Prólogo.

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Respiré dos veces con los ojos cerrados tratando de llevar a mi ritmo cardiaco a su estado habitual. Miré a la puerta una vez más y me alenté a mí misma. Di un paso adelante y el miedo creció en mí de nuevo. No quería pasar esa puerta, no quería enfrentarme a lo que había al otro lado de esta. Intenté darme ánimos otra vez y me aproximé a paso apresurado para abrir la puerta.

Lo había hecho.

Ahora estaba adentro de la escuela. Mi primera clase iba a comenzar en 10 minutos y si quería llegar antes de que alguien que conociera me viera, tenía que apresurarme.

Una adolescente normal no tendría el patético ataque de ansiedad que hace segundos sufrí, mucho menos antes de asistir a un día de clases normal. Pero resulta que no soy una adolescente normal. Soy Adelaide Hudson. La chica rara del curso, la fea de la clase, la más gorda del grupo de chicas, la fenómeno.

Es cierto que millones de jóvenes odian asistir a estas instituciones por distintas razones: rebeldía, aburrimiento, flojera y más. Pero lo cierto es que lo mío iba más allá del odio. Lo mío era pánico. Cada día por la mañana le rogaba a mi madre que me permitiera marcar a las oficinas de la preparatoria y darles alguna excusa creíble para faltar. Pero ella no lo permitía. Intenté pedirle una transferencia a otra preparatoria en la ciudad, o en otro estado, no me interesaba. Pero ella siempre se negaba a escuchar mis razones. Siempre había sido así: encerrada en su propio mundo en el cual mis prioridades y yo no teníamos lugar.

Así que hace poco tiempo me limité a resignarme a vivir para siempre en este infierno el cual cualquier persona normal llamaría “vida”. Pero lo cierto es que día a día iba cansándome, mis ganas de seguir adelante se deterioraban cada minuto que pasaba en este lugar.

Algo duro con fuerza y velocidad se estampó en mi mandíbula mientras estaba absorta en mis pensamientos. Desprevenida, caí al suelo. Me tomó menos de un segundo enfocar mi vista para ver la cara de mi agresor enfrente mío.

-Natalia- susurré jadeando con la mano en mi mejilla. El miedo corrió por mis piernas subiendo hasta mi corazón haciéndolo latir desesperadamente.

-Adel, Adel, Adel… -dijo con media sonrisa. -¿Cuándo entenderás a no meterte en mi camino?

-¡No he hecho nada hoy!- dije desesperada.

-¡Cállate! ¡No me alces la voz!- lanzó una rápida patada a mi pierna derecha. Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. –Oh… ¿De nuevo vas a llorar?- su mano voló a mi cabello jalando de él con fuerza arrastrándome hasta donde me escondía hace unos minutos: el baño de niñas.

-Suéltame- supliqué con voz baja.

Ella se puso en cuclillas encarando mi rostro. –Defiéndete- me retó. Yo me quedé inmóvil en el piso, y miré mis zapatos.

Era obvio que  no lo haría. No la agrediría. Tenía miedo. Más lágrimas salieron de mis ojos y la chica delante de mí soltó una carcajada.

-Débil- escuché salir de sus labios antes de que su pie cayera con fuerza sobre mi estómago. 

Save me from myself. | Zayn Malik. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora