¡Huida!

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¡Hola Besties! Espero les guste este capitulo perdón por haber tardado tanto en subirlo, pero ya saben la universidad...en fin los adoro y espero les guste este capitulo :)

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(Elizabeth P. O. V.):

No podía estar más confundida, el Argo II ¿atacando? Eso era imposible, habíamos viajado con toda la intención de tener un encuentro amistoso, además todos habían bajado del barco. Mi mirada saltó de Casio a su madre, una y otra vez, ¿Por qué esto tenía que ocurrir ahora? Casio y yo estábamos listos para empezar a vivir tranquilamente en el Campamento Jupiter, sin monstruos ni misiones. Y ahora esto pasaba.

Matt tenía razón, no puedes escapar de las profecías.

El sonido de uno de los cañones del Argo II disparándose me sacó de mis pensamientos.

—Tenemos que encontrar a los demás—dije, Casio no demoró y rápidamente se dirigió a la salida pero yo sentí una mano cerrarse alrededor de mi muñeca. Mi mirada se topó con la de la madre de Casio.

—Cuídalo por favor. Viajar hasta allá es peligroso. Y él...siempre ha querido ser un héroe.

Apreté los labios—Casio es un héroe—aseguré.

La mirada de la mujer se tornó suave—Lo sé, y los grandes héroes siempre mueren—la madre de Casio me jaló en un abrazo—prométeme que va a regresar. Vivo—susurró.

Sentí un nudo en mi garganta, quería mucho a Casio y sabía que yo siempre lo protegería. Pero también conocía como era cargar con el peso de la vida de alguien más en tus manos, no era algo por lo que quería pasar otra vez.

—Y-yo...—la madre de Casio me miró suplicante, suspiré rendida—prometo que Casio regresará a salvo.

Finalmente la Sra. Galesi me dejó ir, corrí fuera de la casa de Casio para ver el Argo II en el cielo, por el momento no parecía que fuera atacar de nuevo aunque ese no era el problema.

Conforme avancé hacia el centro de la ciudad me di cuenta del gran número de romanos que se encontraban ahí, teníamos suerte de que nadie tuviera un arma de lo contrario no hubiéramos salido vivos.

Noté a Annabeth y Reyna corriendo al otro lado del lugar, esquivando semidioses y tratando de atravesar el mar de furiosos romanos. A un lado Piper y Jason trataban de mantener a todos calmados, lo cual no estaba funcionando en lo absoluto ya que todos los romanos seguían gritando insultos en latin y tratando de golpear a mis amigos. Si no fuera por Percy-que se encontraba en el centro-y sus olas de agua arrastra romanos...no quería ni pensarlo.

Observé el Argo II en el cielo, en la escalera que habíamos usado para bajar había una pequeña figura.

—¡Traición!—se escuchó dese el cielo—les dije que no podíamos confiar en estos semidioses ¡Graecus, hay que eliminarlos!

Octavian, deseé tener mis flechas para poder lanzar una a su tra...bueno entienden la idea. Dejé a Octavian y la maravillosa idea de tirarlo de la escalera a un lado; necesitaba encontrar una vía de escape para mi y mis amigos. Escalé al techo de una casa, decepcionada me di cuenta de que los romanos habían rodeado a mis amigos por todos lados, y no solo eso, algo a lo lejos llamó mi atención. Un montón de romanos estaban arrastrando una catapulta al borde entre el campamento y Nueva Roma, si no nos apurábamos convertirían a nuestra nave en una bola de fuego gigante.

Salté del techo de la casa en la que estaba, rodé para contrarrestar el impacto de la caída y corrí directo a los romanos. Agradecí a los dioses en ese momento por tener la habilidad de volverme invisible de lo contrario hubiera sido casi imposible atravesar el mar de semidioses que se interponía entre mis amigos y yo, me divertí mucho metiendo el pie a varios semidioses e incluso tirando puñetazos a algunos. En poco tiempo me encontré junto a Casio, me volví visible lo cual casi le causa un infarto.

La última hija de Artemisa-Una antigua profecíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora