Capítulo 4. Mirror.

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Dejo caer mi última prenda sobre el piso del baño, quedándome en ropa interior, con cada uno de mis moretones al aire. Tomo el valor que no tuve las últimas siete veces y me miro al espejo. Me shockea la imagen que el espejo refleja de mi cuerpo y rostro tan golpeados.

Me acerco lentamente al espejo paseando mis dedos con suavidad sobre cada uno de los moretones y cicatrices que tengo encima, llegando desde mi cintura hasta mi cuello y rostro. Pasando mis dedos por la gran cicatriz de mi derecha, situada en el abdomen, a la altura de la cintura, pasando por que está en mi clavícula izquierda y luego por la que está en mi mejilla, a centímetros de la que está en la frente.

Veo en el reflejo los moretones que llevo encima, mi abdomen y brazos están llenos de ellos, dejando poca piel de mi color sin ser distorsionado por los hematomas.

Pero lo único que es diferente en mi no es solo los moretones y magulladuras, también cambie físicamente. Es visible que gane altura, mi abdomen está más extendido pero eso es probable que sea por la poca alimentación que tuve el pasado año. Mi pelo castaño ahora llega por mis omóplatos, y tengo más ensanchada la cadera. Mis facciones están más demacradas pero ya no tanto como hace meses atrás.

Aún con la mano sobre mi mejilla, la punta de mi dedo índice choca con una lagrima que bajaba por esta. Sorbo mi nariz mientras me alejo del espejo para ir a la ducha.

Saco mis ultimas prendas y entró a la regadera, regulo el agua para que sea de mi agrado y procuro no tardar mucho para no gastar tanta agua.

No puedo enjabonar mucho el cuerpo porque cada moretón duele. Salgo de la ducha y, a medida que me seco con la toalla, me voy vistiendo. Esta vez intento no mirarme en el espejo, ver cada una de esas cicatrices y moretones me recuerda cada cosa que me hicieron y prefiero dejarlo en el pasado.

Salgo del cuarto de baño y voy hacia la cocina mientras sacudo mi cabello con la toalla para que se seque.

Llego a la cocina y dejo la toalla sobre una silla para que se seque.

Agarro un pote y una cuchara, los dejo en la mesa para ir a buscar el cereal. Sirvo este en el pote lo vuelvo a guardar.

Me paro delante de la mesada, tomo la cuchara que está sobre esta y agarro un poco del cereal que está enfrente mio.

Todo es tan extraño aquí. Extraño bueno. Se ve como si nada de lo que pasó en el mundo hubiese ocurrido. Aunque me estoy acostumbrando, de a poco, todavía me es raro el cambio tan drástico. Uno pensaría que es difícil adaptarse a vivir en lo salvaje, cazar y seguir tus instintos, pero es más difícil volver de eso que llegar a ese punto.

Estos últimos días fueron buenos para adaptarse y conocerlos. No fue una mala idea quedarse con ellos al final de todo. No son malos, no lo parecen. No perdieron la humanidad durante esta guerra contra la muerte.

— Buen día. — me sobresalto al escuchar la voz del líder en la sala y luego lo miró, aún con la mano sobre mi pecho.

— Buen día. — Rick se pasea desde las escaleras hasta la mesada y se sirve una manzana de las que están en el frutero.

Michonne entra unos segundos después a la casa, junto a Carol y Maggie — Rick, — lo llama la morocha — estábamos en la despensas, — niega — no es como creíamos.

— Estamos consumiendo más de lo que deberíamos. — interviene Maggie — Los cultivos no crecen, tendremos que hacer una expedición antes de que Heath y Tara se vayan. — le dice la chica mientras se sienta en la mesada y me dedica, después de hablar, una pequeña sonrisa de saludo.

— Necesitamos comida y armas, Rick. — concluye Carol con preocupación.

Veo como Grimes toma el puente de su nariz pensando en que hacer con el problema — Saldré con Daryl, veremos que podemos encontrar por el área. — propone.

— La última vez que salimos no encontramos nada. — hace una pausa y me mira — Excepto a Sky. — termina Michonne mientras me regala una divertida sonrisa que devuelvo cortamente.

— Sobre eso... — miro los cereales y vuelvo a mirar a Rick — Se a donde pueden ir.

Rick frunce su ceño y se acerca a donde estoy — ¿Donde? — pregunta.

— Los que me tenían encerrada... ellos tenían muchas armas. — suspiro — No queda muy lejos de donde me encontraron, puedo guiarlos al lugar. — ofrezco con el ceño fruncido, un poco afligida por hablar de ese lugar.

— ¿Estas segura? — me pregunta Maggie con preocupación y asiento.

— Todavía quedan algunas personas, o eso creo, pero el lugar no esta muy asegurado, la verdad. — aseguró con simpleza — Si pude escapar, podemos entrar. — afirmó.

Rick acepta mi idea, con cierta duda pero suficiente confianza.

— Necesito que nos digas todo lo que sabes del lugar, todo lo que llegues a recordar. — asiento. Rick se va a la otra sala y vuelve, segundos más tarde, con una lapicera y hojas.

— Necesitaría que me dibujes unos mapas sobre el lugar y me digas dónde está. — asiento y tomo la lapicera, comenzando a trazar las líneas que recuerdo sobre el papel.

— Si todavía sigue ahí es mejor entrar por atrás, es por donde escapé. — aconsejó mientras comienzo a dibujar esa parte en el mapa.

☆ ☆ ☆ ☆ ☆ ☆ ☆ ☆ ☆ ☆ ☆ ☆ ☆

Y aquí viene el trama que tanto ansío escribir.

Sky yendo a donde la mantuvieron encerrada ¿Qué creen que va a pasar?

Espero que es haya gustado. Voten y comenten.

Besos ♡
Mai[tén]









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Sky. [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora