Capítulo 21. "It can't be worse"

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Todo daba vueltas, mis fuerzas empezaban a fallar de nuevo, caería desplomada al suelo si no reaccionaba rápido. A tientas palpé la pared y apoyé mi espalda en esta dejándome caer lentamente pero inevitablemente caí dándome un golpe en la cabeza con la pared haciando que se escapara un grito ahogado de mi garganta.

- Estúpida - balbuceé en lo que me llevaba las manos a la cabeza para frotar la zona del golpe como si eso fuera a aliviar el dolor.

Apoyé los codos sobre mis rodillas dejando caer la cabeza sobre mis manos cerrando los ojos, no sabía muy bien por qué me estaba mareando de aquella manera pero necesitaba que lo que fuera aquello cesara de una puñetera vez.

- ¡¿Hel estás bien?! - escuché la voz sobresaltada de Louis proviniente del salón.

- ¡Sí, no pasa nada! - grité intentando evitar que se preocupara lo más mínimo por mí y descansara.

Perdí la noción del tiempo completamente, no sabía cuánto tiempo había pasado hecha un ovillo en aquel lavabo. Me sentía aturdida pero ya no estaba mareada, ahora escuchaba voces, gritos de hecho, ¿a caso me estoy volviendo loca? Sacudí con fuerza mi cabeza, debían de ser alucinaciones, algo que hubiera soñado en aquel tiempo o vete tú a saber qué, la cuestión era que no debían se reales.

A los gritos se unió el sonido de una llamada, parecía la del timbre de una puerta, me llevé las manos a la cabeza en un acto de desesperación, me estaban taladrando los oídos todos aquellos gritos y ruidos. Me levanté con rábia del suelo como si así fueran a cesar y a dejarme en paz.

- ¡Aaaaaah! - grité desesperada saliendo del baño aún con las manos en la cabeza - ¡Que alguien para eso!

Mis pies andaban solos, como si supieran donde llevarme, como si hubieran recorrido aquel pasillo miles de veces antes y pudiera ir a cualquier sitio de aquella desconocida casa para mí con los ojos vendados, acabé en el comedor donde al único que podían visualizar mis ojos era a Louis, un Louis alterado e inquieto.

- ¡¿Hel?! Joder, ¿se puede saber dónde te habías metido? - dijo exaltado en el mismo sillón que recordaba haberlo dejado algo de tiempo atrás.

Miré a mi alrededor, no había luz apenas, el sol debía estar a punto de desaparecer.

- ¿Estás bien?

- ¡Aaaaah! - los gritos y los timbrazos habían vuelto a llegar a mis oídos haciendo que llevara las manos que ahora yacían a banda y banda de mi cuerpo a mis oídos de nuevo.

- Ey, ey - escuché decir a la voz de Louis de fondo entre todo mi escándolo interno - Mírame, mírame por favor.

- ¡Haz que pare! ¡Louis por favor haz que pare! ¡Me estoy volviendo loca! - grité en desesperación.

- Escúchame - le miré, los gritos habían cesado pero sabía que solo lo habían hecho momentáneamente estaba segura de que volverían a mi cabeza - Acércate - hice lo que me pidió, me arrodillé al lado del sillón para quedar a su altura - No sé qué es lo que te pasa, pero necesito que hagas algo por mí - asentí - ¿Has escuchado las llamadas al timbre y las voces ahí fuera?

- ¿Son reales? - noté como mis ojos se aguban pero hice un esfuerzo por no dejar que ni una mísera lágrima saliera de ellos.

- ¿Qué quieres decir con eso? Claro que lo son - su rostro estaba algo desencajado al no entender mi reacción ante su pregunta.

- No importa - dije quitándole importancia a la situación, al fin y al cabo no me estaba volviendo tan loca como creía, pero de todas maneras algo dentro de mí no iba bien.

- Está bien - continuó no muy convencido - Toma - sacó su pistola de su espalda y la dejó caer sobre mis manos las cuales empezaron a temblar con solo verla.

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