Capítulo 9

222 26 4
                                    

***

Tiré el trapo a la mesa y empecé a pasarlo por la mesa. Coloqué las tazas en la bandeja junto con los platitos del café. Coloqué el trapo para limpiar las mesas en mi hombro y levanté la bandeja y caminé hasta la barra y la coloqué allí.

-Aquí tienes, Lix.-dije dejando el trapo en la mesada y pasándolo para limpiarla. Mi amigo tomó la bandeja y la llevó hasta la cocina. Cuando volvió, soltó un suspiró y miró a mis ojos.

-Hoy tenemos mucho trabajo. No creo que salgamos antes como dijo la encargada la semana pasada.-Mordí mi labio pensando que tenía planes con Luke para esta noche, pero decidí internamente en no llamarlo y avisarle que hoy saldría más tarde de lo normal. Él no me había confirmado la hora, así que me dediqué a limpiar mesas y a atender a las personas.

La cara de Felix cambió cuando su mirada cruzó la puerta. Giré mi cabeza para ver que estaba sucediendo y tragué saliva al ver esa pelirroja entrando por la puerta de la cafetería. Estaba vestida de etiqueta, como siempre. Llevaba su vestido rojo hasta la rodilla y ajustado al cuerpo. Sus zapatos de tacón alto de color negro hacía juego con sus labios del mismo color. Y llevaba y un saco de encaje también de color negro.

¿Acaso no tiene otro color en su armario que no sea rojo y negro?

Sentí su sonrisa cuando volví mi cabeza al frente y seguí limpiando la mesada, mientras sentía la mirada fija de Felix, era como que internamente se preguntaba que rayos iba a hacer yo cuando esa mujer viniera a hablar conmigo. Y se mantenía alerta para llamar a Luciano si ocurría cualquier cosa, y no eran ideas mías; el chico de ojos cafés le dijo eso a Felix. Y él tenía que serle fiel a esos ojos.

-No lo llames.-le dije a Lix antes que dijera algo. No quería a Luciano aquí, lo que menos quería era ganarme otro problema.

Por la esquina de mis ojos pude ver como ella se sentaba en las butacas que había en la barra y tocó la campanita. Seguí con la mirada baja sin conectarla con la suya.

-¿Qué necesita?-preguntó Felix mirándome de reojo. La pelirroja sonrío sarcásticamente y pidió su café. Ella empezó a jugar con su anillo. Y de pronto giró su cabeza y sonrío como si fuese el gato de Alicia en el país de la maravillas. Cerré mis ojos fuertemente tomando un gran suspiro, pero aún así, seguí limpiando.

-¡Olivia! Que gusto no tan grato verte.-dijo ella aplaudiendo suavemente. Trague saliva y giré mi cuerpo en su dirección.

-Hola.-dije haciendo una mueca con mis labios. Tiré el trapo hacía mi hombro lista para marcharme, pero su mano en mi brazo me detuvo. Miré su agarre y sus uñas largas y bien cuidadas, y luego miré a sus ojos. Alcé mi ceja incitándola a hablar.

-Ahora que estamos conversando tan amistosamente, te quería preguntar por Luciano.-su tono de voz eran tan falso y tan notable que aguanté mis ganas de echarla de aquí e irme a tomar las ordenes de los clientes.

-¡Vamos, apúrate, maldita sea. Ese café ya tenía que estar listo!-traté de no reírme de Felix, pero como jefe apestaba. Él les pagaba a algunos chicos nuevos para que hicieran su trabajo y él atendiera solamente en la barra.

-Tu amigo es muy...-miró hacía el cielo tratando de buscar una respuesta y chasqueó sus dedos cuando la obtuvo.-raro, es decir, no es por ofenderlo ni nada por el estilo ¿Cierto?-asentí lentamente con mi cabeza tratando de procesar sus chillones palabras. Pero no entraban en mi cerebro.

¿Acaso no se da cuenta que no la estoy escuchando?

-Yo..tengo que seguir trabajando.-señalé las mesas y traté de irme, pero su agarre me impidió huir.

Entre sabores agridulces [#2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora