Capítulo diecinueve.

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19

Adelaide.

-Me gusta mucho tu cabello rosita- dijo Lauren detrás de mí mientras trenzaba mi cabello, con una voz tan dulce que me estremecía el corazón. -Yo quisiera haber nacido con el cabello rosita, así como tú.

-Yo no nací con el cabello rosita, Lau- dije con una risita.

-¿Ah no? ¿Y porque lo tienes así entonces?

-Pues, me lo pinté rosa- ella exclamó un "aaah". -En realidad mi cabello es café. Puedes verlo en mis raíces- con sus manitas separó mi cabello para ver mi raíz.

-Wow, es cierto- rió un poco. -Entonces, ¡yo también me lo puedo pintar rosita! Eso haré Ade.

-No puedes linda. Te lo maltratarías mucho, mejor espera a cuando crezcas.

Ella cruzó sus brazos molesta. -Todo mundo me dice lo mismo. Que para hacer cosas bonitas, como pintarme el cabello, debo esperar a crecer. Pues ya quiero ser grande- me giré a verla detenidamente.

-No tengas prisa- dije levantando su barbilla- porque cuando estés grande como yo, querrás estar chica como tú.

-¿Ah, sí?

-Sí, Lauren.

-Bueno- reí. -Te quedó muy bonita la trenza, voy por un listón para ponértelo y quedarás lista- yo asentí y ella salió corriendo escaleras arriba.

-Te adora- dijo Zayn a lado mío.

-¿Tú crees?- pregunté ladeando la cabeza.

-Claro, se nota- dijo sonriendo. -Hey ¿qué harás ahora?

-¿De qué?- pregunté confundida.

-Si... digo, ¿regresarás a tu casa? No es seguro que estés ahí de nuevo con ese malviviente ahí...

-Lo sé, pero no puedo desaparecerme sin darle una explicación a mi mamá- suspiré y me senté a lado de él en el sofá. -Voy a regresar.

-Pero...

-Zayn, conozco bien los horarios de llegada y salida de Rodrigo. Evitaré estar cuando él esté. Así no podrá hacerme nada.

-Bueno... y sabes que puedes venir aquí cuando quieras si deseas pasar el rato- sonreí.

-Claro, gracias.

-¡Aquí está!- Lauren bajó corriendo con un listón color blanco en sus manos. -¿Puedo ponértelo?

-Sí- la niña tomó con delicadeza el final de mi trenza y le hizo un moño lindo. -Muchas gracias, me encantó- le planté un beso en la mejilla. -Ahora... me tengo que ir.

-Boo- mencionó triste. -¿Volverás?

-Claro- dije sonriéndole. -Para peinarnos las dos todo el día ¿ok?- ella aplaudió feliz y me dio un abrazo.

-Adiós Adelaide- dijo feliz y subió de nuevo.

-¿Te puedo acompañar hasta tu casa?- preguntó ojitos. Un sobrenombre para él que se me vino directo a la mente debido a sus hermosos ojos.

-No es necesario- añadí.

-Por favor, no quiero que te pase nada- insistió.

Él caminó hasta la puerta y la abrió dejándome pasar primero. -Vaya, no me despedí de tus hermanas ni tu mamá. ¿Cuando regresen, les dices?

-Claro- dijo mientras caminábamos por las calles ya oscuras. -¿Adelaide?

-¿Sí?

-¿Algún día me dirás por qué repetiste año?

-Claro... porque mi madre me envió a Estados Unidos... y perdí el año.

-¿Y por qué te envió a Estados Unidos?- volteé a verlo con mirada suplicante.

-Hablamos de eso ya- advertí.

-Lo que no entiendo es, ¿por qué no estás lista para decírmelo?

-Claro que lo estoy. Pero tú no estás listo para saberlo, no creo que lo entiendas.

-¿Cómo puedes saber eso?- preguntó algo ofendido.

-Confía en mi Zayn, te lo diré algún día. Lo prometo- dije mirando el suelo.

-Está bien- guardamos silencio unos minutos y luego él habló. -Entonces, cuéntame algo más sobre ti.

-¿Sobre mí? ¿Para qué quieres saber sobre mí?

-Sé muy poco sobre ti, quisiera saber más- sonreí un poco.

-Bien, ¿qué quieres saber?

-Hum, no sé... ¿por qué decidiste teñir tu cabello rosa?

-No lo sé yo...- toqué mi trenza y la miré- supongo que fue un acto de rebeldía cuando mi madre me dijo que no me dejaba teñirme rubia. Quise darle una lección tiñéndomelo algo más drástico de lo que ella no me había permitido.

-¿Y no se enojó?

-Uff, sí... Me hizo un drama- reí recordando su rostro. -Pero a la semana se le pasó.

- Así que eres rebelde, ¿ah?- dijo en un tono gracioso.

-Era- admití. -Solía nadar contra corriente todo el tiempo. Siempre le llevaba la contra a todo mundo. Cuando alguien me decía algo hacía lo imposible por hacer lo contrario. Sentía que nadie debía decirme que hacer. Sólo yo misma.

-¿Y porqué no lo haces más?

-Me di cuenta que, por más libre y autosuficiente que me sentía nadando contra corriente siempre terminaría el doble de cansada y todo el mundo nadaría en contra mía. Pero tampoco quería ir junto con todo el mundo, siguiéndoles. Así que decidí nadar en mi propia corriente, al ritmo y sentido de los demás. Para que no me ataquen, y no termine cansada.

-Me gusta como hablas- dijo con una mirada curiosa. -Parece como que ya has vivido demasiado. No lo sé... me sorprende.

-Solo tengo 17 años pero a veces me siento de 40- mi voz se fue desvaneciendo al final de la frase. -¡Mira! Llegamos- dije al ver que estábamos enfrente de mi casa.

-Sí - musitó el moreno. -Adelaide, lamento lo que pasó hace días, espero me dejes ser tu amigo de nuevo, por que... a decir verdad me agrada mucho serlo.

-Claro eso... fue una estupidez- dije sonriendo al suelo. -Ya está en el pasado- miré hacia él y ambos sonreímos incómodos. -Zayn -dije mientras mis ojos se llenaban de lágrimas- gracias, salvaste mi vida. No sé que hubiera hecho si no hubieras llegado.

-Shh- me abrazó en cuanto vio la primera lágrima caer. Odiaba llorar enfrente de las personas, pero estas lágrimas no eran de tristeza. Me sentía emocional porque estaba muy agradecida con él. Lo abracé también. -No hay nada que agradecer. No dudes que si tienes un problema puedes contar conmigo-. ¿Hace cuanto no escuchaba palabras así? Hace años. Sentí tan lindo cuando me lo dijo, que sólo pude sonreír. Y sinceramente, era la primera vez que sonreía porque en verdad me sentía feliz, aunque fuera una felicidad momentánea.

Me separé de él y con su pulgar limpió mis lágrimas. Levanté la mirada a sus ojos y ahí... me quedé estancada, paralizada. Como era siempre cuando los veía. Y creo que él lo notaba porque seguía viéndome de esa manera, con una mirada que calmaba cada célula de mi ser. Sentía paz inmensa.

-Bueno yo... me voy, cuídate- por medio segundo, sólo medio segundo creí que él estaba a punto de besarme. Sólo besó mi frente y se fue. Lo vi desaparecer en la esquina y me senté en el escalón de la puerta con mis mil y un emociones revueltas.

¿Estoy loca? Bueno, sí... definitivamente. Pero ¿estaré más loca de lo normal? Presiento que empiezo a sentir cosas por Zayn y eso no debe suceder. Porque acabaré lastimada antes de que siquiera ocurra algo.
¿Por qué? Porque los chicos como Zayn (lindo, feliz, querido, normal) nunca se fijan en una chica como yo (rara y desequilibrada).

-Loca, inútil, suicida, gorda, fea, basura, estúpida, inestable, sin valor... ¿Sigo?- me sobresalté cuando escuché las voces otra vez. -Infantil, ridícula, sensible, invisible...

-¡Basta!- exclamé y me levanté para meterme a la casa.

Save me from myself. | Zayn Malik. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora