¿Eres muy sensible?

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¿Te emocionas con facilidad? ¿Das muchas vueltas a las cosas? ¿Captas sutilezas que pasan desapercibidas para el resto de los mortales? Sigue leyendo, todo tiene una explicación...

Según señalan los expertos, una de cada cinco personas es altamente sensible. Esta característica de la personalidad no tiene por qué ser negativa.

Asumirlo es el primer paso.

Una persona se clasifica como altamente sensible cuando reúne estas peculariedades:

Tu mente no descansa. Tiendes a fijarte en los detalles y procesas la información que recibes profundamente. Reflexionas mucho sobre los temas en general y sueles dar vueltas a las cosas para comprenderlas mejor.

El exceso de estímulos te satura. Te sientes fácilmente abrumado/a cuando debes procesar mucha información a la vez: si tienes varios frentes abiertos, hay mucha gente hablando o moviéndose al mismo tiempo, demasiado ruido, etc.

Eres todo/a emoción. Las personas altamente sensibles son muy profundas y se conmueven con suma facilidad. Para bien y para mal, tu manera de experimentar la felicidad, la tristeza, la alegría, la injusticia, la decepción, el placer, etc. es intensa.

En estado de sobrealerta. Tu sensibilidad está tan desarrollada que captas con habilidad los pequeños detalles: sutiles cambios en el entorno, variaciones en el estado de ánimo de las personas, etc. Eres capaz de sentir en tu propia piel las emociones de los demás, como si las estuvieras experimentando tú mismo/a.

A qué se debe. La explicación científica que dan los especialistas es que el hemisferio derecho de las personas altamente sensibles, la zona relacionada con las emociones, los sentimientos y la creatividad, está más activo.

Canaliza tus estímulos.

¿Quieres vivir este rasgo en tu personalidad sin sentirte tan expuesto/a y vulnerable?

Sintoniza la frecuencia adecuada. Tienes una excelente antena receptora, pero debes saber hacia dónde enfocarla para recibir «buenas ondas». Si te saturas con una frecuencia, sintoniza otra. Eso significa centrar tu atención en otros asuntos o personas.

Siéntete útil. Al igual que quien es inquieto debe buscarse tareas que le mantengan entretenido, tú necesitas sentirte útil. Tu capacidad de entrega es muy alta, pero tienes que ser selectivo/a: busca personas que sean merecedoras de tu apoyo e involucración. Si no te sientes valorado/a o gratificado/a, establece límites y aprende a decir «no».

Busca la intención positiva. A veces, nuestra mente hace interpretaciones negativas —"lo ha hecho adrede", "seguro que eso iba por mí", etc.—, que no siempre se ajustan a la verdad. Baja el nivel de susceptibilidad concediendo el beneficio de la duda. ¿Te cuesta? Pon freno a tus pensamientos con frases relativizadoras: "Sus razones tendrá", "no es tan importante, para qué darle más vueltas", etc.

Fuerzas sin equilibrio. «Somos más sensibles a los males que aquejan a este mundo que a los bienes que lo adornan», decía la Reina Cristina de Suecia. Sé consciente de esta tendencia tan humana para no dejarte arrastrar por los contratiempos. Si es necesario, no entres en conversaciones catastrofistas y limita tu exposición a las noticias alarmantes.

¿Una vuelta de tuerca? {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora