Capítulo 24.

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En esos momentos, yo pensaba que todo iba a acabar en una enorme masacre, todos peleaban pero casi nadie de nuestro bando sabía quienes eran a los que teniamos que rescatar por el simple y minúsculo hecho de que tambien portaban el uniforme ruso, al igual que nosotros, todo se había escapado de las manos de Luca y Gabriel, pero eso no les importó, pues ellos se encaminaban a entrar en el cuartel para matar al padre de Aksana. Yo hacía lo que desde un principio me habían implantado en mi cabeza y aun que de nuevo, la imagen de Helena aparecía en mi mente, no podía detenerme, no sabía ni siquiera a quien estaba matando, si de verdad era un ruso o un soldado de otro país y seguramente ellos pensaban lo mísmo, fue cuando entre tantos gritos y balas mi mente pensó que era una tontería pelear en esas condiciones tan confusas, todo estaba creciendo en una masacre sin fin, habíamos provocado a los rusos y, ahora todo estaba mal, claro, eso no lo pensaban los demás en ese pedazo de tierra tan corto con árboles al rededor y lo peor era que, si yo trataba de detenerme, lo más seguro era que recibiría una bala de cualquier persona en ese lugar, así que no había una opción para salir de ese lugar, sólo podías pelear bajo el cielo de Rusia. 

Cuando mi chamarra y rostro estaban manchados de sangre ajena, me dije a mi mismo que tenía que parar, pues mi mirada se desvió al ver que Gabriel y Luca estaban entrando al cuartel, no era nada seguro que salieran con vida y menos que mataran al padre de Aksana y decidí ir tras ellos, pero, no contaba con todo lo que después sucedería. 

Entre todos los gritos sin fin de todas las personas reunidas esa noche, uno de ellos, me hizo mirar atrás, un sólo grito, me hizo deternerme, ese grito fue el de Charlotte. Ella montaba su caballo como siempre lo había hecho, con la imagen de su hermana en su mente y el odio por sus venas. El único objetivo de ella esa noche, era el mísmo que el de Luca y Gabriel y no le importaba nada más, pues si lo lograba sería su gran victoria. Pero, un soldado, del otro bando la derrivó de su caballo con una sóla bala, de un arma de un soldado que todos conocían, bueno eso quería pensar, pues yo no sabía muy bien quien era, pero, ese soldado se había retirado del ejército y había ingresado a la resistencia, eso era claro, ya que traía con el un pañuelo de color morado, como usan en otras resistencias; para quienes lo observaron, fue una gran sorpresa, eso me incluía y pensé que ahora todo estaba perdido, un miembro de nuestro propio bando le había disparado a Charlotte y era imposible que no supiera quien era ella, todos la conocían y era obvio que eso era una traición. 

Corrí hasta Charlotte gritándo su nombre, ella estaba en el suelo, no muerto pero si estaba en mal estado y ese soldado se le acercaba para dárle el tiro de gracia que acabaría con ella. Era más que lógico que no iba a poder llegar con ella a tiempo, así que saqué mi arma y le apunte en la cabeza a ese hombre, pero un dolor agudo en mi brazo izquierdo me distrajo, era justamente lo que había pensado antes, si me distraía un segundo cualquier otro soldado me podría disparar. En ese momento en donde mi vista recorrió el camino de la bala que me había lastimado, mi arma cambió de dirección y disparé a ese soldado ruso que había accionado su arma hacía mí. Unos pocos segundos después, en el momento en donde yo veía caer a ese soldado, se escucho el estruendo de un arma en la dirección en donde estaba Charlotte en el suelo, ese sonido, lo esuché con una potencia mucho mayor a comparación de los demás disparos, fue tan fuerte que sentí que todo se había detenido y podía imaginar en mi mente esa horrible escena en la cual Charlotte estaba siendo fuerte en los últimos momentos que tenía, eso no podía quedarse así. Mis ojos perdidos entre tanta matanza buscaban a el soldado que había accionado el arma, yo pensaba que la había matado y todo por distraerme, mis látidos, el ruído y la paranoía de que alguien estaba a punto de matarme no me dejaban concentrarme en lo que estaba buscando, pero después de unos instantes, encontré al soldado que había hecho ese sonido y al ver que, Alec le había salvado la vida a Charlotte, ni siquiera sabía que pensar, no tenía ni la mínima idea de donde había salido Alec, pero me alegro el hecho de que él había llegado en el momento justo para salvarle la vida a Charlotte. 

Por un momento estaba tomando la idea de que todo se iba a ponder mejor y que saldría de esta, mi planes aun que no habían salido como yo quería y de hecho me habían dado un giro de 360º, estaban tomando un fin y esperaba que fueran rápidos. Lo malo era que no podía determe en ese momento a admirar todo lo que estaba pasando a mi alrededor o a pensar dos veces las cosas antes de activar el gatillo, de hecho ahora lo único que podía hacer al igual que a los demás era sobrevivir en ese lugar, nada más importaba. Cuando pude ver la oportunidad de entrar al cuartel, no lo pensé dos veces, de hecho pasó tan rápido que no me dí cuenta en que momento exacto me escape de todas las balas y entré en el cuartel. 

Cuando entré en el cuartel era justo como lo recordaba, las paredes metálicas y esa habitacion fría que el sol en la vida podría calentar. Las celdas estaban vacías, ni un sólo prisionero estaba en ellas, todo estaba desierto, las luces prendidas y el suelo de concreto desnudo. 

Yo caminaba con cuidado de que nadie me matara de una forma imprevista, miraba en cada celda por si las dudas con mi arma al frente, con el dedo en el gatillo por si alguien intentaba algo contra mi. Lo único que se podía escuchar en ese pasillo infinito gris y helado, era mi respiración y la sangre de mi brazo cayendo al suelo. Esa herida me dolía demasiado, pero no podía concentrarme en ese dolor en esos momentos, era más importante saber donde estaba Luca y Gabriel, si ya hubiesen matado al padre de Aksana, hubieran salido del cuartel hace ya mucho tiempo, pero nadie habia entrado ni salido del cuartel después de que ellos lo hicieron. 

La puerta de las celdas para entrar al cuartel, estaba abierta, y sólo la empuje con mi pie levemente para no hacer más ruído del que quería provocar. Todos estaban afuera, no había nadie dentro del cuartel, todos los tanques y otras armas de los rusos estaban en ese lugar y fue cuando no entendí nada de lo que estaba pasando. Si en realidad los rusos querían acabar con la resistencia, hubieran sacado todo ese arcenal para matarnos y no estarían provocando algo mucho más grande. Nada tenía sentido, absolutamente nada. Bajé mi arma y me acerqué a las cosas de los rusos, todo estaba impecable y ordenado como habían dicho, pero yo seguía pensando que algo estaba mal. Miré hacía arriba en donde estaba el domo y después a las escaleras. Volví a poner el arma en la posición con la que había entrado y comenzé a subir por las escaleras de metal lo mas silecioso que pude. Al llegar al último escalón, vi algo tirado y lo levante, era una cadena de metal, pero no como la que nosotros usamos para indentificarnos en el ejército, al ponerla en mi mano me dí cuenta de que era el guardapelo que me había dado Helena. No era muy normal o no pensaba que fuera suerte que precisamente que yo haya encontrado el medallón tirado en el suelo, eso no era lógico y fue cuando pensé de nuevo que algo raro estaba sucediendo. Guardé el medallón en una bolsa del pantalón y comencé a caminar por el pasillo en donde estaban los cuartos de los soldados, era obvio que Luca y Gabriel habían entrado a ellos, pues muchas cosas estaban fuera de su lugar como si hubiesen saqueado. 

Al ver que una puerta en el medio del cuartel en la parte superior, estaba entre abierta con unas enormes manchas de sangre, lo primero que se me vino a la mente fue que el padre de Aksana había matado a Luca y a Gabriel, el miedo me recorrió toda la piel, pero no podía quedarme parado en ese lugar como lo había hecho antes, después de todo, ellos habían estado de mi lado y querían que todo esto acabara de una buena vez, no podía darles la espalda. Y fue cuando comencé a caminar de nuevo, enfocandome en una meta para ser fuerte y esa meta por alguna razón no fue Helena, por primera vez desde que llegue, la imagen de mi mente no era Helena, era Charlotte y no podía cambiarla. Mientrás me acercaba, se podían escucha ruídos de esa habitación, estaban matando a alguien, era mas que obvio y cuando estaba a solo unos pocos centímetros de la puerta mi mente se puso en blanco, no sabía que hacer, si entrar disparando, distraerlos o si me matarían al intentar cualquiera de mis dos opciones, pero esos gritos no me dejaban pensar en nada y me ponía bastante nervioso, tomaba aire y lo soltaba, después los nervios, hablaron por mi, tomándo el guardapelo de Helena y tirarlo enfrente de mi para que callera al piso de la planta baja haciendo ruído, logré lo que quería, los soldados rusoso que estaban de guardias en la puerta salieron a ver lo que pasaba y fue cuando le disparé a ambos, estos cayeron al suelo en instantes, pero no entré a la habitación, tomé el arma del soldado más próximo a mí, ya que tenía un poco de inseguridad que mi arma se quedara sin balas y esperé unos momentos a que salieran más personas de la habitación y asi fué, otro soldado salió de la habitación y me miró a los ojos, era obvio que no iba a caer como los otros dos, pero éste soldado me miro y dijo "Tu de nuevo", pero nunca me disparó, sus ojos sus facciones, esa cara pensé que en mi vida la volvería a ver y me di cuenta de que era Nikolay y no supe que hacer, digo quería dispararle, pero me había sacado del cuartel y de hecho el tampoco me estaba apuntando para dispararme, estaba seguro de que los dos pensábamos lo mísmo, en nada, no saber que hacer en ese momento. 

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