Damon El Retorno de L.J. Smith
-Pensaba que obedecías a la fuerza de gravedad.
-¡Y yo! ¿Qué hago ahora?
-¡Concéntrate en algo pesado!
-¿Y si no funciona?
-¡Tendremos que comprarte un ancla! (Stefan y Elena)
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-¿Quieres decir que crees que pasó la noche con él?
-¡Stefan! – empezó a decir Bonnie-. No es así como funcionan los buenos chismes. Uno jamás dice directamente lo que piensa…
[…]
-No es chisme; es información necesaria. –dijo Meredith, asintiendo.
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-¿Sólo porque haya muerto un par de veces se supone que tengo que decir ‘caray’ durante el resto de mi vida? –Elena sacudió negativamente la cabeza-. No. Soy yo y voy a seguir siendo yo… quienquiera que yo sea.