Capítulo 7

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Morgan se paralizó, no pensaba mover ningún músculo antes de pensarlo bien.

Según los libros decían, en este tipo de situaciones había que demostrar que se venía en paz, y eso era lo que Morgan tenía planeado hacer.

Cerró los ojos y se concentró, respiró hondo y abrió los ojos con la calma al máximo.

—¿Eres tú, chica rara?—preguntó el muchacho.

Ella asintió.

—Jurálo—exclamó sin dejar de apuntarla.

La joven escribió una cruz con su dedo en su pecho, jurándole.

El muchacho bajó el arco y se sacó la capucha demostrando su identidad; Dustin.

—Este lugar es mío. ¿Qué haces aquí?

Levantó los hombros.

—Vete.

Ella se cruzó de brazos y lo miró desafiante, ¿qué se creía este idiota?

—¿No te irás?

Ella negó.

—Quiero que sepas que acá estás en desventaja. Mi territorio, mis reglas, no tienes poder alguno sobre este bosque.

Ella bajó los brazos... Dudosa.

—Te recomiendo que te vallas.

Morgan estaba cansada de todo lo que el joven le decía y también como la trataba. Ya había sufrido demasiado bullying como para estar aguantando más.

Con el lenguaje de señas que había aprendido desde niña le dijo; "Vengo en paz, tu actitud me está hartando, deja de tratarme así".

Él se sorprendió.

—¿En verdad eres muda?

Asintió.

Con las manos expresó:"¿Sabes hablar lenguaje de señas?"

—Sé leerlo, pero no hacerlo.

"¿Como aprendiste?" preguntó ella.

—No quiero hablar contigo, niña rara.

"Me discriminas por algo que no pude evitar."

—No me interesa tu vida, te lo repetiré solo una vez. Vete de aquí—gritó.

Ella no movió ni un dedo.
Lo miró indiferente, dio la vuelta y caminó hasta el árbol, allí se sentó.

Se cruzó de brazos, se puso la capucha y los auriculares.

Él levantó el arco en dirección al rostro de Morgan.

—Te vas ahora.

Ella levantó su dedo medio.

Él preparó su tiro y cerró el ojo derecho, disparó.
La flecha se clavó a centímetros de la oreja de Morgan, la cual ni se inmutó.

Él chico cambió su posición y la miró asombrado. Morgan se levantó, agarró la flecha, caminó hasta Dustin y presionó la flecha (con la punta hacía el cielo) en su pecho, cosa que lo dejó sin aire por unos segundos y se marchó.

Él tomó la flecha en cuando ella la soltó y la observó, después a Morgan y por último sonrió.

Morgan emprendió camino hacía el lago que había cerca, se sentó en un árbol y miró el paisaje ante sus ojos.

Dustin llegó minutos después y se sentó junto a ella.

—Perdoname, lo digo en serio. A veces deseo estar solo a tal punto de hacer cosas sin sentido, espero que puedas entender.

Sweet AutumnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora