Tenía que quedar con Isabel y contarle todo, estaba a punto de llegar a mi casa, así que, terminé de hacer la cama antes de que llegase. Justin tenía razón, este momento iba a llegar tarde o temprano y por una parte lo estaba deseando, había soñado muchas veces con esto y poder contárselo a una amiga me iba a hacer bien.
Llamaron al timbre.
- Hola Isa- la saludé.
- Hola ___ ¿qué tal?- se la veía tan alegre como siempre.
- Bien, pasa, tenemos mucho que hablar- me siguió hasta mi habitación.
- Me tienes intrigada ¿qué pasa con Justin?- nos sentamos en la cama.
- Lo que pasa es que le quiero y él a mí- la cara de mi amiga era de risas, no daba crédito a lo que estaba escuchando.
- ¿Qué me quieres decir con eso?
- Justin y yo... bueno... estamos saliendo desde hace un tiempo- lo solté de golpe. Me sentía bien, respiré hondo.
- ¿Justin y tú? pero... ¿cómo?
- Tranquila, respira- me reí- te lo explicaré todo desde el principio. Empecé contándole con más detalles todo lo verano y como me fui con Justin a Atlanta y lo mucho que me gustaba él; hasta que llegó el momento en el que me pidió salir y yo fui la chica más feliz del universo. Pero no todo es de color de rosas porque no se lo podíamos contar a nadie, no podía gritarle al mundo que quería a Justin Bieber como a nadie, parece que todo tiene un precio.
- ¡Guau! ¿cómo te lo has podido callar todo este tiempo? - me preguntó.
- No ha sido fácil, pero ya sabes, nadie lo podía saber porque sería un caos y las fans son un poco agresivas y...
- ¿Estás segura que es solo por las fans?- me interrumpió. Isabel me conocía demasiado bien.
- Bueno, puede que sea por alguien más, no te lo voy a negar- me sentí culpable.
- ¿Sandra?
Asentí con la cabeza.
- ______ si es tu amiga lo entenderá.
- No lo creo, no cuando se trata de Justin, no veas como se pone con ese tema, me odiará- me puse triste solo de pensarlo.
- No te preocupes, de momento no se tiene porque enterar nadie- Isa me dio un abrazo.
- Sí por favor, no se lo puedes contar a nadie.
- No te preocupes, soy una tumba- dijo con una sonrisita.
Pasamos el día juntas, comimos en mi casa y por la tarde nos fuimos de compras. Me sentía mucho mejor, poder estar con una amiga a la que no le oculto nada, no tener miedo a que te me escapase algún comentario al respecto y por supuesto le tuve que dar todos los detalles de nuestro día de San Valentín.