«Tú que pasas y levantas en mi contra tu brazo, que inconsciente me sacudes, antes de hacerme mal, mírame. Yo soy la estructura de tu cuna, la madera de tu barca, la tabla de tu mesa, la viga que sostiene tu techo, el lecho en el que descansas. Yo soy el mango de tu herramienta, el bastón de tu vejez, el mástil de tus ilusiones y esperanzas. Yo soy el fruto que te nutre y calma tu sed, la sombra que te cobija contra los ardores del sol, el refugio bondadoso de los pájaros que dan alegría con su canto y limpian tus campos de insectos. Yo soy la hermosura del paisaje, parte de tu huerta, señal de la montaña, el límite de tu camino. Yo soy el calor de tu hogar en las noches frías de invierno, el aroma que embalsama todas las horas, el aire que respiramos, el oxígeno que vivifica tu sangre, la salud de tu cuerpo y la alegría de tu alma, hasta el fin. Yo soy el féretro que te da compañía en el interior de la tierra. Por todo eso, tú que me miras, tú que me plantaste por tu mano, tú que me diste el ser y puedes llamarme hijo, ¡escúchame bien, mírame bien, y no me hagas mal!»
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¿Una vuelta de tuerca? {Terminada}
Ngẫu nhiên¿Qué te parece darle una vuelta de tuerca a esos actos cotidianos? Te invito a que te emociones descubriendo las boberías que me atormentan; leyendo los cuentos que se me ocurren; hablando de los disparates que suceden en el mundo; destapando histor...