Capítulo 10

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Hoy es uno de esos días en que uno sólo espera que alguien le diga algo bonito, algo que le saque una sonrisa y de sus decepciones circulares de una historia de amor pasada de rosca o de la inquietud de esperar sentando a que el congreso digan que hay una lluvia de abrazos sobre la cuidad. 

Porque la mayoría de las cosas que terminan suelen dejarte la vida rota en el sofá, y aveces, resulta agotador tratar de ser tan fuerte. 

De algo aprendí sobre el error que cometí en el pasado, es que aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, si no cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta. Supongo que el único momento en que la mayoría de la gente piensa en la injusticia, es cuando le sucede a ellos. Y siempre sigues a tu corazón aunque este se rompa. 

Sonreí al aire, todavía recordaba el nerviosismo de cuando le hable por primera vez. 

El auto estaba totalmente en silencio, yo no sabía que decir y Peter no comentaba absolutamente nada. Tenía miedo de que algo fuese a pasar y que cometa nuevos errores y vuelva a arrepentirme de nuevo, pero había decidido venir y hacerle frente a los miedos. 

Y mi miedo era ser tan temerosa con respecto a la vida. Y a eso tenía que hacerle frente, ya que si no veía la cara de la realidad, viviría en una vida de ficción, donde me siento a tomar café y luego llego a mi cuarto a llorar. Y eso había visto cuando Luke se marchó. Él me hizo ver que mi vida no era tan espantosa como creía. O eso pensaba. Mi madre había fallecido y me sentí como si hubiese estado perdida en el camino de la vida. Necesitaba a alguien que me atrapara, porque estaba cayendo lentamente. Y el que me sujetó fuertemente, para no caer, fue Luciano.

Y lo que él no se dio cuenta, que él mismo fue el que me hizo caer de nuevo. Pero supe como levantarme sola, pero agradecí cuando él me tendió la mano. Y supe aceptarla. Como él a mi. 

Y ahora me encontraba en un auto de un chico de la universidad, yendo a las carreras. 

Estaba completamente loca. 

Sip, estaba jodidamente loca.

Peter mordió su labio y sonrío divertido.

-Puedo oler tu miedo, princesita. Si quieres bajarte aquí, mejor que me digas, no quiero que sufras cuando lleguemos allí. 

Sonreí molesta por dentro. Estaba pensando que había sido un error subirme a este auto con Peter.

-¿Acaso eres un hombre lobo que puedes oler los sentimientos de las otras personas?  Aunque, los hombres lobos no huelen sentimientos.-dije fastidiada que me tratase como a una nena de cinco años.

Peter río y dobló en una esquina. 

De lejos se podía notar las luces y se escuchaba los retumbes de la música donde estaba ese lugar.

-Cariño, créeme. Soy de todo, menos un hombre lobo.-Sonreí de lado, intentando ver el lado positivo de todo esto. Él abrió su puerta cerrándola de un portazo cuando estuvo afuera, levanté mis cejas incrédula de todo esto y coloqué mis manos en la manija para abrir mi puerta, pero se abrió de afuera. Peter me observaba sonriendo.

-Gracias..-susurré antes que él tomara mi brazo y empecemos a caminar. Sentí el nerviosismo y quise salir corriendo para ocultarme debajo de mi cama para llorar, pero me obligué internamente seguir hacia adelante; y mis pies no se detuvieron y les agradecí internamente ya que mi cerebro estaba recalculando todo lo que estaba pasando.

-¡Palauski!-gritaron unos chicos. Ambos giramos la cabeza a la dirección de las voces y de las risas y ahí estaban. Chicos con sus brazos tatuados y como no puede faltar, su vaso de cerveza en mano. Blanquee mis ojos mientras Peter me tomaba de la mano y me llevaba con ellos. 

Entre sabores agridulces [#2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora