Capítulo 5

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El hombre golpeó a Franco.

El chico se detuvo y en su cabeza pensó. Lo miró con odio y (aún con calma) le dijo:

—Andate ya de mi bar o llamó a la policía, te pasaste de vivo con una mujer y golpeaste a un muchacho, eso te alcanza para pasar un rato en la comisaría.

—¿Y si no me quiero ir?, ¿vas a llamar tu abuelito?—se burló.

Franco soportaba burlas sobre el bar, sobre sus hermanos, y hasta burlas de él mismo. Pero con su abuelo no se metía nadie.

Franco saltó la barra y lo empujó al suelo.

—¡No hables así de mi abuelo!—exclamó.

El hombre se levantó con ganas y lo intentó golpear, pero Franco lo esquivó.
Esquivó tres golpes, hasta que le dio uno entre la nariz y el labio inferior, haciéndolo sangrar.

Franco perdió el equilibrio y se golpeó la cabeza contra un asiento, y eso lo hizo perder el conocimiento.

Juliette quedó paralizada.

El lugar se había vaciado por completo y sólo quedaban ellos tres.

¿Qué haría ella?

El hombre la miró, le guiñó un ojo y sonrió. Luego, salió del bar haciendo vibrar las ventanas con un portazo.

La joven arrastró a su enamorado hasta la parte interior del bar y allí intentó hacerlo reaccionó, pero no lo logró.
Se tiró en el suelo cansada y aún aterrada por todo lo que había ocurrido.

De repente empezaron a sonar las sirenas de una ambulancia, pero ninguna de la policía. También escuchó los gritos de Francesca que discutía con Pierre.

Juliette se recostó en el suelo y cuando Francesca entró ni se movió. Juliette le demostró a Francesca su buen estado con unas palabras no tan limpias y cuando se acordó de que su chico estaba desmayado, se levantó.

—Que lindo que estas—murmuró  Juliette.

—Gracias—respondió el.

—¡Ahhh!—chilló ella.

Justo ahí entró la ambulancia y las dos muchachas salieron. La ambulancia hizo un rápido chequeo de Franco y al no notar nada malo, se fueron.

Él se lavó la cara y se limpió la herida, seguía sangrando pero ya no tanto como antes.

—Que desubicado—pensó Franco.

Salió del bar y se encontró con su abuelo, seguido de Dustin y Robbin, su hermano.

Desde atrás de una pared salieron Francesca y Juliette.

—¡Hermano!—exclamó Franco, los dos se abrazaron con ganas y eso, a Juliette le pareció muy tierno.

No pasó mucho después, eran las seis de la tarde. Francesca, Pierre y Morgan regresaron a casa mientras que la familia Hood permanecía limpiando en el bar.
Juliette estaba por irse cuando vio que empezaron a servirse alcohol y a cerrar las ventanas del bar.

Franco la observó al pasar la puerta y decidió acercarcele.

—Hola—habló el, cuando llegó hasta ella.

—Hola—le sonrió ella.

El clima comenzaba a enfriarse, ella se frotaba los brazos con insistencia. Él como buen caballero que es, fue hasta adentro y le trajo una chaqueta.

—¿Vas a hacer algo hoy?—preguntó nervioso.

—Llegaré a casa, prenderé la tele, prepararé torta de chocolate y voy a zambullirme entre mantas a ver la tele hasta dormirme—respondió.

Sweet AutumnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora