Corro por el oscuro bosque junto a Rachel, escapando de los gritos de Scott.
Ese hijo de puta nos hizo imposible seguir respirando, o por lo menos tener el deseo hacerlo, y cree que vamos a frenar por la simple amenaza de un infierno en tierra. Estos últimos meses fueron eso, y sé que si volvemos será peor, siempre lo es.
Mis pulmones chillan sobre mi boca y siento como mis piernas se debilitan pero el saber de que si freno todo va a ser peor me hace seguir corriendo.
— ¡Señorita Littleton! ¡Señorita Ericssen! — escucho el canturreo arrogante de Scott perdiéndose en el viento, llamándonos a mi y a mi amiga.
Miro a Rachel, a quien se le nota el cansancio a kilómetros. Quiero alentarla para que siga corriendo pero, en cuanto logró que me mire, caemos por un pequeño barranco y termino perdiendo a Rachel.
Me levanto, mareada por el golpe que me di en la cabeza, y la busco a mi alrededor pero no la encuentro, quiero seguir buscándola pero saber que ellos están detrás mío me hace correr sin poder pensarlo dos veces.
Sigo corriendo, impulsándome con los árboles y sosteniéndome de ellos por breves segundos, pidiendo que no la encuentren, ni a ella ni a mi.
Me doy cuenta que estoy en el asfalto cuando siento mis rodillas desnudas caer sobre el duro cemento, raspándose a rojo vivo.
Me apoyo sobre mis manos e intento levantarme pero mis piernas fallan antes de que pueda dar un paso, haciendo que caiga de pecho contra el frío cemento. Mis ojos se cierran y, mientras ruego que ni Scott ni sus hombres me encuentren, todo se vuelve negro.
Zack golpea suavemente mis pómulos con su mano, despertándome de una molesta manera.
Me reincorporo rápidamente y es cuando veo los cuatro hombres y recuerdo a Scott que me levanto, con fuerzas dadas por la adrenalina, e intentando correr. Pero algo, o más bien, alguien me detiene.
Siento como a sus manos rodean mis esqueléticos brazos y el temor me hace temblar todo el cuerpo.
— ¿Dónde pensabas que ibas, linda? — me pregunta divertido y un sollozo escapa de mis labios — ¿Por qué la carita de perro mojado? — me cuestiona — Pensé que estarías feliz de verme. Mejor yo que un muerto.
En estos momentos, preferiría al muerto.
— Bueno. — me empuja para que caiga al piso, y así lo hago — Ya nos encargamos de Rachel, a ella le fue bastante mal, veamos cómo te va a vos. — dice mientras me obliga a voltear con su pie. Mira desde el costado detenidamente y decido mirarlo también. Le digo con la mirada que no me arrepiento de nada y que, si pudiera, en este momento lo estaría torturando.
— Creo que la rutina te la conoces ¿no, Sky? — dice con arrogancias mientras camina alrededor de mi cuerpo, cortando el contacto visual entre ambos — Ahora viene la golpiza, —frena de mi lado izquierdo y pisa mi brazo con su pie — ¿no es así?
Las lágrimas se adelantan a lo que va a pasar y comienzan a caer segundos antes de que él de su primer golpe con el puño cerrado, justo en mi pómulo derecho, haciéndome voltear el rostro para el otro lado.
Me pega dos patadas en las entrañas para luego parar y mirar a su gente impacientemente — ¿Me van a ayudar, o qué? — les cuestiona y los cuatro hombres que están allí comienzan a patearme en la espalda, piernas y estomago.
Ruego por piedad entre cada golpe hasta que algo los detiene. Una luz artificial hace que todos tomen sus armas y se pongan alerta.
Escupo la sangre que tengo en la boca mientras los escucho hablar con la gente del auto. No creo que me ayuden, esto ya ha pasado más de una vez, por lo general siguen su camino y me miran con pena antes de irse.
— ¿Quiénes son? — pregunta alguien con un acento sureño.
— Eso no importa ¿Qué tal si nos dejan seguir con nuestras cosas mientras se van? Será mejor para todos. — le advierte Scott actuando como si tuviese la delantera, ya que casi siempre lo hace.
— ¿Qué mierda creen que hacen? — pregunta un voz rasposa. Creo que me vió.
— No es de su incumbencia. Ahora den la vuelta y dejen esto atrás. — noto la tensión en el ambiente y sé que, quienes sean que hayan llegado, no dan indicios de irse — Sería una idiotes morir por esto. — le advierte con soberbia mientras me volteo con dolor en cada movimiento para solo lograr ver cuatro pares de pies y una de las dos luces de un auto, la otra siendo tapada por las piernas de Scott.
Logro ver, un poco más a la izquierda del vehículo una chica, siento como conectamos miradas, aunque no le pueda ver tan bien el rostro, y la veo avanzar unos pasos con determinación — ¿Quién es ella? — dice la chica y veo como Scott pone su pierna derecha más separada de la otra, como si me estuviese tapando.
— ¿Qué mierda creen que le están haciendo? — pregunta una voz mas profunda y rasposa después de casi un minuto en silencio.
— Parece que son simplemente estúpidos, ya que no entienden una simple cosa: no es su problema. — cierro los ojos ante el cansancio que me causa en los ojos la luz — Así que den la media vuelta, y váyanse. — el silencio se hace instantáneamente y llego a pensar que esas personas se están yendo. Pero, casi de la nada, escucho disparos, muchos disparos.
Escucho como algunas balas rebotan en el cemento o metal y otras llegan a su objetivo, matando a muchos de los que me tenían cautiva.
Siento como el cuerpo de George cae sobre mis piernas, haciendo que cada moretón y herida que tengo en ellas duela.
Los disparos cesan y lo siguiente que veo es a una chica de ojos verdes muy claros enfrente mío, haciendo contraste con el cielo que comienza a aclararse.
— ¿Estas bien? — me pregunta preocupada mientras saca al muerto de sobre mis piernas — Pobre chica. — murmura mientras me revisa.
Me altera la sensación de sus manos sobre mi cuerpo e intento hablar, pero cada célula que tengo está desecha, lo que no me deja hacer mucho más que respirar y pestañear.— Súbanla al auto. — ordena la chica y siento como una mano se posa sobre mi espalda y otra pasa por mis muslos desnudos, haciéndome sollozar al recordar cada atrocidad que Scott me hizo.
— No voy a lastimarte. — me asegura el castaño con ojos azules mientras me sube al vehículo.
Lentamente me recuesta en un sillón de lo que parece ser una casa rodante. Intento moverme y cubrir mi cuerpo pero con cada intento el dolor empeora.
Veo como el hombre que me trajo hace una mueca con pena al ver mi deplorable estado y me tapa con una manta que estaba cerca al entender que quiero cubrir mi desnudez.
Aunque no lo quiera e intente evitarlo, me quedo dormida en el transcurso del viaje, el cual no sé dónde me lleva.
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Hola, Mai[tén] acá, con una nueva y hermosa novela, con un nuevo y hermoso personaje. Sky Littleton. La "pobre chiquilla", según Daryl.
Será una historia corta pero con un largo camino. Subiré cada cinco o seis días y trataré que los capítulos sean extensos [pero no muy densos]. O que, por lo menos, sean de más de ochocientas palabras.
Si ya llegaron hasta aquí, ¿por qué no darle una estrellita al capítulo? No es que escribo tan mal [en realidad sí, es pésimo] Espera ¿Qué? [Nada] Ah, más te vale.
Disculpen, las voces.Bueno, nos leemos en unos días.
Besos ♡
Mai[tén]é
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Sky. [Daryl Dixon]
FanfictionEl cielo, durante el día, tiene muchas etapas; todas únicas y hermosas. Por eso ella se llama así, Sky. Al igual que el cielo, ella tiene distintas etapas y colores, todos únicos, hermosos. Todos igual de fascinantes para el frío cazador Daryl Dixon...