—No estoy segura
—Tenes que estarlo
—Pero tengo miedo
—¿Miedo?. ¿Qué clase de miedo?
—Ese miedo que... Te da miedo
—¡Idiota!
—¡No me hables asi!
—¡Abrime la puerta, Fran!
¿Pierre?
Abrió los ojos y entendió, estaba mezclando la realidad con sus sueños como de costumbre...
—Ya te abro—respondió adormilada.
Sacó las sabanas de una patada y abrió la persiana, se refregó los ojos y se sacudió el pelo. Suspiró y abrió.
—¿Puerta cerrada?—preguntó Pierre.
—Si, no sé que hice anoche—respondió ella.
—¡Bueh!, pasado pisado. Te traje un café y un rico chocolate para que empieces el día como reina—sonrió Pierre levantando la bandeja que sostenía en las manos, y que hasta el momento Francesca no había notado.
—¿Desde cuando el señor trata a su amiga como reina?—preguntó Francesca con ese tono dulzón que usaba cuando algo le llegaba al corazón.
—Fácil, hoy vas a necesitar el autoestima por...—Pierre dudó y miró el techo.—por las nubes—concluyó.
—¿Hoy?, ¿qué pasa hoy?—preguntó Francesca temiendo lo peor.
Pierre abrió los ojos y se tapó la boca, empezó a correr por toda la habitación con la expresión aún plasmada en el rostro.
—¡Lo olvidaste! ¿cómo te atreves?
Francesca lo entendió.
Temió.—¡No me digas que es hoy!
—Justamente hoy, ocho de octubre, Fran—respondió Pierre un poco molesto por el olvido de su amiga.
Francesca soltó una carcajada.
—No me hagas esas bromas que me estresas, idiota—rió.
—No es ninguna broma, hoy llega tu hermana al aeropuerto.
—¿¡Cómo no me avisaste!?—extalló la joven.
—Pero te lo dije antes de dor... Bueno no importa, ahora vestite que llegamos tarde, querida—Pierre salió de la habitación.
—¿Cúanto tiempo tengo?—gritó Francesca, mientras tomaba un sorbo del mejor café del mundo: el de Pierre Valentin.
—Quince minutos para desayunar, quince para bañarte, tres para meditar y unos cuarenta para llegar al aeropuerto—contestó Pierre.
—¿A que hora hay que ir?—insistió ella.
—A las diez.
Miró el reloj: Nueve y treinta.
—¡No me da el tiempo!—gritó desesperada.
—Exactamente—Pierre se recostó en el marco de la puerta.
—¿¡Y qué haces tan tranquilo!?—se alteró aún más.
—Sé que te vas a apurar porque es tarde y llegaremos temprano...—sonrió triunfante.
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Sweet Autumn
Lãng mạnSweet Autumn es un vecindario donde (por condición climática) siempre es otoño. Es un paraíso hecho realidad, paisajes anaranjados, pequeñas placeres cotidianos como tomar café en frente a la estufa o dormir con las sábanas hasta la nariz. Un lugar...