Capítulo 41

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Los últimos tres días han sido más que maravillosos, salimos todos juntos a pasear por Londres, bueno, nosotros paseábamos mientras Harry e Izzy nos esperaban en algún sitio, dado que él todavía no puede caminar por la fractura que se hizo en el accidente de coche. Una noche Dougie me invita a cenar y después a tomar algo, para celebrar que no estoy embarazada. Nos lo pasamos genial esa noche.

Hoy es mi último día aquí, así que los chicos vendrán por la tarde, después de comer, para que podamos despedirnos y cenar todos juntos. Aun queda una hora más o menos para la comida y estoy en mi cuarto terminando de recoger las últimas cosas cuando alguien entra en la habitación y me tapa los ojos.

-¿Quien soy? -Pregunta Dougie intentando cambiar la voz y aguantarla risa.

-Doug, sé que eres tú, no te esfuerces en intentar engañarme -le digo riéndome también mientras me giro para besarme y él desliza sus manos hacia mi cintura.

-Te voy a echar muchísimo de menos -le digo mientras rodeo su cuello con mis brazos y escondo mi cara en su camiseta, para que no note que mis ojos están empezando a cristalizarse por las lágrimas que intentan salir.

-Y yo a ti sweetie, no se como voy a sobrevivir sin poder saborear tus dulces labios cada día -responde buscando mis ojos con la mirada.

Nos besamos dulcemente durante unos minutos, hasta que Dougie se separa y me dice con una sonrisa de oreja a oreja:

-Espera, tengo que taparte los ojos, tengo una sorpresa para ti.

-¿Qué? ¿Una sorpresa? ¿Pero por qué tienes que taparme los ojos?-Le pregunto mientras me pone un pañuelo sobre ellos.

-Deja de hacer tantas preguntas y súbete a mi espalda -me dice al mismo tiempo que me coloca para que me pueda subir aunque no pueda ver nada.

-Doug, nos vamos a matar, ¡bájame! -le digo intentando contener la risa- ¿Qué es la sorpresa? Sabes que no hace falta que me hagas nada -añado y acto seguido le doy un beso en la nuca provocando que se estremezca.

-Como vuelvas a hacer eso te juro que te tiro al suelo y te hago el amor aquí mismo -dice y puedo notar una sonrisa en su voz.

-Jajajajaja, mira que eres bruto -le digo dándole un pequeño manotazo en el brazo.

De repente se para y me baja. No se exactamente dónde estamos, pero creo que seguimos en la misma planta de la casa, porque no hemos tardado casi nada en llegar y juraría que no hemos ido por las escaleras.

-No te quites la el pañuelo todavía -me dice y acto seguido escucho el sonido de unas puertas abrirse. Estoy muy confusa, no tengo ni la menor idea de qué está haciendo ni de qué será la sorpresa. Se acerca, me sujeta por los hombros y me gira un poco-. Vale, ya está, ya puedes quitarte el pañuelo – dice comenzando a deshacer el nudo que ha hecho hace apenas un par de minutos.

Cuando abro los ojos no entiendo muy bien por qué tengo delante su armario abierto de par en par.

-¿Qué? ¿Qué significa esto? -pregunto muy confusa girándome hacia él.

-Jajajaja, elije- se limita a decir él.

-¿Que elija qué?

-Lo que quieras -contesta con una sonrisa cada vez más amplia.

-Doug, no se si yo soy muy tonta o tú te explicas fatal, pero sigo sin saber a dónde quieres llegar.

-Está bien, joder, hay que explicártelo todo, -dice riéndose- elige lo que quieras del armario, la prenda que quieras, una camiseta, una camisa, un pantalón, una cazadora, un abrigo, unos zapatos, una gorra, un pañuelo, unas gafas de sol... Lo que quieras -explica poniéndose detrás de mi y rodeándome la cintura con los brazos.

-¿Para qué? -le pregunto todavía sin saber por qué tengo que elegir una prenda se su armario.

-Para llevártela como recuerdo, para que nunca te olvides de mi, si que estás espesita eh, -dice riéndose- por cierto, si quieres también puedes elegir unos calzoncillos -añade y suelta una sonora carcajada.

-Oh, Dougie, no tienes por qué darme nada, nunca, jamás, en la vida podría olvidarme de ti, además tengo el colgante que me regalaste para recordarte.

-Pero yo quiero darte algo, algo que huela a mi, algo que te recuerde a mi y algo que no puedas perder tan fácilmente como un colgante -me dice besándome en la parte superior de la cabeza.

-Wow, muchas gracias Dougie -le digo mientras me acerco al armario buscando algo que me guste- ¿ De verdad puedo coger lo que quiera? Habrá algo a lo que tengas especial cariño no quieras perder.

-Claro que puedes coger lo que quieras. No hay nada ahí dentro que no quiera que tengas tú, porque no es lo mismo perderlo que regalártelo a ti, porque si te lo doy a ti se que tarde o temprano volverá a mi, porque algún día te convertirás en mi esposa -me dice sonriendo.

Me acerco al armario y empiezo a buscar la prenda que me llevaré, pero es una tarea difícil, pues Dougie tiene muchísimas camisetas y camisas que me encantan, por no hablar de las gorras y zapatillas. Finalmente decido reducir la elección a las camisas y camisetas, pero tiene tantas que sigue siendo casi imposible elegir una sola.

Tras mas de media hora dándole mil vueltas a todas las camisetas y camisas y viéndolas todas mil veces me decido por la camisa que llevó a la boda de Tom y Gi. ¿Que mejor recuerdo de Dougie que la camisa que llevaba el día que empezamos a ser novios, el día que nos acostamos por primera vez...?

-Esta -le digo enseñándosela.

-Perfecto -me dice y me besa.

Voy a mi habitación y la meto en la maleta junto al resto de mi ropa. Cuando me doy la vuelta me encuentro sola en mi habitación, lo cual es extraño, pues creía que Dougie venía detrás de mi. Salgo por la puerta para ir a buscarle y le encuentro terminando de subir las escaleras.

-¿Se puede saber dónde estabas? Pensaba que venías detrás de mi y de repente desapareciste.

-Bajé a ver si la comida ya estaba lista -me contesta mirando hacia otro lado.

-¿Y ya está? -le pregunto, porque la verdad es que empiezo a tener hambre.

-No, todavía le falta un poco.

-Pues voy a bajar a echarle una mano a Gi y así acabamos antes, que tengo hambre -le digo dirigiéndome hacia las escaleras, pero Dougie me sujeta por la cintura para hacerme parar.

-Podemos hacer algo más divertido que ayudar en la cocina -dice acercándome a su cuerpo- vamos a mi habitación y verás -añade levantándome hasta la altura de su cintura, la cual rodeo con mis piernas para agarrarme mientras él comienza a besarme suavemente pero con urgencia en los labios.

Después de unos minutos "jugando" en su cama sentimos que alguien llama a la puerta.

-¿Qué? -pregunta Dougie antes de continuar besando mi torso semidesnudo.

-Chicos, la comida está hecha, -grita Tom desde el otro lado de la puerta- ya podéis bajar -añade.

Nos vestimos y cuando voy a salir por la puerta Dougie me sujeta, me roza los labios suavemente con los suyos y me vuelve a vendar los ojos para que no pueda ver.

-¿Otra sorpresa? -pregunto incrédula.

-Algo así -dice mientras me coge en volandas y sale de la habitación para bajar, yo paso mis brazos al rededor de su cuello para sujetarme y se lo beso suavemente.

Cuando llegamos al piso de abajo no me suelta, sigue caminando hasta que estamos fuera, cosa que sé porque corre una ligera brisa de verano. Me deja con cuidado en el suelo y me quita la venda de los ojos.

-No me lo puedo creer -consigo susurrar antes de quedarme sin palabras y de que las lágrimas comiencen a deslizarse silenciosamente por mis mejillas.

Mi corazón nunca mienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora