Capítulo 1

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3 meses después

Suspiré mientras limpiaba las mesas que ya estaban desocupadas, ya estaban listas para que un nuevo cliente tome asiento y yo pueda atenderlo y luego largarme de este maldito lugar e ir a encerrarme en mi cuarto. 

Tom se había ido hace unas semanas y la casa estaba tan solitaria que extrañaba el ruido de los vídeos juegos y los gritos que le daba a la televisión. 

Me sentía sola más que nunca.  Era como si una parte de mi, se la hubiera llevado él y nunca regresaría. Realmente necesitaba a alguien que me escuchara y entendiera, pero él no estaba. 

Él chico de ojos café ya no estaba conmigo, ya no estaba en mi vida y lamento, realmente lamento, haberme enamorado de él, porque ya no lo veo con los mismo ojos. Ya no...

Tenía mi corazón roto y no podía hacer nada para curarlo. Y lo que aprendí con el chico de ojos café, es que nunca te tienes que encariñar con alguien, en algún momento te abandonará igual que todos.

Y en verdad....Me dolió.

Caminé hasta el nuevo cliente soltando un suspiro, extrañaba resoplar mi flequillo, había cortado mi cabello con un mar de lagrimas. El cliente pidió su café con algunas masitas para acompañar. Anoté su pedido y fui hasta la barra.

-Un capuchino y unas masitas para la mesa seis, Felix.-murmuré hacia mi amigo que estaba muy entretenido con su celular. Blanquee mis ojos y le toqué el hombro para que me prestara atención y eso mismo hizo. El chico que se convirtió mi mejor amigo y confidente, levantó la vista y me sonrío con su típica sonrisa de siempre. 

-¿Qué pasa, Oli?-frunció su ceño haciendo que sonría por que siempre que hacía ese gesto, arrugas en su frente aparecían y me recordaba a esos abuelitos que una vez a la semana venían a tomar un café y charlar por horas, si se preguntan por que lo sé, es porque siempre los observo cuando estoy en descanso.

-Tienes una orden.-le menciono. Feliz suspira frustrado pasando una mano por su cabello y deja su celular a un lado y se dirige hacia la cafetera. 

-Tienes que aprender a usar esta cosa.-solté un suspiro ignorando a Felix y me limité a quedarme callada. Era lo mejor. 

Siento que él me habla pero mi mente vaga a los recuerdos con Luciano y a esos ojos café. Aunque haya pasado tiempo, era imposible olvidarme de esa sonrisa. De esas sonrisas que te destruyen por dentro pero a la vez te hacen bien, de las que te llenan el alma y a la vez te sientes vacía. 

Así era él. O eso pensé...

Felix pasa una mano frente a mis ojos haciendo que aleje todos esos pensamientos que se acumulan en mi mente.

-Deja de pensar tanto, mujer. Estas rompiendo tu propio corazón...-Murmuró con la mirada perdida. -Aquí está la orden.-asentí sin prestar atención a lo que me decía y me di vuelta.-Oli.-Me giré de nuevo para ver que necesitaba mi amigo y lo encontré con una sonrisa en su rostro. -Hoy tenemos que salir, hace mucho que no hacemos nada-

Hice una mueca con mis labios y negué lentamente con mi cabeza, observando como la sonrisa de mi amigo desaparecía de su rostro. Y me sentí la peor basura del mundo.

-Hoy no, Lix.-susurré-Hoy no...-

Dejé el café y las masitas en la mesa del cliente y me retiré a sentarme en las butacas hasta que un nuevo cliente aparezca pidiendo un tonto café, como sus ojos, y algo para comer. Y todos los días eran los mismos... 

Desde que él se fue, todo en mi vida era una rutina. 

Chad había desaparecido junto a él Luciano y la pelirroja. A esta última la había visto varias veces caminar por la calle con su típica ropa de gala, se me había parado el corazón la primera que la vi, pero pasó por mi lado chocando mi hombro ignorándome por completo. 

Entre sabores agridulces [#2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora