Capítulo 11

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Luciano cerró la puerta, colocando las llaves en una mesita de la sala del departamento. Él sonrío y pasó de largo hacia una puerta, que supuse que llevaba hasta la cocina.

Nunca pensé que él me traería hasta aquí, ni siquiera pensé que terminaría aquí.

Caminé siguiendo los pasos del chico de ojos café y lo vi tomando un vaso de agua, lo dejó sobre la isla de la cocina y miró a mis ojos.

-¿Quieres algo?-preguntó. Negué con mi cabeza recorriendo con mi mirada el lugar.- Bien. Dime lo que quieres saber, aunque supongo que ya sacaste conclusiones.-levantó sus hombros haciendo un mohin con sus labios.- Tu siempre sacas conclusiones apresuradas. Y por tu cara, estas enojada con conmigo. Aunque....-levantó su dedo índice.-Tengo mis razones y si quieres puedo decírtelas.

-Bien.-contesté encogiéndome de hombros. Me senté en una butaca y parpadee rápidamente.

-¿Bien?-frunció sus cejas confundido.-Quiero decirte que te traje aquí para que podamos conversar y decirte, por quinta vez esta noche, que fue más que imprudente que fueras a ese lugar.

-Luke.-murmuré.-Fue más que aburrido esta noche en ese lugar. Aunque había una chica que es grandiosa. Me hizo compañía toda la noche.

-Le convenía...-susurró.

-¿Qué?-pregunté para confirmar lo que había escuchado. Luciano sacudió su cabeza girándose para agarrar la pava y colocar agua caliente en dos tazas.

Esto es más que raro.

Cuando se dio media vuelta, me entregó una taza con lunares y por su olor, supe que quería tenerme despierta la mayor parte de la noche.

-Prométeme no ir más a ese lugar.

-¿Por qué?

-Prometelo.-suspiré de mala gana y asentí con mi cabeza.

Y por supuesto que iría otra vez, aquí había gato encerrado. Y yo lo iba a liberar.

Estiró su mano para entrelazarla con la mía y caminamos hasta un sillón. Coloqué mi taza en la mesita que había al frete de este y agarré sus manos.

-Quiero la verdad.-murmuré mirando a sus ojos. Luke suspiró soltando una de sus manos para pasarla por su cabello. Asintió de mala manera dando el un sorbo a su café.

-Soy todo tuyo, nena. Pero antes de que hables, quiero decirte un nunca quise herir tus sentimientos. Supe desde un principio que no lograría que me quisieras. -apretó el agarre entre nuestras manos y miró a mis ojos.- Pero el que terminó enamorado, fui yo.

Tomé una bocanada de aire asumiendo sus palabras. Nunca creí que tendría esta conversación con Luciano en medio de la noche y mucho menos en aún departamento.

-Ese es el problema, ambos términos heridos. Terminé queriéndote.-creo que no se dio cuenta que usé el sinónimo de  'querer' y no de 'amar'.-Tu me haces dudar de esos sentimientos, Luke. Con tus mentiras y engaños, siempre término lastimada y descubriendo tus errores por mi misma y no por que tu me los hayas contado. Y realmente, realmente estoy cansada de eso.

Entre sabores agridulces [#2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora