Capítulo 4: "A lie doesn't hurt anyone"

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- Hola muñeca - me sobresalto al cerrar la taquilla y encontrárle ahí plantado mirándome fijamente - Lo siento, no quería sobresaltarte preciosa - su mirada recorre todo mi cuerpo y se muerde el labio, que asco.

¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? No podía ser otro de los miles de chicos que hay en el campus, tenía que ser el idiota de Louis, ¿no? Que asco me acaba de dar lo que acaba de hacer, ahora mismo le soltaría una buena bofetada con la mano bien abierta.

- ¿Te ha comido la lengua el gato muñeca? - se apoya con el codo en la taquilla pegada a la mía con la mala suerte que se escurre y yo no puedo evitar contener la risa - Vaya, veo que reírte sí sabes muñeca - dice pletórico.

Esto es una conversación de besugos, no, perdón, un monólogo de besugo porque yo todavía no he abierto la boca. ¿Y por qué me tiene que llamar muñeca? Esas palabras en su boca me repugnan sinceramente.

- ¿Piensas decirme algo? Por lo menos cómo te llamas, sería un bonito detalle, ¿no crees? - me mira con una sonrisa de oreja a oreja.

- Podría - insinuo - Pero creo que ya lo sab... - me callo de golpe, he tenído una idea, es descabellada pero brillante.

- No te entiendo muñeca - su expresión ha cambiado, está confuso, se nota.

- Nada, no me hagas caso - sonrío coqueta, empezemos - Soy Alice, Alice Williams - digo lo primero que se me pasa por la cabeza, eso servirá.

- Bonito nombre muñeca - como no deje de llamarme así la vamos a tener... - Yo soy Louis, Louis Tomlinson - se acerca y me da dos besos, si no fuera por lo que quiero conseguir con todo esto ya le habría mandado a tomar por culo hace rato pero me limito a devolverle el gesto - Veo que eres nueva por aquí, ¿me equivoco? - me sonríe pícaramente de nuevo, ¿este chico no se cansa nunca?

- Sí, ¿A caso eres adivino? - río silenciosamente.

- Me gusta llamarlo agudeza visual - dice satisfecho, no si al final va a ser un poquito más listo de lo que esperaba - Nunca habría olvidado a alguien con esas curvas tan perfectamente definidas, esa forma de caminar, esos ojos y esa sonrisa. Así que puedo deducir que eres nueva por aquí - y mis sospechas de inteligencia se eliminan en escasos segundos, no podía ser tan bonito para ser verdad.

- Vaya... Gracias... - noto como mis mejillas se acaloran y se ponene rojas, ¿por qué me pongo roja si me lo ha dicho el idiota que se ha pasado la vida disfrutando viéndome sufrir?

- De nada muñeca, te has puesto un poco roja, me gusta - me guiña un ojo.

Niego con la cabeza, este es tonto, y doy un paso al frente para salir de la facultad pero me sigue y lo peor es que rodea mi cintura con uno de sus brazos, ¿se puede saber quien le ha dado permiso para hacerlo? La gente nos mira, normal, hoy soy el centro de atención y si le sumas que llevo a un paquete como Louis al lado remarcando el hecho que va agarrado a mí eso es una bomba.

- ¿Y puedo saber de dónde eres muñeca? - me saca de mis pensamientos con su estúpida voz.

- Em... De Sydney - digo lo primero que se me vuelve a pasar por la cabeza, espero recordar toda esa mentira a la perfección hasta que acabe o me meteré en un buen lío.

- Wow... ¿Y qué te ha traido por aquí?

- El trabajo de mis padres es muy cambiante hoy podemos estar aquí, mañana allá pero nunca nadie sabe dónde vamos a acabar - le explico, esto ya es medio verdad, el trabajo de mis padres es así otra cosa es que yo no vaya de aquí para allá con ellos.

- Espero que me dé tiempo a conocerte bien antes de que desaparezcas muñeca - remarca el bien y aprieta más su agarre sobre mi cintura para acercarme más a él, esto es genial vaya, pero habrá que aguantarse.

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