Prefacio:
Acción limitante:
Habría preferido arrancarme ese órgano con tal de no haber sentido tanto sufrimiento, pero no lo hice, en mi yo interno albergué un sentimiento de egoísmo y amor propio porque ella no se regocijara de mi desdicha, esa podrida acción limitante que me mantenía lúcido... presente y a la vez ausente... con vida en un alma apagada, inerte.
Sin embargo, la vida gira sin previo aviso, el mundo sigue su curso y cada persona que roza tu lado deja una imborrable huella, cada una da y quita solo lo necesario de nuestro ser... y de nuevo volví a caer, mi minúsculo órgano, y a la vez ese que me recordaba que vivía o moría, latía con fuerza.
Me equivoqué al subestimar como la energía volcánica de su mera presencia ejercía un enorme poder sobre mí, como su impactante luz, su fuerza y su pasión eran suficientes para derrumbar cualquier ápice de maldad que colindara mi existencia... No tuve tiempo ni de medir lo impactante que era su cercanía, pero ella no restó nada de mi deplorable vida, al contrario, me dio tantas razones para seguir en el tiempo justo, que ya para cuando caí en cuenta, estaba enamorado hasta la médula...
Gabriel Botero
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© 2017 María F. Martínez
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Maravillosa Seducción
Roman d'amourSegunda Parte De la bilogía Seducción... Existen amores cautivos que tienen la necesidad de moverse entre las sombras. Donde el corazón decide, por errado que este parezca, se torna casi imposible evitar que su presencia nos ciegue, nublando nuestr...