Capítulo 3

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Los cuatro caminaron por las calles de tierra del vecindario. Tal como Morgan pensaba que sería: un paisaje en completo color anaranjado, las casas eran enormes y todas muy lujosas. La mayoría tenían nombres muy bonitos.
La casa de Francesca se apodaba "Café Agrio" debido al amor que tenía Fran por el café.

Los niños salían a andar en bicicleta a estas horas de la mañana, había un silencio tan pacífico que daban ganas de gritar. Se escuchaban los pájaros y el crujir de las hojas al caminar.

Cuando llegaron al lago donde la mayoría de los enamorados pasaban el día, Morgan quedó maravillada. Era todo demasiado hermoso como para ser real.
Siguieron de largo y llegaron a una pequeña cabaña que llevaba el título de "The Green Witch" en grandes letras verdes.
El cartel se balanceaba con la dulce brisa de la mañana y eso creaba un rechinido que inquietaba.

Entraron al bar y Juliette fue la primera en sentarse en una mesa cerca de la barra, donde el chico que atendía solía descansar.

Los otros tres se sentaron alrededor de ella. El joven rubio medio castaño de ojos verdes se acercó a la única mesa llena.

Vestía de negro, y eso volvía a Juliette loca. Llevaba su delantal verde con el nombre del lugar plasmado en el centro, traía una libreta y una lapicera en la oreja.

—¿Qué les sirvo?—sonrió el joven cuando clavó su mirada en Juliette.

—Algo frío—pidió Pierre.

—¿Un té helado, puede ser?

—Me encanta—intervinó Juliette cambiando la posición en la que se sentaba.

El la miró con un pequeña sonrisa traviesa en el rostro.

—Enseguida.

El joven se marchó rapidamente.

—Un, dos, tres, cuatro, y...—Francesca fue interrumpida con la voz del mozo otra vez.

—Aquí los tienen.

—Muchas gracias, ¿sólo estás vos acá?—preguntó Pierre.

—Si, mi abuelo es el dueño y trabajo acá porque me resulta divertido.

—¿Haces todo así de rápido?—preguntó Juliette en una pose un tanto peculiar.

El joven rió.

—La mayoría de las cosas.

Ella asintió.

—¿Como te llamas? Hace ya mucho tiempo que te conozco pero nunca supe tu nombre—exclamó Francesca mientras tomaba su té helado.

—Franco.

—Lindo nombre, amigo—murmuró Juliette coquetamente.

—¿Y cómo te llamas vos? Venís muy seguido—preguntó Franco hacía Juliette.

—Juliette.

—Hermoso nombre.

—Lo sé.

El chico sonrió y se fue a atender a los demás que iban llegando.
El bar de llenaba especialmente a las doce, cuando la mayoría se dignaba a salir de sus casas para hacer cosas pendientes.

—Ese chico está divino—susurró Juliette.—su nombre es tan hermoso, como él

—Podrías pedir trabajo y estarías junto a Franco las veinticuatro horas. Y viendo como va la cosa, de seguro tengan una historia juntos—suspiró Francesca, conociendo a su amiga.

—Esa idea me parece genial, pero tendría que trabajar.

Pierre lanzó una carcajada y Morgan sonrió a escondidas.

Sweet AutumnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora