Epónimos

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Un epónimo es el nombre de una persona o de un lugar que es usado para dar nombre a un pueblo, concepto u objeto de cualquier clase, habitualmente como una forma de homenaje a dicha persona. Así, Rómulo es el epónimo de los romanos. En el uso se llama a veces epónimo al nombre así formado.

La eponimia es una costumbre ya presente en épocas arcaicas, en que no era infrecuente llamar a un período por el gobernante que ocupase el cargo; así, en la Atenas clásica los años llevaban el nombre del arconte epónimo y, en la Roma republicana los años se nombraban por los cónsules elegidos para el mismo. En Japón el tiempo se mide por eras, que son coincidentes con la duración del reinado de sus emperadores; así, 2015 equivale al año 27 de la era Heisei, del emperador Akihito.

Veamos ahora epónimos conocidos:

Epónimos como lugares:

Américo Vespucio (marino): América.

⚫Angul (rey legendario de los anglos): Angeln, Inglaterra.

⚫Atenea (diosa griega): Atenas.

Epónimos famosos:

⚫Al-Juarismi (matemático y astrónomo persa): guarismo y algoritmo.

⚫Fraçois Barrême (matemático francés): baremo.

⚫Anders Dahl (botánico sueco): dalia.

Michelines. Esos ‘michelines’ abdominales que algunos lucen ufanos y otros acomplejados, y que también han servido como metáfora política para designar a los miembros discordantes de ciertos partidos políticos, toman su nombre, como es sabido, de la simpática figura del muñeco Michelin, anunciadora de la marca francesa de neumáticos del mismo nombre. En realidad no se llamaba Michelin —Miguelito, en traducción libre— sino ‘Bibendum’. Fue un personaje creado en 1898 por el dibujante O’Galop por encargo de los hermanos Édouard y André Michelin, propietarios de la marca, con el fin de promocionarla en la Exposición Universal de aquel año. La primera figura de Bibendum tenía la apariencia de un ser pantagruélico, que devoraba clavos y cristales rotos con fruición. Proviene del comienzo de una famosa oda del poeta latino Horacio (“Nunc est bibendum”: “Hora es de beber”, o “Ahora debemos beber”), que exhortaba a celebrar la victoria romana en la batalla de Actium y que pronto pasó a ser lema y consigna de dipsómanos y gentes de buen vivir. Aunque con los años la figura de Bibendum fue cambiando de aspecto para adaptarse a cánones corporales más estilizados y deportivos, estrechando su cintura y convirtiendo los anillos adiposos en remedos de músculos explosivos, el azar que rige el curso de las palabras ha querido que nuestro léxico conserve en la palabra “michelín” un amable eco, glotón y goloso, del clásico “carpe diem”.

Rebeca. Una rebecacárdigan es una chaqueta de punto abierta por delante, que se puede cerrar con botones o cremallera.
La primera denominación proviene del título de la película homónima de Alfred Hitchcok, ya que esta prenda era utilizada por la protagonista de la misma (conviene notar que la protagonista de la película no se llama Rebeca). La segunda denominación proviene de Lord Cardigan durante la guerra de Crkimea hizo uso de esta prenda.

Guillotina. Su nombre proviene del cirujano franca Joseph Ignace Guillotin diputado en la Asamblea Nacional, que la recomendó para su uso en las ejecuciones en sustitución de los métodos tradicionales; de ahí deriva el nombre de guillotina. Sin embargo, no fue su inventor, puesto que máquinas parecidas ya se habían utilizado en Bohemia durante el siglo XII, Alemania (llamada Fallbeil), Escocia (la Maiden de Edimburgo), Inglaterra (el gibbetde Halifax) y los Estados Pontíficos desde el siglo XV. En Italia se la conocía con el nombre mannaia, según la descripción publicada en 1732 en Viajes a España e Italia, del padre jesuita Jean-Baptiste Labat, y en el Voyageur français, del abate Joseph Delaporte, publicado en 1777.
La Asamblea Nacional adoptó el uso de la guillotina a fin de que la pena de muerte fuera igual para todos, sin distinción de rangos ni clase social. En efecto, hasta entonces solo los miembros de la aristocracia tenían el privilegio de ser ajusticiados sin agonía: eran decapitados con una espada o un hacha.

Veamos ahora como se crean los epónimos. La eponimia es un procedimiento habitual para crear neologismos, y está relacionada con la metonimia, la lexicalización y la etimología. En la actualidad, abundan marcas comerciales epónimas, como Kleenex, epónimo de clínex ('pañuelo de papel').

Hay básicamente tres formas de crear denominaciones por eponimia:

⚪Un genérico seguido de un complemento con de. En estos casos, se conserva la ortografía del epónimo: ley de Newton, complejo de Edipo, aparato de Golgi.

⚪Un genérico con el epónimo en aposición. La ortografía aquí es variable y puede adaptarse el epónimo al español, con minúscula, o puede dejarse el original. La minúscula es lo recomendado por la OLE en variedades y tipos de alimentos, aparatos...: efecto Compton, ley Sinde, grado Celsius, el método Stanislavski, baño maría, motor diésel o dísel, cóctel molotov.

⚪El nombre propio original, adaptado si es necesario, funciona como común, es decir, se lexicaliza. Ocasionalmente se deja sin adaptar, pero en cursiva si no sigue las pautas ortográficas del español: zepelín, clínex, delco, jeep.

En algunos casos, un mismo concepto tiene dos formaciones: el mal de Alzheimer ~ el alzhéimer, el baño de María ~ el baño maría, un perro de san Bernardo ~ un sambernardo.

También se pueden crear nombres propios por eponimia. Un caso característico es el de centros educativos que toman su nombre de una persona o lugar: Colegio Público Simón Bolívar.

Antes era costumbre dar el epónimo entre comillas (es decir, Colegio Público «Simón Bolívar»), pero hoy lo normal es prescindir de ellas.

Y tú, ¿sabes de algún epónimo que te resulte curioso?

¿Una vuelta de tuerca? {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora