Capítulo 4

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Eusebio había pasado todo el viaje hablando sobre sus dos nietos; Dustin y Robbin.

Francesca sólo escuchaba maravillas de esos dos muchachos. Robbin tenía veintiún años y Dustin tenía trece.
Morgan escuchaba atentamente todo sobre Dustin y parecía un chico maravilloso.

Entre la multitud, Morgan reconoció al hombre con el que había pasado la mañana entera, se sorprendió cuando este se acercó y saludó con ánimo a Eusebio.

Un chico castaño, con ojos color avellana apareció atrás del muchacho y ella dedució que era Dustin.

Dustin la miró de pies a cabeza y luego puso un expresión de desprecio hacía Morgan.
Morgan, en defensa, lo miró desafiante.

Dustin se relamió los labios y la miró con arrogancia, poniéndose las manos debajo de los hombros, haciéndole ver desafiante.

Morgan bajó su mirada hasta sus pies y volvió de vuelta a sus ojos color avellana, se cruzó de brazos desafiantemente.

Dustin iba a decir algo, pero Eusebio lo cortó.

—¿No saludarás a tu abuelo?—preguntó el anciano.

—¡Abuelo!—sonrió él.

Francesca hasta el momento había quedado en shock, el chico al cual había molestado era el nieto de Eusebio.
Se sentía un poco culpable.

Salieron del aeropuerto y en cuanto subieron al auto, Pierre se lamentó.

—No entramos todos.

Francesca lo miró indignada.

—Yo haré que entren todos.

Eusebio y Pierre iban adelante.

Morgan iban en una punta, Dustin se sentó a su lado y en la otra punta estaba Robbin.
¿Pero Francesca donde iría?

—Arriba de Robbin, querida—Pierre soltó una risa divertida.

Francesca rodó los ojos.

Se sentó incómodamente en las piernas del muchacho.

—Pasaré todo el camino arriba de ti, así que creo que sería mejor conversar un poco, ¿no lo crees?—ablandó la situación, la pelirroja.

—Soy Robbin Hood, nieto de Eusebio—El muchacho extendió la mano. Y ella la tomó.

—¿Te llamas Robbin Hood, como... Robbin Hood?—preguntó ella recordando lo divertido que había sido ver la película del zorro naranja vestido de verde.

—Exactamente, ¿cómo se llama la chica que esta sobre mi?

—Francesca Bergantín.

—Interesante nombre.

—Lo mismo digo.

—¿Cuántos años tienes?

—Veintiúno, ¿y tú?

—Veintiúno.

—¿Donde vivirás?

—En la casa de mi abuelo.

—Tu abuelo es mi vecino.

—Podré verte desde mi ventana.

—No lo creó, hay algo llamado persiana.

—Sí, pero la persiana no siempre esta cerrada... ¿o me equivoco?

—No te equivocas.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Eso espero.

—¿Pierre es tu novio?

—Es solo mi amigo.

Sweet AutumnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora