PALABRAS DEL ALMA — ILAN CHESTER.
Lo que esta mujer desea de ti.
Era inevitable haberme quedado dormida de nuevo... una vez más mi cuerpo estaba boca abajo tirado en la cama, cansada, con una mezcla de placer y agotamiento tanto físico como mental, aletargada y entre media despierta, media dormida. Tenía que abrir los ojos a como diera lugar.
¿Quién puede negar que el sexo era una de las mejores terapias que anula los problemas? ¿acaso existe alguien capaz de desmentir que todo se olvida cuando otro ser humano te dedica mucho más que su tiempo, que su cuerpo, que placer...?
Mi psique dice que esto fue mucho más que sexo, mas que la simple unión de dos cuerpos que se gustan muchísimo, pero que están tan lastimados que consiguieron como mejor solución abstraerse de los problemas para flotar en una atmósfera demasiado distante... una en donde es más factible sentir que afrontar las suertes del destino.
Tenía que aceptar y admitir que era una mujer bastante sexual, más no una promiscua que le gustaba cambiar de pareja como la colección interminable de mis pantaletas guardadas en los dos cajones enormes de mi armario, nada que ver... con un solo hombre podía llegar a ser toda una minina tranquila expectante de las actitudes masculinas, así como una posesa hambrienta de deseo capaz de devorar esa anatomía que me atraía como la polilla al sol, muy a la par de que su cercanía podía quemarme por entero... esa era yo.
Sin embargo, hasta eso se había claudicado de mi cuerpo, me había convertido en una autómata. Una que se cansó de criticarle un millón de veces lo mismo a su mejor amiga, pero por esas causas inexplicables de la vida caminaba en dirección a ello, a dejar de ser yo para ser quién sabe qué. Esa figura que puede ser modificada por otro ser humano, en eso creo que me había convertido..
Suspiro profundo, uno de sus pulgares sigue masajeando los dos pequeños orificios que adornan el final de mi espalda, aquellos que heredé de Mamma, más nunca había visto, primero porque mi madre era demasiado escrupulosa para enseñarme su anatomía, y segundo, era gordita y en todos mis años de conciencia jamás la había visto delgada, por ello asumo que no se les deben ver, cosa que Babbo asegura que son de mami, y yo asevero que los hombres tienen un fetiche absurdo con ellos...
Abro los ojos y vuelvo a suspirar. El sol de la ciudad hace presencia alumbrando mucho más que la costa. Aclaran mi panorama y a su vez me encandilan.
—Sé que estas despierta —Escucho que habla, más no anda pegado a mi oreja como muchas veces me ha hablado—, y sé que tu cabeza es una tómbola... y...
—Cállate, Gabriel... no arruines la mañana... o la noche... —digo consciente de mi ironía. Sé que a veces soy demasiado cruda y directa, algo que tiene sus razones, la primordial, no me satisface que me recuerden mis rollos personales. Estoy muy clara de mi situación y me aburre que otros quieran, no sé, ¿solucionar mis problemas? De verdad, paso de ello—. ¿Por qué no me dices qué piensas tú?
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Maravillosa Seducción
RomanceSegunda Parte De la bilogía Seducción... Existen amores cautivos que tienen la necesidad de moverse entre las sombras. Donde el corazón decide, por errado que este parezca, se torna casi imposible evitar que su presencia nos ciegue, nublando nuestr...