Capitulo 2. Rest.

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Me despierto al sentir una punzada en el pie. Amortiguo mi grito mientras pongo las manos en puños, así clavando las uñas en mi piel.

— Lo siento, lo siento. — dice la chica de los ojos verdes y noto que tiene un algodón y alcohol en la mano.

Un chico asiático se acerca y me da una pequeña sonrisa — ¿Querés agua, comida? — me pregunta. Asiento, un tanto mareada, desconcertada y desconfiada.

El chico se levanta y va a busca las cosas — Soy Maggie. — dice amablemente la chica de ojos verdes y espera a que conteste. Cosa que no hago, prácticamente obligándola a preguntar — ¿Podes hablar?

El chico aparece con un vaso y unas galletas caseras. Los recibo y le agradezco con la mirada pero no lo ingiero, solo me quedo mirando la comida — ¿Por qué? — les pregunto con una voz casi inexistente y ambos me miran sin entender — ¿Por qué me ayudaron? ¿Qué quieren de mí? — les pregunto, confundida y con miedo.

— Porque es todavía quienes somos. —dice el asiático — Podemos ayudarte y, por eso, debemos hacerlo.

Miro a mi frente, aún un tanto desconcertada. Tomo un poco del agua y siento como el vehículo frena minutos después.

Maggie mira por la ventana y una pequeña sonrisa se le forma en el rostro — Llegamos. — avisa una voz gruesa, pero no es la misma que antes.

— Estamos en Alexandria, es nuestra comunidad, una zona segura. — me dice la chica con una pequeña sonrisa.

— Daryl ¿podes llevarla? — le pregunta la chica al hombre que me había traído en brazos.

Intento levantarme por mi cuenta, tratando de evitar que me vuelvan a tocar, pero apenas me muevo mi cuerpo me hace sufrir con dolores en todos lugares que a alguien le podría llegar a doler.

Cuando lo noto, vuelvo a estar en los brazos del hombre con los ojos celestes — No intentes hacer eso. — me dice con la voz un poco más suave que en la ruta — Estás muy herida como para caminar.

El hombre, seguido por Maggie y el chico asiático, me lleva hasta una casa, pasando un pequeño lago en el camino. Aunque intento, no puedo relajar mi cuerpo hasta que abandonó los brazos del tal Daryl para estar en una camilla. Pareciera que esto es la enfermeria del lugar

Una chica rubia, un tanto regordeta y con anteojos llega a la habitación. Mira con cierto desconcierto al hombre que me trajo, esperando que le diga algo — La encontramos en la ruta... estaba siendo atacada. — dice Maggie y puedo notar su leve acento sureño.

La chica de anteojos se me acerca y me da una cálida sonrisa — Soy Denise. — se presenta. Intenta tocar mi pierna y la alejo con suma brusquedad, haciéndome doler el cuerpo por mi mala reacción — Tranquila no voy a lastimarte. — me dice confundida y la miro desconfiada. Ella afloja la mirada como si acabase de descifrar algo — ¿Puedo? — pregunta, indicando mi pierna.

Relajo suavemente mis músculos y la miro. Asiento levemente y trato no reaccionar sobre su tacto.

Pasa alcohol y otros desinfectantes por mis heridas, lo que me hace saltar suavemente con cada roce.

— Ahora necesitamos cocer la herida de la frente y la de la espalda. — dice mientras guarda y limpia los instrumentos. Dirijo mi mano derecha a la frente y siento una gran cortada abierta y sangrando. Supongo que me duelen tantas cosas que ya no se que me duele.

La doctora saca aguja e hilo, haciendo que mi cara se transforme en una llena de terror — Ha pasado por mucho, — dice Maggie al notar mi mueca mientras va apartando la aguja de mi piel — dejémosle unos días para descansar. — sugiere.

Sky. [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora