por impotencia e incertidumbre. Miré mi reloj para ver que hora era y cuanto le quedaba a Karla de entrenamiento para poder hablar con Camila. Y ví que aún quedaban unos 50 minutos, así que con cuidado aparte a Camila de mi para decirle.

- Ven Camila vamos... relájate... vamos a tomarnos un café.. está bien?! Está bien por ti?! - Ella sorbía por su nariz y respiraba más tranquila mientras asentía. - Ven, sube a mi coche, tenemos tiempo para hablar...

Y Camila subió a mi coche sin rechistar. Creo que en este momento sentía que estaba apunto de morir... no notaba nada de mi, solo mi mente pensando y mi corazón latiendo a mucha velocidad. No podía entender nada de lo que había dicho, nada de lo que estaba sintiendo o podía estar sintiendo ella... Y con esta sensación conduje hasta la cafetería más cercana.

Llegamos y pedí dos tilas. El café no era un buen compañero en este momento.Las dos nos manteníamos en silencio hasta que llegó el camarero y nos trajo las tilas. Camila seguía llorando pero ahora en silencio y algo más calmada, con lágrimas de tristeza reprimida o de nerviosismo. 

Abrí el azúcar de la tila de Camila y se lo puse. E hice lo mismo con la mia. Removí ambas tazas y le dije que se lo bebiera. Ella me hizo caso y se empezó a tranquilizar. Sin saber por qué me guié por mi impulso, y viendo las manos de camila sobre la mesa, estiré una de mis manos para posarla sobre la suya, y ella con un pequeño movimiento la giró y me apretó la mano con gran cariño y anhelo para empezar a decirme todo lo que llevaba guardando durante todo este rato, y al parecer por años.

- Venga Camila, cuéntame...

- No... no, puedo.

- Si puedes Camila, solo, solo empieza y ya..

- No, amor, no puedo, tengo miedo... 

Y tras decir eso ambas separamos nuestras manos y nos quedamos boquiabiertas. Me había llamado "amor" y eso era algo que hacía años no escuchaba... mi corazón había estado anhelando esto durante todos estos años...

Karla Jauregui (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora