Capítulo 4

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-Estas loco!-grité mientras sentía que el viento me llevaba a todas partes. Peter tiró su cabeza hacia a atrás en medio de una gran carcajada.

-Un poquitin. -reí. Reí como nunca antes había reído. -Cada vez que necesito despejar mi mente, vengo aquí a mirar las luces de la ciudad. Es hermoso aquí. -Aunque estaba un poco fresco, hace algunos días había vuelto a salir el sol en la cuidad, hacía mucho que no veíamos un poco de luz, siempre hacía frío, pero esta tarde, cuando Peter me llamó y me pidió salir un momento, estaba hermoso para estar afuera y no encerrada en una habitación lastimosa. 

Y acepté su invitación. 

Ya no quería estar tan depresiva, como cuando Luciano me había engañado con esa pelirroja, pero lo aceptaba. Fui un juego, pero ya era hora de que todo terminara. Supongo que a mi madre no le gustaría verme mal solamente por un chico.

No es solo un chico, es Luke. Y él es especial. 

Suspiré negando con mi cabeza tratando de alejar todo aquel pensamiento que tenga que ver con Luciano.

-¿En qué piensas?-preguntó Peter. Nos habíamos sentado en un banco donde veíamos toda la cuidad, era como un precipicio, pero era hermoso. Giré mi cabeza sacando la vista hermosa para observar a Peter, que me miraba frunciendo su ceño con su cabeza ladeada. 

Tardé unos minutos para contestar.

-...Que todo era más fácil antes de...-me detuve abruptamente antes de decir cualquier cosa.

-¿Antes de...?-miré a sus ojos verdes y sonreí con tristeza.

-De todo.-respondí finalmente. 

Peter se quedó callado y me sorprendió bastante, ya que siempre estaba hablando o contando algún chiste tan malo que me tengo que reír porque me da pena. 

Solté una risa recordando que ayer por la mañana, en plena clase, Peter soltó un chiste tan ridículo que el profesor lo ignoró completamente y le dijo, mientras escribía en el pizarrón, que mejor se dedicara a estudiar porque para comediante daba lástima. Recuerdo que toda la clase empezó a reírse, incluida yo,  y mi amigo se puso colorado de la vergüenza. 'Al menos te hice reír' me dijo luego en el comedor. 

Y nos quedamos en silencio. 

-Antes venía con mi hermana aquí.-murmuró Peter con la mirada puesta en la cuidad. Giré mi cabeza para observarlo. Él posó su vista en mis ojos y sonrío.-Tienes una mirada de tantas palabras. ¿Cómo lo haces? cada vez que digo algo, me respondes con tu mirada. Ese chico, él que te perdió, es un grandísimo idiota.-abrí mis ojos sorprendida por sus palabras.

-¿Cómo sabes que...?

-Tu mirada tan sensible te delata.-sonrío haciendo que unos hoyuelos se le marcaran con sonreía. 

-Un amor olvidado.-respondí con una sonrisa. Giré mi cabeza para mirar esos ojos verdes que ocultaban un misterio. 

Peter se río y asintió con su cabeza divertido.

-Oh, si. Sé de los que se tratan. -suspiré y me recosté en su hombro, sentí como su cuerpo se tensó. Pero al rato pasó su brazo por mi espalda y así nos quedamos. Bajo la luna observando la gran cuidad. 

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Cerré la puerta con cuidado, era demasiado temprano para que mi padre empezara insultar. 

-¿A donde vas Olivia?-preguntó él trabando la puerta con su mano, antes de que yo la cerrara completamente. 

-A estudiar.-respondí. Trabajaba a la tarde hasta las ocho y luego volvía a casa. Había pedido un cambio de turno para poder estudiar a la mañana. 

Entre sabores agridulces [#2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora