Capítulo 10

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Franco se tomó el día libre para salir con Juliette. La llamó y quedaron para ir a caminar juntos por todo el vecindario.
Suena simple, pero ambos morían de nervios tanto por dentro como por fuera.

Juliette tocó la puerta de Francesca minutos después de haber cortado con Franco.

—¿Qué haces acá?—preguntó Francesca con una bata y un moño no tan prolijo.

—Tengo una cita con Franco.

—¿Cómo vas tan rápido?—preguntó la pelirroja moviéndose para que la castaña entrara.

—¡Que sé yo!

—¿Por qué estás aquí? No sirvo para preparar chicas antes de una cita, y lo sabes—se quejó nuevamente Francesca.

—¡Ay basta! Tenés un malhumor de porquería, me voy a la mierda—se hartó Juliette.

Francesca se rió.

—Ven, no seas tonta—habló entre risas.—Pero en serio dimé para que me quieres, porque no sé que tengo que hacer.

—Ayudame a calmarme...

—Primero necesito que estés pronta, preparate, bañate, come, hace lo que quieras pero cuando estés pronta lo hacemos.

—Ok ok.

Juliette se alistó lentamente. varias horas para bañarse, vestirse, maquillarse, cambiarse de ropa, comer, lavarse los dientes, cambiar de ropa nuevamente, comer otra vez y por último lavarse los dientes.
Ah y peinarse.

—¿Lista?—preguntó Francesca en completa paz y paciencia.

—Si, eso creo. ¿Por qué?, ¿falta algo?

—Sólo te preguntaba.

—Si si, como sea, haz tu magia negra.

—No es magia negra.

—¡Lo qué sea!

Ambas mujeres se sentaron frente a un banco en el patio trasero de la casa y miraron el paisaje.

—Sigo nerviosa—susurró Juliette.

—Respira hondo unas cuantas veces, cierra los ojos si es necesario.

Juliette obedeció.

—Es un chico nada más, no es para tanto. ¿Qué podría pasar?—reaccionó.

—Así es—sonrió Francesca.—¿Cómo te sientes?

—Bien, creo.

—¿Puedo esconderme atrás de un arbusto para ver que sucede?

—¡Claro que sí!

Ambas chocaron los cinco y se dirigieron al punto de encuentro. Juliette se sentó en un banco y Francesca se escondió atrás de unos arbustos más alejados.

Algunos minutos después Franco apareció y se sentó junto a ella.

Cuando Francesca entendió que desde allí no escucharía nada, se acercó hasta quedar detras de ellos.

De repente recibió un empujón y un joven cayó sobre ella.

—¿Qué haces acá?—susurró Francesca.

—¿Vos qué haces acá?—preguntó Robbin.

—Vine a verlos.

—Igualmente.

Robbin y Francesca se situaron detrás del banco y escuchaban la conversación.

Estas muy linda—exclamó Franco sonriente.

Sweet AutumnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora